Debate Marketinero

Cris no emboca una. Luego de sufrir una derrota estrepitosa en Capital, recibir el negativo de todos los cotejos de ADN de los Noble Herrera y enterarse de que se va a recibir de abuela antes que de abogada; la Selección de Fútbol fue eliminada de la Copa América por Uruguay. Pero como en este país nadie presta atención a lo que resulta importante, puede que esta semana se encuentre otro punto de distracción y nos centremos en un debate sin trincheras para intentar saber por qué le dicen «Manguera» al marido de Juanita. 
Fiel al Síndrome de Dispersión de la Atención que nos ha invadido en los últimos años, nos fijamos en pelotudeces antes que en las cuestiones de fondo. Que aparezcan carteles pidiendo «Volvé Diego» al día siguiente de un fracaso futbolístico, ya no sorprende a nadie. En un país donde una mina que arrastra traumas emocionales irresueltos, es considerada una estadista por decir incoherencias en cadena nacional dos veces al mes, es lógico que un inútil bocón sea el mejor técnico que podamos pedir para un conjunto que nos representa a nivel internacional. 
Hablar de fobal no es en vano. Somos un pueblo mayoritariamente apasionado por el deporte del balompié y, por ende, el mismo nos sirve de reflejo. El «se juega como se vive», eslogan utilizado por Canal 7 durante el mundial, es absolutamente cierto: al mejor plantel de los últimos tiempos lo pusimos en manos de un tipo que se cree estratega por hablar mierdas de sus colegas. El problema de esta forma de vivir es que, en algún momento, las cosas salen como tenían que salir -mal- y queda en evidencia la realidad. 
El jueves estuvo Alberto Fernández en TN, donde habló de diversos temas relacionados con el 14% obtenido por la lista del Frente para la Victoria en las últimas elecciones porteñas. Allí, el ex Jefe de Gabinete, acusó al PRO de haber vaciado de contenido político la contienda electoral. Si bien coincido en que repartir globos multicolores en las esquinas no da el perfil de un debate de ideas, y que el uso y abuso de gerundios en gráficas de campaña son irritantes para quienes luchamos contra la extinción de la lengua castellana, también es cierto que el vaciamiento ideológico comenzó mucho antes y no, precisamente, por culpa de Durán Barba.
Por cada funcionario del PRO que habla de resolverle los problemas a los ciudadanos de Buenos Aires (cada vez que se les pregunta por alguna contradicción entre lo que dicen y lo que hacen), hay otro del kirchnerismo que sostiene que sus propias cagadas son fruto de una conspiración de la corpo mediática para desestabilizar al gobierno Nac&Pop. Por cada discurso de Mauri diciendo que todo se le hace más lento porque el Gobierno Nacional le pone palos en la rueda, hay uno de Cristina quejándose de que todo le cuesta el doble porque es mujer y otro de Pino protestando porque nadie quiere combatir el saqueo petrolífero de San Telmo. Mientras que desde el PRO acusan al kirchnerismo de tener actitudes totalitarias, los kirchneristas afirman que Macri es facho, Pino dice que Macri es un neoliberal y el kirchnerismo una traición a la patria, y el Partido Obrero dice que son todos unos nazis.
En la última campaña local, el PRO centró su comunicación en breves spots que mostraban gestión, para luego destinar la mayor parte de la propaganda al «Juntos Venimos Bien». En la vereda de enfrente, donde se quejan de la falta de propuestas, utilizaron el 10% de la campaña para mostrar lo que Macri prometió y no hizo, y el resto se resumió en una manifestación erótica y viril con el lema «Llegan los que Sí Pueden». Ante este panorama, cuesta encontrar quién tiene argumentos políticos y quién no.
Hace tiempo que en el afán de encontrar formas originales para hacer campaña, quienes caminamos por la calle vivimos situaciones que nos hacen dudar de la salud mental de quienes las propusieron. Por increíble que parezca, es obvio que algunas dieron resultado y esto se vio trasladado a la bronca de quienes perdieron, que no tuvieron la mínima intención de ocultarla. Fabricaron un merchandising que incluye pingüinos inflables, confeccionaron remeras del logo del multimedios con el clarín en el ojete, ridiculizaron a Kirchner al crear el Nestornauta, durante el conflicto agropecuario protestaron disfrazados de huevos y en cada acto donde haya un micrófono, hay que tolerar a Johnny Tolengo Boudou, que insiste en mostrar sus dudosas habilidades rockeras. Eso sí, a la hora de la discusión, no tienen problemas en acusar de ridículos a los militantes, candidatos y funcionarios del PRO. 
