Ser anti es una cuestión de actitud, una forma de encarar la vida. Fundamentalmente, es llenar un vacío existencial con la figura selectiva de alguien a quien se odia. Ser anti algo no es lo mismo que tener un interés contrapuesto. Es, lisa y llanamente, no tener una brújula que nos marque qué es lo que queremos, pero sí qué es lo que no queremos. Esto nos lleva a un pequeño problema que es la posibilidad de que el deseo se cumpla. Y no nos damos cuenta que muchas veces se cumplió. Hasta hace un par de años, casi la totalidad del arco opositor centró en Néstor Kirchner el blanco a atacar. No se lo hizo ofreciendo proyectos alternativos altamente impactantes ante la opinión pública. No existió, tampoco, una crítica central a la estructura de las políticas implementadas, a sus cimientos, sino que se cuestionaron las formas adoptadas. De vez en cuando algún atrevido llegó a preguntarse en público sobre los verdaderos intereses que motivaban la adopción de una medida de gobierno, pero no mucho más que eso. El resto de la política se centró en Kirchner contra todos. Todos contra Kirchner.
Kirchner se murió. Y con su partida no sólo le demostró a sus acólitos que él no era eterno y que había que barajar y dar de nuevo rapidito, sino que sacudió a una oposición tan pedorra que había fundamentado su razón de ser en un mortal y no en proyectos superadores a los que criticaron. El cajón de Kirchner no sólo fue una postal de la orfandad de padre en la que cayeron varios que no conciben la vida sin un jefe que los proteja, sino que dejó al arco opositor sin su leit motiv. La existencia de la política se dividía entre los que amaban a Néstor y los que lo odiaban. El resultado, ya lo conocemos.
Cuando pretenden emprender campañas antigobierno cometen dos grandes errores. El primero de ellos es el sectarismo. Dan por sentado que gobierno y doctrina son la misma cosa. Esto va más allá del metro patrón que se utilice, es sólo una cuestión de odio sí, odio no. Seamos sinceros, cualquiera que haya aprobado Educación Cívica en la secundaria es consciente de la diferencia entre pegarle a un partido y pegarle a un gobierno. Al meter a todos en el mismo conjunto, justifican automáticamente lo mismo que hace el gobierno actual, que coloca a cualquier opositor en el grupo «gorilacipayogolpistadesestabilizadoragrogarca» por más que tenga tatuado el bombo del Tula en el pecho.
-¿Pero qué pretendés, RDP? Siete décadas de soluciones peronistas, una peor que la otra.
-Yo no pretendo nada, y hasta entiendo cierta bronca -y en muchos casos, la comparto- pero tampoco se puede suponer que el Justicialismo es un laboratorio del que salen políticos fallados. O sí, puede ser, pero no es el tema al que apunto en este texto. Hace ya bastante tiempo que es normal ver posiciones «anti» autojustificativa. Se es antikirchnerista porque son unos chorros, unos inútiles, unos prepotentes patoteros, unos mentirosos. Se es antioposición porque el ex oficialista Magnetto les marca la agenda, porque quieren volver al pasado caótico y un montón de cosas tan poco probables como que la pelea Clarín vs. Gobierno es por una cuestión de principios ideológicos. Cualquier anti tiene sus motivos, esto es una afirmación digna de Perogrullo y valedera. No existe el anti porque sí, aunque varios lo parezcan. Lo que sí marca la diferencia es el gasto de energías puesto en marcha hacia la nada.
-Yo estoy en contra de estos delincuentes hijuemilputas porque hacen todo mal.
-Nuevamente lo entiendo y hasta lo comparto. Pero la pregunta que debería hacer -incómoda, molesta, que nadie se hace- es si no son ellos ¿Quién? Ahí es adonde va mi idea central. Ser anti, no es lo mismo que estar a favor de otra cosa.
-Don Relato, no puede venir con este planteo. ¿Justo usted que no hace más que pegarle al gobierno hace cuatroscientos posts?
-Cuatroscientos cuarenta y cuatro con este. Mire, una cosa es hacer chistes, joder y putear al gobierno. Pero no los puteo porque no los puedo ver, porque me cae mal el color de pelo de Cristina, porque me da bronca que Boudou se encame con la colorada, porque son patoteros o porque chorean a cuatro manos. Mejor dicho, no los puteo sólo por eso. Son detalles, notas de color. Atrás de las puteadas vienen los reclamos, los intereses de algo distinto a lo que pretendo, radicalmente distinto a lo que prometieron y violentamente distinto a lo que predican.
