Épica

Caminaba por Almagro con apuro por arribar a una reunión tempranera. Todavía no entiendo como hay gente que pretende que uno llegue a horario fijando citas en lapsos del día en los que daría mi reino por una hora más de sueño. Doblando en la esquina, observé que en el patio de un colegio estaban los chicos en pleno recreo. Hubiera sido un momento más de esos que uno observa y a los pocos minutos olvida si no fuera por esos detalles que nos llaman la atención. Dos purretes de no más de 8 años estaban boludeando con el celular, para luego guardarlos en sus bolsillos y pegar un grito de guerra: ¡La lleva Lautaro! 
De golpe, ese lema infantil transgeneracional me congeló y me dediqué a disfrutar de la batalla en su efectiva modalidad «Mancha Puente.» Yo que pensaba que estaba todo perdido, en cinco minutos me di cuenta que había algo que me conectaba con esos chicos. Las ganas de jugar y compartir momentos que nos distraigan del agobiante oficio de pasar una hora escuchando a la maestra que encima no nos corresponde en nuestro enamoramiento shakesperiano sigue presente en los infantes. De más está decir que a la bendita reunión llegué tarde.
Esa misma semana, concurrí a un centro de recreación adolescente en el Barrio Rivadavia I, ubicado donde nace el Bronx porteño, allá por Cobo y Curapaligüe, limitando con la siempre pujante villa 1-11-14. Me gusta ir a esos lugares y crear vínculos de complicidad con los pibes, que tienen la misma angustia que cualquier mocoso de otro estrato social, pero en distinta escala. Si hay algo que une al joven egresado del Cardenal Newman con el muchacho del Bajísimo Flores, es la angustia por el mundo en el que les toca vivir, sabiendo que pertenecen a un extremo de la sociedad y sufrirán la estigmatización cada vez que pretendan integrarse al mundo del común de la clase media, independientemente del éxito económico. 
Después de un par de horas de entrar en confianza, nuestras charlas pasaron de superficiales a profundas. Pibes de 14 años preocupados porque el Bocha anda zarpado con el paco y angustiados por que al abuelo de uno de ellos lo fajaron por no tener para abonar el «peaje» en una de las calles internas del barrio. Pablito, el más curtido, tiene 16 años y me mostró los cuadros que hace con pedazos de venecitas y trozos de espejos que le trae su viejo de las construcciones en las que trabaja. Su sueño es terminar la secundaria pronto y estudiar Bellas Artes. Escuchar hablar de Klimt en boca de un adolescente, cuando el paisaje que nos rodea es de autos irreconocibles y casas sin fachada, es desorientador. Al cabo de un par de horas de mate y hip-hop me despido, mientras ellos acompañan a Julieta, Jonathan y Manuel a la frontera con el barrio Illia para evitar que la rivalidad entre complejos pueda perjudicar a sus amigos. Al día siguiente, muchos se enfrentarán en un partido de fútbol interbarrios, a matar o morir. 
No pude evitar hacer la transpolación mental y recordar las batallas épicas de mi adolescencia, donde el «A contra B» dejaba lugar a la unidad del colegio para enfrentar al Calasanz en algún intercolegial. No dormíamos las noches previas, nos temblaban las manos de la ansiedad antes de entrar a la cancha y sabíamos que íbamos a dar todo por nuestra camiseta bordó. Luego de ello, íbamos a pasarnos el resto del año destruyendo el colegio de a poco, desafiando a las autoridades y pensando cuál era la mejor forma de hacernos una rabona generalizada y que el traga de turno no fuera a clase cagándonos la estrategia. Sin embargo, en esos fin de semanas de enfrentamientos contra el rival del barrio, éramos todos caballeros dispuestos a dar la vida por el honor de nuestra despreciada institución. 
