
Inicio » El Cristal con que se Mira
El abogado Iglesias, padre de una de las víctimas, lucró como nadie con la tragedia. cobrando el dinero en concepto de ayuda del Estado por la muerte de su hijo, mientras seguía adelante con el juicio penal, el cual una vez resuelto permitiría la continuidad de la instancia civil, en donde los resarcimientos se miden en pesos. Casualmente, también es el patrocinante de las víctimas y no es gratis. El mínimo de la ley habla del 10%. Imaginen el número multiplicado por 194 muertos mas los cientos de heridos.
Por otro lado, creo que cualquier abogado que se siente a analizar la sucesión de hechos que ocurrieron antes, durante y después de la tragedia, termina con la cabeza fundida. ¿Acaso puede cobrar una indemnización por muerte el familiar de una persona que dejó a su hijo de 9 meses en el baño de un boliche al cuidado de un extraño y sin posibilidades de que este sujeto pudiera contactarlo ante cualquier eventualidad? ¿Tan enfermo se puede estar para llegar a ese extremo? ¿En qué cabeza entra?
Y también están los pibes héroes, los que entraron una y otra vez al lugar para sacar conocidos y extraños, mientras los miembros de la banda que fueron a ver se rajaron. A ellos mis respetos y admiración. Pero en este país en el que la justicia se mide por el termómetro de la gente y siempre se hace todo al revés, ayer se demostró que cualquiera es culpable y cualquiera es inocente. Las pruebas no sirven de nada, la opinión pública lo es todo.
Párrafo aparte para la madre de Fontanet. Vieja de mierda, ojalá que los 194 muertos no te dejen dormir el resto de tu vida, y que ese mismo dedo que le mostraste a los familiares de las víctimas de la desidia en la que estuvo prendido tu propio hijo, ese dedo te lo muestren a vos a dónde vayas. Por hija de puta.
Y perdón por el vocabulario, pero estas cosas me sacan. A nadie le importa ya más nada de nada ni de nadie. La justicia, por un principio de lógica, nunca va a satisfacer a todos por igual. Pero el fallo en el juicio de Cromagnón seguramente contribuirá aún más a la construcción de una historia en la que hay un villano y un grupo que fue usado para asesinar 194 beatos. Y nosotros compraremos.
Porque para comprar historias ficticias somos los mejores. Por eso no nos inmolamos cuando escuchamos palabras como estas, dichas por la Esfinge Animada que tenemos por mandataria:
«Hemos dado un paso grande en la democratización de la sociedad argentina. ¿Saben por qué? Porque no es posible que solamente el que pueda pagar pueda mirar un partido de fútbol, que además le secuestren los goles hasta el domingo aunque pagues igual, como te secuestran la palabra o te secuestran las imágenes, como antes secuestraron y desaparecieron a 30 mil argentinos. Yo no quiero más una sociedad de secuestros de personas ni de palabras ni de imágenes ni de ideas, quiero una sociedad cada día más libre»
No merece ningún tipo de análisis. Al menos no de mi parte. Si lo hago, probablemente me deshaga en calificaciones que serían un insulto para cualquiera, pero que en la imagen de nuestros gobernantes, sólo son meros adjetivos.
No creo que podamos salir adelante en virtud de nuestro esfuerzo. Lo haremos de pedo, como lo hicimos siempre. De puro y sencillo pedo. Un golpe de suerte, un milagro, pero nunca por lo que somos como sociedad. Mientras los asesinos de ayer sean juzgados con leyes nuevas y los asesinos de hoy sean sentenciados con leyes de hace 80 años, seguiremos cayendo. Mientras diálogo sea confundido con mitín para tomar café y creerselá, seguiremos cayendo. Mientras los que gobernaron salgan con los bolsillos llenos y la vergüenza vacía, seguiremos cayendo. Mientras la verdadera cultura sea relegada ante la impotencia de tener que sobrevivir en un país empobrecido, cuando los que pueden hacer algo salen a apoyar a un delincuente en el sentido lit
eral de la palabra, seguiremos cayendo.
Y sobre todo, mientras la clase media siga impávida mientras forman parte de una estadística triste que declara que tenemos el poder adquisitivo más bajo de los últimos 70 años, los ricos sigan negociando con los gobernantes y los pobres hagan lo que puedan hacer menos intentar salir del pozo, seguiremos nadando en arenas movedizas.
Viernes. Al menos podemos sentir orgullo de sobrevivir en esta tierra de nadie, pero nuestra.