El debate de ideas dejó de existir hace rato, por aburrido, monotemático y porque a nadie le interesa. Lo que hoy nos pintan como debates televisivos y hasta académicos, no es otra cosa que una sesión de terapia grupal donde los asistentes tratan sus problemas de ego y lloran por la ausencia de quien pica en punta en las encuestas. No existe debate en la imposición de una agenda mediática sobre temas que no son centrales. Por más que inauguren diez Tecnópolis más, no se instalará un debate sobre tecnología, porque mientras de un lado utilizan un Blackberry importado para defender en las redes sociales la política proteccionista del gobierno, desde el otro le recordarán que Ushuahia es un gran Jardín de Infantes donde los trabajadores van a la salita azul a armar los rompecabezas que traen de afuera para venderlos en el mercado interno al mismo precio que el importado. Aunque inunden los discursos hablando de la política desinteresada en materia de derechos humanos, ya no podrán abrir la boca sin que les remarquen que Mamá Hebe verdugueó a los trabajadores despedidos que fueron a pedirle explicaciones por la guita no cobrada. Así insistan en convencernos que el debate de la argentina que viene pasa por acusar a Clarín de mentir, exagerar y conspirar, de ahora en más no faltará el gorila, desestabilizador y golpista con detalles fascistoides que les diga que el único Todo Negativo que existe, es el cotejo de ADN de los hijos de la ex socia económica del kirchnerismo. 
Violencia Racial
Así están las cosas. Mientras algunos hacen alarde de no necesitar debatir políticas para hacer que gobiernan, otros tambalean por haberse sostenido en cortinas de humo que desviaran la atención hacia otro lado y, de paso, les dieran una imagen de compromiso que nunca tuvieron. Primero, se cayó Papel Prensa, luego se descubrió que Hebe no entiende nada sobre el derecho humano al trabajo y la seguridad social, después comprobaron que la desgracia familiar de un hijo de desaparecido no alcanza para compensar su tremenda estupidez política y ahora tienen que lidiar con el fallido tiro de gracia a Clarín. Lejos de acusar recibo de alguno de estos eventos
, todo lo pueden justificar. Algunos sueñan con que aparezca Graiver con vida a declarar en la causa de Papel Prensa y, ya que está, informe dónde podemos encontrar a Julio López. Otros, intentan firmar un convenio con Mis Ladrillos para volver a colocar en el mercado las casas de las Madres. Y mientras algunos cráneos piensan en investigar al 86% del electorado que no le puso el votito a Cabandié, ya pudimos escuchar que el temita de los hijos de Herrera de Noble no terminó acá. 
Desde el Gobierno mantuvieron un silencio tal que las opiniones sobre el motivo fueron diversas. Un grupo minoritario de analistas sostiene que no se emitió palabra alguna sobre el tema dado el respeto que tiene la gestión por la búsqueda de la verdad sin revanchismos. Otro sector sostiene que no daba interrumpir el fin de semana para darle bola a estas pelotudeces. Finalmente, la opinión mayoritaria afirma que, en cuanto recuperen el aliento perdido por tanto putear, tendrán algo «demoledor» para decir. 
Quien no quiso quedarse callado y vio en este contratiempo la posibilidad de cautivar a un sector del electorado, fue Daniel Filmus. «Hasta ahora nos comportamos de una manera y nos fue un poco mal», sostuvo el candidatazo del Frente para la Victoria, para luego afirmar que «es hora de probar con técnicas poco ortodoxas». Para mantenerse en esta nueva línea, Danielito hizo algo que en el Cristinómetro arroja el resultado «Me la quiero coser»: salió al aire en una radio de Clarín para decir que a Ernestina la prejuzgaron mal, y pidió que cierren la causa cuanto antes. De modo contrario al silencio oficial y a las palabras poco progres de Filmus, otras voces dijeron que todavía falta mucho camino en la investigación por la dudosa adopción de los hijos de Herrera de Noble.  Dentro de poco, puede ser que los nietos no resulten ser tan nietos, y los investigadores empiecen a seguir la pista de que, en realidad, son los padres adoptivos de Ernestina, hijos de algún fusilado en la Semana Trágica. 
Por lo pronto, si esperan un debate sobre cómo combatir las muertes por hambre, los problemas neurológicos generados por la desnutrición, las medidas a adoptar para lograr un sistema capitalista con justicia social, el modelo de país que pretendemos para el futuro y si la empanada lleva o no papa, tendrán que esperar. 
Lunes. La vida es eso que pasa mientras debatís cómo vivirla.

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