Es normal que todos, sin importar nuestra edad, creamos que la juventud ya no es lo que era antes. No es otra cosa que lo que pensaban nuestros padres de nosotros, nuestros abuelos de nuestros padres y así hasta llegar al primer cavernícola que se le ocurrió cocinar un pedazo de carne en vez de comerlo crudo como lo hacían sus progenitores. Lo que nos hace creer que nuestra niñez y adolescencia fueron únicas, es la imagen romántica que guardamos de ella. Es un recuerdo del misticismo de rebelarnos ante alguna figura de autoridad, es el fumarse un pucho a escondidas de los padres a sabiendas que nos partirían el culo a patadas y a algunos les romperíamos la ilusión de un hijo sano y perfecto. Lo es también el juntar ganas durante meses para encarar a una mina que nos termina rebotando, protestarle al profesor de turno porque lo que nos enseña nos nos sirve para lo que vamos a estudiar en la facultad aunque no tengamos idea de a qué nos vamos a dedicar, desafiar la disciplina del establecimiento luciendo orgullosos los cinco cardos que tenemos por barba, colarnos en cuanto asalto exista aunque no conozcamos ni a la eventual anfitriona, copar fiestas de egresados de colegios en los que no conocemos ni al portero y ocultar con soberbia adulta y tremendas dosis de joda el cagazo de terminar quinto año.
Todos guardamos con cariño recuerdos de aquella etapa en la que vivíamos confundidos y mandándonos cagadas. Inluso yo -que hasta los 15 fui un gordo con cara de boludo, y luego de bajar de peso, pasé a ser un flaco que conservaba la cara de boludo- me pongo en nostálgico con aquellos años de cambios corporales y sufrimientos existenciales. 
Quizás, lo que nos trae una sonrisa acoplada a aquellos recuerdos es la épica de hacer igual las cosas sin importarnos el peor de los enemigos humanos: el temor. Obvio que teníamos miedo, pero no nos importaba. No hay lugar donde se desarrolle más el instinto de supervivencia humana como lo es el ámbito estudiantil, donde se da una estructura jerárquica marcial solo visible en las Fuerzas Armadas, donde el patio central es de quinto y los de primer año ven como señores a los de segundo. En ese círculo interno de los claustros estudiantiles, el instinto animal huele el temor. El hombre se muestra primitivo casi por última vez antes de disfrazarse con un saco y una corbata. Nos dejamos gobernar a un 100% por nuestras emociones y el que no se defiende, siente que se le acaba el mundo. 
Estas experiencias vividas en los últimos tiempos -algunas buscadas, otras accidentadas- me recuerdan todo el tiempo que la juventud no es mejor ni peor mientras pasan las décadas. Psicópatas existieron siempre y seguirán existiendo, al igual que el langa, el traga, el vago, el roñoso, el líder natural del curso, el ladero del líder, el chupamedias de la autoridad, el acomodaticio y el gordo boludo. Siempre estarán, generación tras generación. La evolución tecnológica no nos perdona por una cuestión lineal del paso del tiempo y debemos agachar la cabeza y resignarnos con cierta envidia a que mocosos de 8 años tengan celular y sepan usarlo mejor que nosotros, así como en 1980 nos resignamos al Atari y los fichines, en los 70 a los melenudos roñosos esquivando a los peluqueros uniformados de azul, en los 60 a las minas que empezaron a mostrar las gambas, en los 50 a los muchachos que usaban gomina. Si a principios de siglo veían con desprecio a los pibes que no se dejaban barbas y mostachos de alcurnia, quiere decir que algunas cosas nunca cambian. Sin embargo, mientras me salen canas al ver a mi hijo en jardín de infantes usando la computadora mejor que yo, se me dibuja una sonrisa imborrable cuando quiere enseñarme las reglas de las escondidas.
Quizás nosotros deberíamos dejar de recordar con nostalgia aquellos hormonales años y rescatar lo que nos mantenía a salvo: Deprimirnos por pelotudeces y cagarnos de risa de las cosas preocupantes, hacer locuras por impresionar a la minita que nos gusta, delirar a quienes dicen que tienen la autoridad para decidir nuestros destinos y dejar la vida por defender nuestros espacios en un A contr
a B. Total, al final de cuentas, suena el timbre y volvemos a nuestras casas, furiosos por nuestros contrincantes, pero orgullosos de nuestra escuela. Esa escuela en la que queremos humillar a sus directivos, pero a la que nadie quiere más que nosotros. 
A pesar de la Rectora.