Los representantes de la oposición, en cambio, han centrado sus discursos y ataques sólo en los últimos dos puntos y han dejado de lado -por olvido o, quizá, por inexistencia- los intereses de algo totalmente distinto. ¿Cómo van a mover el amperímetro electoral si proponen discursivamente lo mismo pero con matices? No recuerdo otro momento histórico reciente más aburrido en materia de debates políticos que el que nos toca vivir desde hace una década. Yo estoy a favor de la asignación universal por hijo, pero no me gusta que se use como se está usando, dice un Jacinta de Villa Ortúzar que después no entiende porque los pobres votaron al gobierno que les dio la AUH y no al Movimiento Republicano Tajantemente Argentino -MORTAJA- y no se da cuenta que cambiar el envoltorio no modifica el contenido. Justicia de merda, acá hace falta pena de muerte, sostiene Hermenegildo de Santa Rita, sin notar que esta misma justicia es la que decidiría quien vive y quien no, para después sorprenderse porque la mitad de los votos fue para el gobierno y no para la Alianza Social Capitalista Organizada -ASCO- que proponía aumentar el presupuesto para las Fuerzas de Seguridad, o sea, exactamente lo mismo que hizo el gobierno.
Nuevamente podemos caer en que los fines perseguidos por el actual oficialismo son muy distintos a los que uno pretendía, pero nadie propuso nada radicalmente distinto, y eso que no es tan difícil. Probablemente frenados por el qué dirán, pocos anónimos -y ningún político- se la juegan por decir abiertamente lo que piensan. En cambio, buscan cierto correctismo político cansador que vio su paroxismo el 27 de octubre de 2010 cuando dijeron, a coro, afinados cual canto gregoriano, que Néstor no era un hijo de puta que les cagó la vida, sino que fue un animal político, el último estadista de estos lares. O sea, nada que no dijera el oficialismo. De ahí para abajo, las ideas más osadas fueron la denuncia compulsiva de hecho de corrupción aberrantes y el reclamo de un gobierno transparente y honesto, sin darse cuenta que sólo con transparencia y honestidad no vamos a ningún lado -y los políticos transparentes y honestos vestidos de opositores ya deberían tenerlo por asumido- si no se proponen cambios radicales, ideas que modifiquen la matriz de la realidad que vivimos. Honesto y transparente fue Videla, por si alguno no lo recuerda, que en el festival de choreo de la última dictadura, no se quedó ni con el vuelto de un café. No sugiero que la corrupción no debería importarnos, pero en el ranking de preocupaciones del colectivo humano denominado pueblo argentino, está ubicado en el último vagón de la formación, detrás del plato de comida diario, la vivienda, la educación, la seguridad y el desempleo. Es triste que así sea, pero para cambiar una realidad es esencial entenderla y aceptarla. ¿Así y todo pretenden arrancar por la corrupción? Perfecto, pero luego no se quejen de que el resto votó al que le garantizó -discursivamente- el plato de comida para mañana. Pasado, vemos, pero ya votaron.
Ser anti es un sentimiento que carece de honestidad intelectual. Se está en contra de lo que hace el otro, de lo que dice y de lo que pareciera hacer, aunque esto coincida con los intereses de uno. Cuando me río del gobierno por la quita de los subsidios, no quiere decir que no esté en contra, dado que estoy
absolutamente a favor. Me río del discurso malogrado del gobierno y del conformismo de sus seguidores, que aceptan que la eliminación de los subsidios más el aumento de tarifas, no es un ajuste, sino una justa redistribución de la ayuda gubernamental a los que menos tienen. Sin embargo, nunca falta el que estuvo siempre en contra de los subsidios y hoy critica la quita de los mismos per se. No se enojan contra el doble discurso del gobierno que dice hacer una cosa y hace otra. Se quejan de lo que quisieron hacer ellos y no pudieron.
