Enojada

Si algo hemos aprendido en los últimos años es que cada vez que un gremio recurre a la huelga, los únicos que se enteran son los usuarios del servicio que se ve afectado por el paro. Desde 2003 para acá, han habido innumerables huelgas en distintos sectores, que no han trascendido porque los medios no les dan cobertura, quizá considerando que si no hay un paro general, no pasa naranja. 
Incluso dentro de un mismo gremio, se ha convertido en habitual el individualismo por supervivencia al corporativismo amiguista, y se han producido paros en determinadas dependencias, no adhiriendo otras áreas afiliadas al mismo sindicato. A pesar de graves falencias denunciadas, tremendos agravios al asalariado, se ha vuelto algo normal que una dependencia estatal, o sucursal privada, recurra en soledad a la huelga, con la sóla representación del delegado gremial y sin apoyo del resto del aparato. 
Muchos sostienen que se debe a que la cercanía entre el titular de un sindicato con la patronal, elimina de plano el corporativismo verticalista al momento de solidarizarse con un reclamo dentro de un sindicato. Como eterno afiliado a cuanto sindicato se me cruce, puedo dar fe de otra campana de la misma iglesia. La cercanía entre la cúpula directiva de un sindicato con la patronal se ha convertido en una cuestión más de supervivencia y los paros sectoriales cuentan con la venia de la máxima autoridad gremial, como válvula de escape a la presión interna y como un mecanismo de advertencia. 
Hace pocos días hubo un paro de empleados en la AFIP. Los únicos que se enteraron del paro, son quienes tuvieron la desgracia de recurrir a realizar un trámite ante alguna seccional de la administración. En el Gobierno de la Ciudad, cada dos por tres hay paro en alguna dependencia del ministerio de Justicia y Seguridad y las únicas personas que saben del mismo, son los que tuvieron la mala fortuna de ir a presentar un formulario. Ejemplos como estos hay miles. Cada una de estas áreas del Estado tienen sus gremios, pero van al paro solitos.
Al revisar un poco la historia de los orígenes del sindicalismo argentino tal y como lo conocemos hoy -al menos en la teoría, no en las personas- es necesario remitirnos a mediados de la década del ´40. El que a esta altura crea que los sindicatos se hicieron automáticamente peronistas con la llegada del Coronel Perón a la Departamento de Trabajo en 1943, necesita urgentemente agarrar un libro de historia. Le hicieron la vida imposible y el único respeto que le tuvieron en un principio, se debió a que Perón intervino para que la Revolución de Junio dejara de reprimir a bastonazos cada protesta sindical. El 17 de octubre de 1945 fue un quiebre para la historia política, pero no tanto para la relación sindical entre Perón y los sindicatos. Si bien la Confederación General del Trabajo (CGT) ordenó el paro nacional y la movilización hacia la Plaza de Mayo, no los unió tanto el amor por Perón, sino el espanto a la posibilidad de volver a la informalidad, el trabajo en negro y la lucha salarial constante. Si Cipriano Reyes y Luis Gay vivieran, podrían dar fe de lo que fue la lucha por los espacios en el poder entre el movimiento obrero y los primeros años del peronismo.  
Con las políticas de seguridad y blanqueo laboral, los sindicatos engordaron su número de afiliados y apareció la tan temida burocracia sindical, entendible y lógica ante el tamaño de los gremios. Suponer que un sindicato con 150 mil afiliados debe aplicar la democracia directa para dirimir sus intereses, es pretender lo imposible. La profesionalización de la carrera sindical, la implementación del bienestar gremial y el crecimiento de las obras sociales, hicieron el resto. Así y todo, cabe destacar un pequeño detalle: entre 1946 y 1955 se produjeron 470 huelgas y sólo en la ciudad de Buenos Aires. Para quienes crean que, por ahí, los que fueron a la huelga eran gremios todavía no cooptados por el peronismo, agrego que los que más paros realizaron fueron los metalúrgicos, los petroleros, los textiles, Unión Ferroviaria y UOCRA. Incluso, un año antes del golpe de Estado de 1955, el movimiento obrero se convulsionó en protestas contra las patronales, dejando una y otra vez en claro que los reclamos salariales poco y nada tenían que ver con el respeto al entonces Presidente.
Que el aparato burocrático sindical -y no la lucha de los jóvenes idealistas- haya sido el principal actor en el retorno al país de Perón y el levantamiento de la proscripción, nunca quiso decir que le fueran a permitir hacer lo que quisiera. Eran años en los que fidelidad y obediencia debida eran dos términos que no se confundían en el entendimiento de la gente y la relación era como la de los miembros de una familia normal, en la que se mataban a insultos y reclamos, pero de la puerta para afuera se defendían entre ellos.  Obviamente, todo tiene un límite y ese se llamó Celestino Rodrigo, pero es parte de otra historia que mejor ni recordar.