¿Y vos? ¿Cómo recordás tus primeras dos décadas?

Miércoles. Nos sobran preocupaciones. Nos faltan más rayuelas, elásticos, manchas, escondidas, carritos a rulemanes, autos con masilla, asaltos y quemados. Nos falta dejar la vida por lo que nos importa. Nos falta épica.

Si tenés algo para decir, avanti

(Sí, se leen y se contestan since 2008)

61 comentarios

  1. Me equivoque de foro ??? que le paso don relato le agarro la regresion ??
    Sabe que… tiene razon recordar las primeras decadas en como decir,asi me puse en marcha para vivir…
    Yo estudie magisterio en el M Acosta por una razon puramente economica mas que vocacional (mis primas mayores que yo eran maestras y mi vieja no tenia guita para comprarme libros )
    Paralelamente estudie musica y termine mis primeras decadas ganandome el mango (y bien que me lo ganaba) haciendo shows con un grupo y un cantante mmmuuuyyyyy conocido.(no dare mas datos por respeto a los fans)
    Pero me verdad es que hiciste que aunque sea en esos momentos en que te leia, me pasaran esos años por delante, y te digo que los prefiero, por mi y por los mios.
    Con todas las carencias que podia haber (olvidate que hubiera precios para la soja como ahora) los pibes no se paqueaban, todo era como mas naif… que se yo, se me pianta un lagrimon.
    Saludos y «sempre avanti»

  2. Agarrar la bici e ir a pescar, el picadito bajo el poderoso influjo del chicle jirafa para luego comprar un coca de vidrio y tomarla entre todos. En ese picadito se veía el primer atisbo de seleccion natural, luego del pan y queso al elegir compañeros de equipo quedaba patente la valía de cada uno, los últimos elegidos se bancaban estoicamente su posició, hoy son capaces de hacer participar a la psicóloga social para evitar que el niño no tenga traumas.

  3. Ahh qué mal Relato, hacerme acordar esas épocas, ojalá ahora tuviéramos esas preocupaciones y no las actuales, qué buenos tiempos.
    Los asaltos en casas de chicas que ni sabíamos quiénes eran, con criollitas con paté jajaja.
    Volver de esas fiestas a las 3 de la matina (se empezaba temprano en esos tiempos), caminando por Fondo de La Legua, o esperando en la estación Villa Adelina que empiece el 78 el recorrido, a las 4 am, ahora ni en un Leopard lo haría.

  4. La verdad, me encanta lo que escribis… es muy cierto tambièn lo que decis sobre nuestros años de adolescencia… yo tb pase de ser la gordita boluda a la flaca boluda jajaja…

    Ojala se puediera volver aunq sea un día a los tiempos del secundario, a los phillips de 10 a 0.90 cts fumados a escondidas en la plaza de Banfield… a vivir con menos preocupaciones…

    groso loco, te re banco.

  5. Me mató la analogía final con el «Gran Colegio» al que todos pertenecemos, aunque estemos en distintas divisiones.
    Cada vez mejor, capo.

  6. La última escondida
    Estábanos casi todos. El Dante, el Rúben (con acento en la u}, Angelito, Roberto, El gordo Omar, Pedro y varios más. Ya empezaba a anochecer y, aunque algunos ya no vivían en el barrio, logramos reunir a la mayoría junto con Gustavo, mi hermano. Dieciséis era el promedio de edad, por lo que la oscuridad que se venía iba a amortiguar la inhibición de algunos.
    Fuimos haciendo los sorteos correspondientes y Angelito quedó como perdedor. Colocó el antebrazo en la pared de la casa del viejo Juan y, apoyando su cabeza de manera que sus ojos quedaron cubiertos, empezó a contar hasta treinta y uno, finalizando con el consabido «no cuento ni para uno ni para dos, el que no se escondió… Se embromó!». Y salió a buscarnos.
    No hubo necesidad de «el último salva a todos», no hacía falta. No hubo una segunda vez. Fue simbólico.
    Al final fuimos al kiosco de Tabonne y, mientras corría la birra, le dijimos adiós a la escondida y a lo que restaba de niñez.
    Era el ’76.
    Había unos tipos que buscaban a otros que querían seguir escondidos, porque sabían que nadie los iba a salvar. Ni siquiera el último.