A grades rasgos, los voceros de la oposición no han hecho nada distinto a lo que hizo el gobierno en materia discursiva: escudarse tras el abstracto colectivo. No manifiestan lo que ellos creen, sino que dicen decir lo que el pueblo argentino diría si se animara a decirlo. Para el gobierno, los cuarenta millones de argentinos queremos un sistema proteccionista que impida que podamos comprar lo que acá no se fabrica. No lo dice Cristina, lo dice el pueblo a través de ella. Para la oposición, los cuarenta millones de argentinos queremos un gobierno transparente, no lo dice ninguno en particular, sino que lo decimos todos a través de ellos. Lo curioso es que cuando se producen puebladas épicas como en Famatina, deben pensar que fueron extraterrestres que cayeron en La Rioja. Nadie se acordó de la Barrick Gold hasta que no hubo denuncia. Nadie pensó en Osisko hasta que una parte de los riojanos se pararon de manos.
Más curioso resulta que, ante cada uno de estos eventos, el oficialismo diga que todo es una articulación de la oposición -en este caso marciana- para desprestigiar la alegría de la totalidad del pueblo argentino, mientras que la oposición supone que el oficialismo -en este caso, provenientes de Vulcano- son todos unos peronchos ladrones bancados por ánimas sin rostro que no conforman parte del pueblo argentino al que ellos -dicen- interpretar cada vez que hablan. El cagazo de decir «yo creo firmemente que» es grande, gigante, porque atrás de una afirmación individual, viene la responsabilidad. Y en el juego de la política, todos quieren participar con ayudita, haciendo trampa, jugando en modo novato sin aceptar las consecuencias del profesionalismo.
En estos días estamos viviendo un caso testigo que es el alejamiento cada vez más marcado de Moyano. El que tiene intereses contrapuestos con los del gobierno, se encuentra desorientado, mezcla de la alegría por la pérdida -por parte del gobierno- de quien les garantizaba el poder de calle, y el escozor de tener a un sindicalista ex aliado del gobierno de este lado de la calle. El antiperonista raso no solo desconfía de Moyano, sino que lo desprecia por el sólo hecho de ser negro y peronista. No mide el impacto político de capitalizar a un Moyano, que viene con muchos moyanitos que pueden paralizar un país con o sin apoyo de la CGT. No demuestran una alternativa superadora, hacen lo mismo que hace el gobierno. El cristinismo desprecia a Moyano, el anti también. No digo que no haya motivos para ningunear a Moyano, pero, con todo lo que hay para enrostrarle al Hugo, algunos argumentos dan cosita.
Para el folclore y la chicana de sobremesa, está todo joya, nos tiramos con las afiliaciones partidarias por la cabeza, nos tratamos de chorros peronistas, radicales incompetentes y nos arrojamos con las boinas blancas y los caniches del General. Pero a la hora de hablar en serio, el chascarrillo no puede ser colocado en plano de igualdad con los motivos para combatir o adherir a un gobierno. En esa bolsa caen varios, opositores y oficialistas. Es una cuestión de coherencia, no más. Si cada vez que el gobierno saca a relucir hechos vencidos que sólo pueden hallarse en algún libro de historia, queda mal que se los putee por eso mientras recuerdan que al abuelo lo echaron de la fábrica por no ponerse el crespón negro ante la muerte de Eva.
-Bueno, Relato, pero convengamos que no fuimos nosotros los que iniciamos esta división belicosa de estar a favor del gobierno o ser un apátrida.
-Una vez más estoy de acuerdo, pero no por eso vamos a justificar idéntica reacción. Es lo mismo que pasa en el fútbol. ¿O acaso usted no va a comer nunca más un asado con su amigo de Racing porque La 12 está enfrentada con la Guardia Imperial? El patoterismo y la violencia verbal hay que dejársela a los patoteros y violentos. ¿Con este gobierno no se puede de otra forma? Lo dudo mucho. Extremistas engreídos mucho más poderosos -y violentos en todo el sentido de la palabra- han caído y no fue por el propio peso de sus egos, sino por la organización de distintas corrientes políticas que no se oponían porque sí al gobierno, sino que tenían un vagón de proyectos diferentes, viables y que encantaron a una mayoría popular.