Hago un per saltum y aparezco en los albores del siglo XXI, con un gobierno que creyó hacer equilibrio entre la burocracia sindical y el progresismo. En los últimos años se estableció la teoría de la no represión de la protesta social, que en un principio sonó a comprensión del reclamo, pero que con el tiempo se convirtió en un sencillo desinterés por todo aquel que se queje de algo. Esto, claro, tuvo algunas excepciones que van desde la burla hacia todo gobernador medio contrera que sufriera una protesta, hasta la represión brutal y violenta de las que les tocaban a ellos.
Del mismo modo que los hechos graves los han minimizado, los conflictos mínimos o impopulares los han magnificado de un modo infantil. Incluso el mal llamado lock-out patronal contra Cristina en 2008 fue un berrinche comparado con el que encabezaron los productores de 1976 y del que participaron comerciantes, industriales y otros prohombres de la democracia, varios de los cuales hoy son amigos íntimos del gobierno.  
El conflicto gremial de moda, el de Aerolíneas Argentinas, lo es porque lo tenemos en la puerta de entrada al país y porque quienes lo representan, han sido cercanos en algún momento a la gestión kirchnerista. Para quien no comprende la magnitud del reclamo, hay que aclarar que los dos gremios que protestan -APLA y APTA- están enfrentadísimos entre sí y, sin embargo, coinciden en este reclamo. En dos cartas distintas, los titulares de cada gremio -Jorge Perez Tamayo y Ricardo Cirielli, respectivamente- le pasaron factura a Marianito Recalde por haber suspendido dos vuelos a Madrid y por no haber cumplido con el 90% de los compromisos de inversión para reforzar talleres de reparación. 
Desde Aerolíneas esquivaron el bulto y dijeron que los que protestan son verdaderos parásitos prebendarios que amasaron fortunas incalculables. Que esto lo diga un pibito de La Cámpora que juega a ser ejecutivo, es como escuchar a Maradona quejándose del «café veloz», o a Silvia Süller acusando de trolas a las chicas de hoy en día. El Secretario de Transporte Juan Pablo Schiavi no quiso quedar afuera de la ronda de chistes, y contó que Aerolíneas perdió 20 millones de dólares por el paro. Sacando cuentas de lo que se va de subsidios para que Aerolíneas funcione, el paro les hizo ahorrar 10 millones de dólares a razón de dos palitos por día, pero esos datos no son buenos comentarlos a la hora de putear a los sindicalistas.
La Presi acusó recibo. Enculada, puchereando y enfundada en un batón negro, utilizó la reapertu
ra de la planta Newsan en Ushuahia -donde según sus propias palabras, «fabricarán esos televisores planitos»- para retar a todo el mundo, desde la clase media a la que tildó de boluda por dejarse llevar por el viento, hasta los empresarios, la prensa y sindicalistas. A estos últimos, les pidió que cuiden las fuentes de trabajo y que dejen de ser funcionales a intereses sectarios, contrarios al país. 
Partiendo de la base de que un sindicato existe, precisamente, para cuidar los intereses de un sector, acusarlos de hacer lo que les corresponde hacer debería ser tomado para la joda. Por otro lado, considerar que un reclamo sindical contra una empresa a la que acusan de inútil, ineficiente y corrupta, es afectar los intereses del país, es confundir el interés colectivo con el individual, el beneficio de todos con el de ella. 
Más allá del reclamo sindical de un sector, el funcionamiento de Aerolíneas Argentinas es una joda. No puedo pensar otra cosa si consideramos que no hacerle paro a AA es cuidar los intereses del país, mientras que los cipayos apátridas de los que protestan exhiben documentación que prueba que se pagan 300 mil dólares mensuales por dos aviones que dejaron de prestar funciones hace cinco meses. 
A mi, desde el punto de vista de usuario, el conflicto de Aerolíneas me importa menos que la tasa de turismo en Guinea Bisseau, pero al ver que la fiesta la garpan con la mía, me empiezo a calentar. Lo divertido del asunto es ver como los mismos gremialistas que antes eran amigazos del modelo, hoy se les plantan de mano y el gobierno se siente traicionado. ¿En serio se creyeron que eran incondicionales? ¿De verdad pensaron que los podían tener por siempre de su lado como hacen con los monitos que contratan? En serio lo pregunto: con el poder que tienen los gremios -y la caja que manejan- ¿De verdad se lo creyeron?
Los gobiernos pasan, los sindicatos quedan y sus caudillos no dejan de tener poder ni en cana. A los gobernantes se los llevan las crisis, a los sindicalistas, la muerte. No es muy difícil de entender, menos habiendo vivido en Argentina las últimas décadas ¿No?
Martes. Dos posts al hilo. Me siento con quince años.