  7. Me crié en Flores, en la zona de las llamadas «casitas baratas», esas que tienen como 70 pirulos en manzanas cortísimas entre Varela y Carabobo.
    Me hiciste acordar a los partidos que se armaban contra los otros barrios y que dirimíamos con una pelota destruída pero que para nosotros era mejor que la del torneo Nacional. Más de una vez terminábamos en batallas campales y allí, el gordo Mario peleaba a la par de nosotros. Pensar que se pasaba el resto de los días haciéndonos la vida imposible!
    Pensar que ahora dejamos de hablar con amigos por culpa de defender o atacar una forma de pensar la política…
    Ya que estamos, también recuerdo cuando mi viejo me trajo mi primera bici y se me pone la piel de gallina. Era perfecta para mí, aunque no tenía el asiento banana que marcaba la tendencia de aquellos años.
    Me encantó, me hiciste emocionar. Gracias por el viaje

  8. muy bueno el `post. mi vida transcurria en pompeya, donde por las tardes veia pasar a los obreros que salian de las fabricas, ojo no es poetico es posta lleno de laburantes, cuanto avenida roca era roca y no rabanal que nunca hizo un carajo por el barrio aunque nacio ahi.jamas habia robos, venia por la noche de bailar me pateaba como 7 cuadras y nunca me paso nada, hoy ya no vivo ahi, pero hasta de dia da cagazo andar.

    salu2 recorda2

  9. Relato, relato, cuantas veces te tengo que repetir que la pastillita que tenes que tomar los dias de semana es Sacarsmol biotic y no Bio Nostalgiol… Te esta agarrando el viejazo amigo?…
    Por lo menos hoy no puteamos a la que te jedi. Saludos

  10. Gracias, Relato. Me llevaste otra vez a la adolescencia y a esa escuela industrial (cuando todavía se creía que este era un país que podía producir algo más que soja). Cuando los pendejos no tuteaban a sus profesores. Cuando el que se rascaba el higo durante el año se iba irremediablemente a diciembre o a marzo, y mejor que aprobase porque el patadón de su viejo lo remontaba en el aire, en lugar de ir a fajar al profe que reprobó al nene. Cuando una amonestación no era «autoritarismo» y curaba al borrego más incivil. Sigo RDP hace un tiempo y esta es la primera vez que escribo, algún disparador debe tener la nota. Saludos

  11. Ambroise: Es una cadena de disparadores. A mí me hicieron eco una sumatoria de echos (los chicos jugando a la mancha, mi hijo enseñándome a jugar a las escondidas, el espíritu fraternal del Barrio Rivadavia) y derivó en estas conclusiones. Me alegro que mueva otras cosas.

    Saludos!

  12. Impresionante…un regreso involuntario a una época maravillosa…todos éramos felices aunque pocos lo supiéramos!!! Te abrazo fuerte Relato, me hacés bien !!!!!.-

  13. Recuerdo 1980, cuando le compraba a la gorda Norma del kiosco de mi colegio paranaense una botellita de Coca-Cola (de vidrio) por una monedita (metal) de $100…pienso como mis hijos en un par de años más, van a comprar en el kiosco de su colegio porteño su botellita de Coca-Cola (de plastico)por un billetito (papel) de $100…y noto que, en medio de fenomenales cambios, nada ha cambiado mucho, dejando de lado que todo se ha puesto un poco mas berreta.