Nueve años de dilapidación de fondos publicos y privados convertidos en públicos, con prórroga eternas de una emergencia económica que no existió en los discursos y nos hizo creer que estabamos en la mayor bonanza de la historia argentina gracias a papá Néstor y Mamá Cristina, pero nadie propuso otra forma de financiar todas esas políticas asistencialistas con las que todos decían estar de acuerdo en su esencia, no así en las formas. Nueve años con alguna que otra denuncia -muy cada tanto- de algún muertito de hambre, generalmente en un pueblito perdido en el mapa de alguna provincia escasamente poblada sin que el gobierno haga nada. La oposición tampoco. Los medios oficialistas menos. Los medios enemigos del gobierno, curiosamente, ni por asomo. Nueve años aceptando día a día la marginalidad de las familias que mudaron sus casas a las calles, mientras la oposición se limita a mostrar fotos de Guillermo Moreno en las tablas con el índice inflacionario alternativo, sin proponer una sola idea para frenar la inflación, amparados en que no pueden resolver lo que no se reconoce. Hoy el gobierno avanza de a puntillas en una reforma constitucional que permita una requetereelección de Cristina. El arco opositor ya bajó los brazos a poder ganarle una elección y, en vez de buscar ideas superadoras, alternativas, salen a defender la misma constitución que atacan desde hace -exactamente- diecisiete años y siete meses. Curiosamente, esto incluye al Frente Progresista, que en su plataforma electoral -hace tres meses- proponía la reforma integral de la constitución y hoy se niega. Lo más peligroso es que centran su defensa-ataque en la necesidad de la alternancia en el poder, sin medir todo el resto de reformas que podría meter el kirchnerismo mientras los demás putean por un sólo artículo.
Ejemplos como estos hay miles, la inmensa mayoría, con idéntico final de mera queja por parte de quienes tendrían que proponer una alternativa, dado que para eso se los votó y para eso se les paga. Dada la situación reinante, entiendo la proliferación del antítodo. Pero esto también es peligroso si no se propone nada serio -o, por lo menos, poco serio, pero algo- a cambio. Porque el deseo de la desaparición de lo que odiamos, se puede llegar a conceder, y si no tenemos una alternativa viable, se las regalo.
Soy peronista, esto no es ninguna novedad. A mi no me define la contra. No me hice peronista por estar en contra del radicalismo, sino por estar a favor, casi platónicamente, de un movimiento que escasas veces me representó. Precisamente por ello, tampoco dejaré de sentirme peronista aunque el kirchnerismo haya conseguido que un montón de monitos que juraron nunca jamás votar al fascistoide justicialismo, hoy se sienta con la autoridad moral de llamarme gorila por no bancar al gobierno. A pesar de todo, no me mueve el sentimiento anti nada y eso me hace libre, dado que no guardo rencores. Porque antes que ser peronista, soy un hombre que cree que en política no hay enemigos, sino adversarios, independientemente de lo que mi adversario crea de mí. Y a los adversarios se les g
ana en la cancha. Uno tiene el derecho de usar su libertad como mejor le parezca. Algunos prefieren la libertad de ser antítodos. Otros, tal vez más de lo que uno cree, preferimos estar a favor de otras cosas, que no es lo mismo que sólo estar en contra. Algunos marginan a gente maravillosa por cómo piensan políticamente. Yo, en cambio, no aplico el derecho de admisión.
Después de todo, me divierto tanto en los asados…
Arranca febrero. Pisen el acelerador que, si nos quedamos en la puteada, nos dejan en pelotas.
117 respuestas
Hyspasia,
Me parece un aparato válido para Macri (también podría arreglar con Scioli, pero hay que ver si el PJ se lo banca).
Los otros que tienen despliegue territorial son los radicales, podés probar por ahí.
Y si no, tenés a Binner con su operativo de seducción a Moyano.
Si nada de eso te gusta, está el a tual cristinismo.
Y de última, el antitodo.
Y?: no te calentes campeon. Admitilo, para el Kirchnerismo el bienestar general es algo mas, como lo es también el aumentar 700% su fortuna personal.
Esta bien, si no es un dibujo puedo hacerte un power point
Excelente como siempre don Relato.
Me voy un poco de tema pero que inflado que me tienen con el tema MALVINAS!! Ahora rompen las pelotas con que vino el principe William y toda la bola.Yo pienso lo siguiente y lo pongo en mayusculas para que se lea bien y me importa tres huevos que me insulten o me digan lo que me digan, el dia que aprendamos a mirarnos mas alla de nuestros ombligos y nos veamos realmente como somos como pueblo y sociedad, ahi sera otra la historia.
