
Ausencia divina
Entre las frases exageradas a las que nos hemos acostumbrado, quizá pique en primer punta “perdona Dios, yo no” y sus variantes. La colocaría en el primer puesto de las desproporciones entre lo que somos y lo que creemos ser.
Blog. Serán de nicho, pero deberían ser masivos: ¿Por qué tenemos este sistema? ¿Cómo llegamos hasta aquí? ¿Por qué el mundo funciona como funciona?
Entre las frases exageradas a las que nos hemos acostumbrado, quizá pique en primer punta “perdona Dios, yo no” y sus variantes. La colocaría en el primer puesto de las desproporciones entre lo que somos y lo que creemos ser.
Aún me atraviesa el pensamiento la pregunta por qué no tengo ganas de escribir. Y eso que hay temas para tirar al techo. Al menos a primera vista. Si fuera cualquier otra cosa, diría “no tengo ganas”, doy vuelta la
No tengo ganas de escribir. Me pasa y me pesa no tener ganas de escribir. Porque el acto de tirar palabras en un orden específico para que tengan algo parecido a un sentido es la única válvula de escape que
Corría el año 1953 cuando a un canillita de 13 años que contaba las ganancias de la mañana se le cayó su recaudación sobre una acera perdida en la jungla neoyorquina. El niño comenzó a recolectar la lluvia de monedas
Piense en su respiración. Contrólela. Inspire, retenga el aire, lárguelo despacito. Inspire nuevamente. Retenga el aire. Mientras lo hace piense en un lugar feliz. Controlar la respiración de manera consciente es todo un desafío. Uno cree que es una tontería
Acostumbrado ya al ninguneo de cualquiera que cree que es gratis poner la firma a una nota, que no hay personas que pierden el empleo o la salud mental o ambos por chequear y pelear por textos en momentos en