  14. Yo era el gordo boludo y ahora tambien soy el gordo boludo.
    Hay muchas cosas que se han mantenido constante desde mis primeras dos decadas a saber:

    1) Los peronistas siempre entorpeciendo todo. Desde el 83 para aca no hicieron otra cosa que gobernar o meter palos en la rueda

    2) La pauperizacion de la clase media. No para de caer la clase media tanto economica, como socialmente.

    3) La falta de compromiso y trabajo duro. Ahora el que labura es un logi. Antes te rompias el alma para llegar al taunus 80. Ahora como no te alcanza te compras la play y listo.

    4) Los radicales siguen igual de opas. Salvo el Chacho y Balbin….del 70 para aca nada muchachos…nada ni Nito Artaza ni Luis Brandoni.

    5) Los zurdos continuan en su escalada de estuupideces. escudados en una mediocre clase media y una clase baja que pobre…hace lo que puede….son del que les tire el mignon y la cerveza. Por eso la proxima guerra (nueva? vieja?) sera entre peronistas y zurdos. Se pelearan por el modus operandi.

    6) Julio Grondona fue, es y sera el presidente de la AFA.

    7) En los 80 eran las gatitas y ratones y los programas de olmedo….hoy te cascas con Tinelli.

    Siempre te banas en el mismo rio….

  15. «Todo tiempo futuro será mejor»; esperanza progresista.

    Volví al país en 1980, con 14 años, y me tocó completar el secundario en el ocaso del proceso.
    La misión: ocultar el pelo largo.
    El preceptor pasaba pupitre por pupitre midiendo e indicando corte con amenaza de amonestaciones.
    Así que, a propósito de la autoridad, lo tomábamos de punto.
    El amrgo era el responsable de poner el disco de «Aurora» cada mañana.
    O llegaba dormido o simplemete era un boludo porque caía todo el tiempo…. La gracia era cambiar la velocidad de 33rpm a 45 rpm, así, cantaban las ardillitas.
    Fue gloriosa la esmerada maniobra de cambiarle el disco, pegándole la etiqueta de otro disco de Aurora. Nunca supe quién fue el héroe (seguramente alguien de quinto) que hizo sonar a Palito Ortega esa mañana de invierno.
    Pero había mucha violencia contenida.
    El día de la primavera la joda era prender pastillas de gamexane en Pumper Nic o ir a cagarse a piñas con los del Roca (yo era del Reconquista), en la estación Belgrano R.
    Lentamente volvía la política al colegio, de la mano del PC, con su propuesta de pacto cívico militar.
    Yo ya estaba fascinado con el surrealismo y prefería creer en el poder revolucionario del arte.
    Tenía mis grupos, el MOCOSO (movimiento contracultural social) y LOS ENVIADOS DE DADA, con los que interveníamos pintadas políticas callejeras. Como los Vergara (¿alguien se acuerda?), nuestros competidores, que tuvieron la osadía de derivar una jugosa economía del mismo juego.
    Éramos flor de pelotudos, pero nos divertíamos de verdad.

  16. En lo personal no siento nostalgia. No me gustaron mis dos primeras décadas, y en general creo que olvidamos que la niñez es el territorio del miedo, así como la juventud es sinónimo de impotencia y frustración (queremos todo pero no podemos ni sabemos).
    Hay un cuento de Ray Bradbury que transcurre en el sector de juegos infantiles de una plaza, y al final se revela que la plaza es el infierno al que fue condenado el protagonista.

    Lo que sí me genera nostalgia es la pérdida inevitable de algunas cosas. Pero el tiempo es así. Casas que desaparecen, calles y lugares que se desdibujan hasta esfumarse, costumbres imposibles como la de jugar en la vereda el día entero, ir en bicicleta o colectivo a los once años desde casa hasta la loma del peludo y sin necesidad de supervisión, guardaespaldas ni remises. La escuela pública, que era la mejor opción (la privada era para repetidores y rechazados), la convivencia con chicos provenientes de distintos niveles sociales, económicos o educativos, todos juntos.