AL MENOS EL PRINCIPE, GUSTE O NO SIRVE A SU PAIS COMO DEBE SER, ACA TENEMOS AL VAGO HIJO DE LA SIN TIROIDES QUE VIVE COMO UN PRINCIPE Y LO UNICO QUE HACE ES ROBARLE AL PAIS!
Forbidden Hacé el dibujo porque no entendiste nada, el ideal es el mòvil transformador pero no es el ùnico.
Y? Martín Maglio.
Para mí es un absurdo postular la escolarización como condición para recibir planes.
Los planes deben ser universales y entregarse sin la condición de ninguna contraprestación.
Tampoco debería computarse a quienes los reciben como ocupados o escolarizados.
Esa es la pata más careta de la AUH.
La contraprestación, así planteada, es beneficio de inventario para el Gobierno, que a cambio de entregar planes «dibuja» estadísticas y se fuga hacia adelante con el problema de fondo.
Y? ves lo que te digo sobre el uso del poder? La salud y la educacion son fundamentales
Educacion: se matriculan por el plan despues no van mas.
Salud: la perra y Scioli una va al austral y el otro a Francia
Dos días sin leer los posts y uno entre en realidades paralelas.
¿La Iglesia? ¿La Iglesia?
¿Hablan en serio?
¿La gente que se mete en tu vida, en tu cama, en tu mente?
Con todo lo que costó separar la Iglesia del Estado plantean recurrir a la Iglesia.
No lo puedo creer.
La Iglesia que apoyò a todos y cada uno de los golpes de Estado del SXX.
La Iglesia que estuvo de acuerdo con lo que fuera con tal de ir recuperando de a poquito incidencia en la educación, que Roca les habìa sacado.
Que fueron còmplices de torturas y de asesinatos.
Que su ùltima participación polìtica fue apoyar el golpe de Estado de Duhalde.
Es muy fuerte.
Sea lo que sea que haya que hacer, debe ser respetando la Constitución, la República y generando una forma nueva SU-PE-RA-DO-RA de lo existente.
No es con la ayuda de la Iglesia, gran defensora del status quo, reaccionaria y pro-ricos, que se va a lograr.
Lo siente, pero si esa es la alternativa, prefiero a los pigûinos, de acà a Lujàn.
Y? vos asumis que el poder es total, ese es tu pensamiento y decis que el poder para transformar la realidad es UN (uno entre otros)movil mas que importante. Deberias haber puesto el bienestar general es EL móvil del poder político.
Entendiste o te hago un dibujo?
Maglio hablaba de no generalizar el por qué del apoyo al Gobierno, con respecto a la escolaridad creo en sus datos y es preocupante.
Martin: esa es la realidad de la educacion ante el relato oficial que dice que aumento la matriculacion, que no diferencia entre eso, asistencia efectiva, enseñanza y aprendizaje concreto
Adenoz,
Lo del pronóstico a diez años es una respuesta en el mismo código de una de las muletillas de Lemmon.
La futurología es una seudociencia en la que no importa que el pronóstico se verifique (cuando llegue el momento ya a nadie le importará) sino su capacidad de persuasión.
Lo de la forma nueva de hacer política es un malentendido: hasta que el colorado no los castigó duro en la provincia, esta «nueva forma» no se verificaba.
Artemio lo sintetizó con crudeza: «falló el clientelismo».
Lo que hay es una voluntad de poder que supera a la de todos los opositores juntos, y con el impulso del deseo, la van manejando, torciendo el volante sin mayores prejuicios y desprendiéndose de los lastres que corresponda sin ningún prurito: una máquina de poder, más bien amorfa, cuyo mandato es la supervivencia; que pone en acto casi patológicamente la idea de que conservar el poder implica aumentarlo.
El caracter elegíaco que le das ya es propaganda. Como tal podemos juzgarrla desde su efectividad o desde la estética.
Mi crítica estética apunta a corroer esos dos pilares en un solo golpe.
Que es efectiva, cómo que no!
Pero precisemos: fútbol para todos, Bicentenario y Tecnópolis (seguramente en breve, los carnavales deberán contabilizarse en ese haber) son los pilares fundamentales, que combinaron la calle con la TV.
La ilusión que la mersada intelectual de 678, o de la patrulla perdida de Carta Abierta tienen de su importancia en la batalla cultrural, es exagerada.