Si querés que te avise cuando hay un texto nuevo, dejá tu correo.

Si tenés algo para decir, avanti

(Sí, se leen y se contestan since 2008)

59 respuestas

  1. En un país donde los sueños se convierten en realidades inalcanzables, y las realidades pasan de ser algo digerible para convertirse en pesadillas interminables.

    Donde los buenos no son y los malos disimulan.

    Donde la esperanza se vuelve impotencia y la ilusión de mejorar un pronóstico reservado apto para una terapia intensiva.

    Donde a los que piensan los llaman locos y a los que se evaden son tildados de idiotas.

    Donde el caos y el desatino reinan para el bien de los avivados y la resignación de los que no entienden.

    Es lógico que nos encerremos en nuestro cubículo interior para defendernos.

    Pero si logramos emerger de la anomia que nos paraliza quizá podremos encontrar al hermano que nos necesita, más allá de las divisiones y las heridas que hemos recibido de forma tan gratuita e injusta.

    Antes que nada «somos». Nada ni nadie nos quitará la fuerza. Al contrario.

  2. Y? No fueron 8 anos de exitosisimo modelo y viento de cola suficientes para borrar lo que hizo mal de la Ruina?
    Los fondos de las AFJP no alcanzan?

    Pasa que somos argentinos peronistas….eso es lo que pasa.
    Ya nadie se acuerda de Candela…ahora aparecio Tomas….y en el mismo lodo….zafa Jaime, zafa Recalde, zafa Eugenio todos zafan….Pizza con Champagne 2

  3. Y? No fueron 8 anos de exitosisimo modelo y viento de cola suficientes para borrar lo que hizo mal de la Ruina?
    Los fondos de las AFJP no alcanzan?

    Pasa que somos argentinos peronistas….eso es lo que pasa.
    Ya nadie se acuerda de Candela…ahora aparecio Tomas….y en el mismo lodo….zafa Jaime, zafa Recalde, zafa Eugenio todos zafan….Pizza con Champagne 2

  4. Andy Nos alimentamos de imposibles

    La utopía está en el horizonte
    . Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para seguir caminando

  5. Y?:»venimos del desastre del radical De La Rúa»: el mes que viene se cumple el décimo aniversario del helicóptero, hace 8 años que gobiernan ustedes EN MEDIO DE UN CICLO ASCENDENTE ¿¿¿y seguimos en la coyuntura y la emergencia???

  6. y?nutil, el mercado de lo único que tomo nota, es que subieron la cotización oficial y ademas liberaron las ventas.

    El salario del mas desprotegido esta desprotegido, gil de cuarta un 35% de inflacion en un año te masacraron los aumentos que el negro consiguio.

    Ahora te quiero ver cuando moreno le diga al negro que la paritaria la va a hacer con el cuadrito ese que pinta el indek todos los meses.

    Particularizando, jajajajaja, zafaroni en caballito con 600 m2 y pileta va a pagar lo mismo que el portero de rivadavia 5690, esto es un tarifazo, acordate inutil, A = A.

  7. Massa lo que usted le llama despilfarro son en realidad políticas tendientes a no tocar el poder adquisitivo de los más vulnerables, no se olvide que venimos del desastre del radical De La Rua y por cuestiones de coyuntura y urgencia los subsidios fueron para todos de a poco se irán particularizando y se dejara de subsidiar a los que tiene poder adquisitivo alto, viene diciendo desde hace rato que es una verguenza lo poco que pagan la energía los sectores pudientes, ahora que se hace algo al respecto se quejan y lo llaman ajuste.

    Prinz siguen con los pronósticos agoreros que nunca se verifican, no aprenden mas! y no nos van a correr ni por derecha ni por izquierda lo que haya que hacer se hará, hay espalda para eso.