    Faltan también algunos olores y sabores que no volví a encontrar más. En verano en la ciudad había mariposas, y a la noche luciérnagas.

  17. peon,

    continuo…

    8)Araujo y Julio Ricardo siguen haciendo el ridículo en la TV. Sólo que ahora lo hacen para todo.

    9)Adenoz ,fue , es y será un pelotudo.

    saludos

    chuck

  18. Relato,

    los sajones y escandinavos a diferencia de los latinos tienen leyendas y no mitos. Encima muchas de las mismas se trasladan de generacion en generación de forma oral.Por eso tienen épica y no tragedia.

    saludos

  19. Almafuerte,

    Pero en Argentina los niños no tienen miedo. Son desde Evita para acá, por obra y gracia de los gobiernos populistas, democráticos o autoritarios , adultos que no deben temer a nada porque siempre estará la estampita del momento para decirles que no pasa nada.La educación actual es el germen del facilismo y en donde los jóvenes no saben ni siquiera rebelarse,porque simplemente no escuchan nunca un no. No tienen enemigos y si los tienen los mandan al psicólogo con 8 años.
    Los del Newman con lo material y los de la villa con el chumbo, cada uno a su manera no tienen niñez.

    saludos

    chuk

  20. Rara tu entrada. Pero me gustó.

    «Escuchar hablar de Klimt en boca de un adolescente, cuando el paisaje que nos rodea es de autos irreconocibles y casas sin fachada, es desorientador.»

    No es desorientador, es triste, y conmovedor. Que tenga ese anhelo cuando podría haberse dejado arrastrar por el desconsuelo y la desesperanza, para mí, es realmente admirable y digno de elogio. Ese es el crimen más aberrante de la Argentina. Mata su talento, lo condena a la indignidad y el anonimato. No deja brillar a aquellos que, como él, posiblemente tengan un brillante futuro como artista, filósofo, ingeniero, doctor, o lo que sea. Ojalá sea fuerte, y tenga mucha suerte.

    Respecto a tu entrada, el resto. Qué decirte. Mi niñez no me gustó. Disfruto un poco más mi juventud. Por otra parte, me gustaría que recuperásemos la paz que hemos perdido… antes era como que la vida cotidiana estaba un tanto inmune al quilombo político. Hace tiempo eso se esfumó, como los códigos que podríamos haber tenido como sociedad…

  21. Me gusto mucho, soy clase 52´y me pasó el Winco a mil! Es un gran placer que estes presente!!!
    Capitan Piluso

  22. Hay que verle el lado bueno a la modernidad, ¡¡que tanto!!. Antes ver un tujes en una revista era secreto y vergonzoso hasta para el kioskero. Despues fuimos para arriba y sacamos las cintitas negras. Hoy conseguis Maxim y Hombre hasta en las Santerias. Y aca en mardel hay unasssssss que andan en unas mayitas chiquitas que le dicen tangas… Vio don Relato que desvergonzadas.
    Hector Mdq

  23. Perdón por desvirtuar, pero me acordé que Hegeliano sostenía que Mauricio ganaba que era el candidato que terminaríamos votando lo peronistas!?!?!?, el PRO que es un espacio vecinalista fuera de Capital tiene solo payasos, Del Sel u Olmedo.
    Si las encuestas están operadas porque se bajan todos? Ricardo muy contento sabe que no le da para más que ser la primera minoría, no es un mal premio.

  24. deja d hacerte el q entiende a los negros d flores y escribi d politica q es lo mejor y mas lindo q haces, no me interesa tu crisis d la mediana edad, me interesa tu vision madura e ironica q realmente disfruto, no sos mejor q nadie ni nadie t va a juzgar mejor persona porq cuentes esta pavada deprimente q contaste, no seas careta q pareces filmus

  25. Y?nutil, no cantes victoria, la yegua no se pronuncio y no sea cosa que votes al manco, que es peor que mauricio.

    No se bajan por que ustedes sean tan buenos, se bajan porque la moneda escasea, sino no se explica la mezcolanza entre el colorado y ricardito.