Su campo es el de templar el corazón de la propia tropa; su mensaje no tiene alcance popular, baste como ejemplo el rococó de la escritura de Gonzalez, el rating de 678 o la tirada de Página 12.
Un análisis de los recursos que manejan arrojan un saldo negativo en la ecuación comunicacional.
Pero como el volumen es gigantesco, no se nota porque funciona.
Mientras la pata de contenidos del kirchnerismo esté en manos de mis colegas progresistas, no tendrá verdadera llegada popular.
Son muy moralistas, constipados, bajan linea sin entretener.
Exepciones: Capusoto, Los Sónicos, Proyecto Aluvión.
Respecto a mi propuesta de vertebrar el territorio apelando a la iglesia, me respondés con pruritos republicanos.
Es una herramienta llave en mano para aquel que la vea (Macri).
Es eso o capturar el aparato que hoy está agarradísimo de la liana de Cristina.
Que el kirchnerismo viene a cambiar todo como decís es discutible.
Cambio de manos digo yo.
Pareto, postulaba el 80-20.
Es un número arbitrario, pero indica que en la mayoría de los órdenes de la vida el 20 por ciento de algo se queda con el 80, y el 80 restante se reparte el 20 que queda.
Mi pronóstico dice que el cristinismo, de ser exitoso, producirá un cambio de manos en los recursos (burocracia estatal con funcionarios y «empresarios» amigos ricos) respetando la proporción paretiana hacia el resto de la sociedad.
Hoy mismo se verifica, en el reparto de la torta que se hace entre los aliados del «modelo».
Pero el modelo es frágil, depende de la cohesión que brinda (por ahora) Cristina.
Esa corte de hipócritas aplaudidores sobreactuados muestra en sus sonrisas la semilla de la traición.
De todos modos, y volviendo al sentido del post, nobleza obliga, no tienen competencia.
En realidad Ade, es como un metamensaje. Si cambian las variables , cambia el resultado. Si. Pero si solo se cambia la estética, la puesta en escena, se logra crear una obra en la que parece que todo cambia. Pero solo parece.
Es tambien un gran hallazgo: Se encuentra una forma de maquillar lo de siempre. Una forma que la mona vestida de seda realmente deje de serlo.
Creo que diste con un punto que es una gran discusión: Podes pensar que todo cambia, mientras otros pueden pensar que todo permanece disimulado, maquillado por ese «gran vestido de seda» que es el relato
Forbidden R Leyó el final?
«pero el poder y la posibilidad de transformar una realidad por una más justa es un móvil más que importante.»
Y?, no se trata de generalizar. Le tiro los datos específicos de la Media 9 de San Nicolás, provincia de Buenos Aires:
Bachillerato de adultos: 398 alumnos. 395 con planes.
Años anteriores: 2010, 510 alumnos. 2009, 516 alumnos. 2008, 556 alumnos. 2007, 627 alumnos. Es decir, la premisa de que los planes mejoraron la matrícula sólo puede ser en algunos distritos del conurbano bonaerense (en forma explícita). Además, antes sí se estudiaba y ahora no te hacen ni las tareas pautadas en clases. Y eso que ni le cuento la cantidad de faltas y abandonos que hay ya que los planes los cobran igual hasta fin del año. Luego se inscriben en marzo y vuelvan a abandonar cobrando hasta diciembre.
Los datos cruzados con la Técnica 4, la Escuela 31 y la Escuela 2 (mismo nivel) son prácticamente idénticos en estas cuestiones.
Del secundario-polimodal, los que ya tenían 18 y más años y votaban, decían lo mismo salvo los que no cobraban planes.
Es decir, no se trata de generalizar, son hechos concretos.
Y? te das cuenta, esa es la diferencia, tus políticos buscan el poder, nosotros queremos que busquen el bienestar general, o lo que es lo mismo usar el poder que les da el pueblo para bien de todo el pueblo.
Como siempre mostras tu hilacha fascista del poder por el poder
Almafuerte, ¿como le fué a Carrió? Imponer la agenda tampoco funciona, hay que dar la batalla ideológica. Lamentablemente los vientos no son favorables, pero si no la das cuando cambien los vientos nadie los va a provechar.
Flan casero Adenoz,encontrar cinco reconocimientos a este gobierno ,es tan dificil como encontrar cinco comentarios tuyo que tengan sentido
Marcelo2012