    El que tiene la tarasca dice quien juega y quien no y a ustedes como manejan la nuestra les sobra.

    No es que sean buenos, son los dueños de la pelota, por ahora.

  26. Es un clásico entre los blogueros el, cada tanto, publicar un post edulcorado (edulcorado, no gay).
    Este me gustó, aunque la nostalgia no me puede.
    Igualmente celebro que el titular haya abierto un paréntesis en su campaña contra Cristina, habida cuenta de lo ineficaz y volátil del esfuerzo: ya es un hecho el triunfo K en octubre. Solo restan detalles, como quién va a salir segundo.
    Ahora bien, quién será el que nos meta presos en Marcos Paz, ya que Maurimacri se garcó?

    Osama en el cielo.
    Bendita la que viene
    en el nombre de Néstor.
    Osama en el cielo.

  27. Adenoz, parásito decrépito decadente. Anda a imitar a Fontanarrosa a la concha de tu madre, por si no te avisaron, te sale como el culo. Por donde pasas dejas olor a mierda.

    Tomatelas, viejo bufarron!

  28. Si a Osama le tocan las cuarenta vírgenes para coger todo el día según el Corán y está en el cielo… a Néstor le tocan 40 1050 para ejecutar y llenarse de morlacos en el cielo de los usureros.

    Una cuenta bancaria llena de dólares en un universo lleno de deurores…

    Qué cielo!!!!

    Esperemos que los billetes sirvan allá donde se encuentra para comprarse la felicidad eterna.

    Y sino que se joda.
    Será que es al pedo depositar en Suiza para comprarse una eternidad espiritual a fuerza de cogerse al prójimo, y no a la prójima, como ofrece el Corán.

  29. Vudü es del Pro?

    Ahhhh, nooooo,,,,,,,,, es de la UCD

    Claro.

    Qué quilombo hermano. Como Saadi o Menem. No se toquen los huevos cuando los nombren, si al final les terminan poniendo la alfombra roja.

    La Unión Democrática. Hebe y Boudou un sólo corazón.

    Cosas vederes Sancho…..

    LA ALIANZA NACIONAL Y POPULAR…. EL FREM-te PA-ralavictoria SO.lo para los amigos.

    FREPASO.

  30. Hasta el 25 de Mayo sigue mi apuesta en pie.
    Me dijeron, fuentes muy confiables, que se lanza en el Chaco, y depués, las mismas fuentes, que aún no se sabe.
    Crsitina, hacés negocio enamorándote y dejando que la patria revolucionaria aguante solita los trapos.
    Que sin vos se queden huérfanos, no debe conmoverte.
    El 70% de los argentinos ya lo estamos,

  31. Anónimo 17.47:
    Si, lo sé. Soy despreciable. La Enana siempre me lo dice, pero no puedo evitar burlarme de perdedores.
    Y ustedes lo son.
    Lo siento.

    Mensajero:
    Parece que la confirmación pasa a junio, en lugar cerrado (un teatro), nada de multitudes. Nada de negros.
    Cada día la quiero más.

  32. Adenoz, no sólo sos despreciable sino que el perdedor sos vos.
    Pretendiendo hacer «arte» y ocupando tu estúpida vida dando clases de nada, creyendote así que tu vida tiene sentido.
    Cuanto llevás a casa pelagatos? 8000 en los meses que recibís alguna remesa?
    Muerto de hambre, pegate un tiro y empezá de nuevo.

  33. A los argentinos, cada 10 anos nos llega una crisis.
    Es en ese momento que los peronistas «pierden» sin quererlo una eleccion. Habra llegado ese momento? Que suba Ricardito, que tome todas las medidas impopulares (cancelacion de los subsidios, reduccion del personal estatal…ajuste bah).
    Y alli…desde abajo los amigos peronistas empezaran a corroer otra presidencia (y van……).
    Cuando pense que los peronistas ya se habian robado todo (Menem) vino otro peronista a ensenarme que de la mano de pelotudos como los zurdos se puede seguir robando (Anses y fondos de pension).
    Es como el dulce de leche…siempre podes rasquetear un poquito mas…el tema es saber hacerlo.

    Me recago en todos los peronistas y en todos los zurdos de mierda.
    Pero me recago mal. Son la mierda que han hundido a la Argentina.

    En los radicales….pobres…me dan lastima. Son como los boludos de la pelicula.

    Abrazo

  34. Lindo post. Yo pasé relativamente bien de pequeño, campo abierto y escuela común, de guardapolvos blancos, aunque siempre estaba preocupado por algo, no se por que pero todavía me cuesta no estarlo. Pasé mal la primera parte del secundario hasta que empecé a caminar la calle solo.

  35. Yo pasé una linda infancia, aunque cambiando de colegio en colegio, según la economía familiar. Me tocó ser varonera, porque mis cuatro hermanos mayores me asignaban el arco, atender el teléfono cuando sonaba o buscar la pelota perdida para dar la cara y pedirla al vecino gruñón. Armaba con mis amigas casitas en los árboles y hacía que fumaba con palitos y poniendo voz ronca, alguna vez con un par de anteojos oscuros de mi vieja, jugando a que ya era grande. «Cuando tenga 18 voy a usar bikini» le increpaba a mi púdica madre, quien pretendía que a los 13, 14 y 15 también, usara las tres cuarto con kilt y pullover gordo. Extraño las odiadas trencitas que me hacía y la persistente pregunta del «qué te dijeron del vestido?» cada vez que volvía de una reunión, donde lucía sus dotes de costurera familiar. Pobre vieja (aquí lloro, creeme), pobre vieja, las que le hice sin pensar lo que le dolía. Una vez, casi repito de año porque me llevé casi más materias de las que de por sí tenía. Pero de repente, me volví buena, más que correcta y estudiosa. A esa altura, ya cursaba en una escuela de malandras (es un decir…), muy estatal y del conurbano. Yo sufría mucho, en aquel entonces, porque debí arrancarme los vestigios de papa en la boca que aún me quedaban para que no se burlaran más de mí. Me hice una groncha más (multifrenia, le dicen?)y comencé a querenciarme con la morochada, posar en la puerta de las casas de mis nuevas amigas y mirar el vecindario pasar. A lo chusma, con mate, chisme y todo. ¡Qué delicia!. En aquel entonces, mis padres se habían separado. Mi madre, siempre santa, comprensiva e inteligente, veía natural mi nueva asimilación social. Mi padre, rígido y tradicional (más que un «Newmann»)se espantó del nuevo producto familiar y me agarró de las prendas mersas para reincorporarme al estilo seco y austero, como sutil y distante, que siempre había venerado como patriarca familiar. Y después vino la facultad. Pero yo ya no era tan mansa como de niña y me las arreglé con una melange, entre vestigios de bienuda y pinceladas de barrio. Sin papa en la boca, aunque muy centrada en un insípido modo de hablar. Eso comencé a ser, muy desorientada en cuanto a pertenencias, aunque con alguna especie de astucia en mi forma de captar ciertas cosas que trasuntan en las personas, como el saber quien, de dónde viene y hacia dónde va. Hoy, recuerdo a mi entrañable amiga, Graciela, la que portaba gigantes ruleros de la previa del encuentro con el novio que tenía una chata y hasta su casa la iba a buscar. Nunca más la ví, aunque la seguí a través de los años en mi imaginación. Épocas desgarradas. Gracias Relato, me hiciste acordar, me hiciste escribir estas intrascendencias tan importantes para mí. Pibe, me hiciste llorar.Ah!, algo importante: me casé con un principe azul, hace más de 25 años, que de vez en cuando le hago escuchar cosas parecidas como las que acabo de contar, y tuve dos ángeles diabólicos que me hicieron renegar aún más de lo que yo a mi santa madre. A la larga, puedo decir que soy FELIZ.

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