El compromiso ideológico es cosa del pasado. Ahora, lo in se encuentra en amoldarse al pragmatismo Nac&Pop, poner los deditos en V, hablar del «modelo» como si de un dogma se tratara y afirmar que uno es soldado de Cristina porque así lo habría querido «Él». Como si estuviéramos en un revival del siglo XIX, hoy todos forman parte del mismo partido, aunque en los papeles no exista: todos son Cristinistas. ¿Querés sumarte? No hay que llenar ninguna ficha de afiliación ni participar de jornada alguna. Si te enteraste hace tres meses que Perón fue algo más que el tipo que le dio el nombre a calles, avenidas, hospitales, escuelas y albergues transitorios, pero asimismo te reconoces «peronista», la clave para sumarte es hablar del «proyecto superador», soñar con una Evita que entrega netbooks y planes, en vez de ropa y alimentos; y comparar los chalets del Barrio Uno de Ezeiza con las casitas comestibles del Plan Federal de Viviendas.
Ante la posibilidad de provenir del radicalismo, bueno es tomar el ejemplo de grandes luminarias, como el compañerazo Alperovich, quien luego de ser Diputado provincial por la UCR en 1995, fue nombrado Ministro de Economía por el Gobernador justicialista Miranda, como un gesto al ejecutivo nacional, presidido por Fernando De La Rúa. Si bien fue uno de los rostros más vistos cuando la desnutrición de los infantes tucumanos estaba de moda en los noticieros, la crisis de 2001 le requirió estar a la altura de la circunstancias: se fue de la UCR y se afilió al PJ. Un capo. Después de dos períodos consecutivos al frente de la gobernación, resultó lógico que su culo fuera el único que entrara en las molduras del sillón al que se encuentra atornillado. Así fue que, reforma constitucional mediante, hoy se encuentra remozado, sin bigotes, sin mortandad infantil -no las anotan, directamente- y con muestras de agradecimiento a la caja de la Nación y al difunto ex presidente Néstor Kirchner.
Si sos radical pero el cumpa Alperovich te resulta un personaje difícil de digerir, podés poner tu norte en su ex correligionaria, actual compañera, María José Lubertino. La rubia ocupó casi todos los cargos partidarios que podría tener la UCR -que son muchos- y hasta fue parte de la Jefatura de Gabinete de Chupete De La Rúa en los tiempos de Terragno, lo que no le impidió refugiarse en el socialista Jorge Rivas. Luego pegó el saltito y apareció como funcionaria de Néstor en el INADI para, más tarde, llegar a legisladora porteña por una de las boletas del kirchnerismo.
Si abandonar el Adelante Radicales te parece mucho, aunque nunca lo hayas memorizado, podés optar por un perfil más moderado y tomar de ejemplo al gobernador correntino Ricardo Colombi, quien del mismo modo que se opuso al ex gobernador -su primo- luego de hacerle la campaña, no tiene ningún prurito en cagarse en sus correligionarios y apoyar a Cristina. Curiosamente, esos apoyos surgen siempre que el gobernador necesita una partida especial de la caja nacional para tapar algunos vacíos de su ejemplar gestión.
En estos casos, la clave de la justificación no se haya en la memoria del primer presidente popular, dado que nadie sabe quién fue don Hipólito Yrigoyen y, presumimos, tampoco les interesa. Lo correcto para eliminar todo tipo de sospechas es tender dos líneas de discurso: hacia afuera, Cristina representa la unidad nacional y un proyecto a futuro; hacia dentro, Cristina les paga las jodas que no cubren los ahorcados presupuestos.
Si en los ´80 hacías pasillo en facultad para levantar minitas desde la mesa de la UPAU, te referenciabas con Alsogaray, debatías si la tenían más grande los hermanitos Alemann o Martínez de Hoz, pedías que se suspendieran los juicios contra los militares, y en los ´90 te masturbabas fantaseando con enfiestarte a María Julia y Adelina de Viola, vos también tenés un lugar en el Movimiento Cristinista para la Liberación. Tu propensión al crecimiento de la empresa amiga te hace un candidato ideal para iniciar tu camino de burócrata militante en la ANSeS. Dado que las neoliberales AFJP ya no existen, nadie mejor que personas con tu formación para seguir saqueando los ingresos de los gerontes que ni siquiera votan. La clave para convertirte en un referente de las masas cristinistas, radica en mantener un discurso progre para los intelectuales, conservador para los empresarios y populista para el público. Si Ricardo Forster se emocionó porque Amado Boudou citó a Karl Marx, el camino es fácil. Seguí el ejemplo de Aimé y Sergito Massa: No dejes pasar la oportunidad de entrar al lugar donde otros compañeros de la lucha por la libre disposición de la guita ajena han forjado sus carreras.
Probablemente pertenezcas a esa nebulosa de la sociedad argentina que se define como «progresista». Si luego de leer Revista Veintitrés en una casona de Fisherton, Rosario, o en el pisito de Avenida del Libertador, sentís que tenés el suficiente conocimiento de la realidad para afirmar que este «es un gobierno que ha cambiado la realidad de la gente para mejor», aunque los pibes sigan muriendo de hambre por no animarse al canibalismo, este es tu lugar. Si sos de los que creen que este gobierno es inclusivo de las minorías, a pesar de los empresarios negreros amigos de los sindicalistas mataputos, tenés la puerta abierta. No dudes: tu aporte de intelectualoide traumado con aires de sapiencia superior, será necesaria cuando haya que patear la pelota para otra lado, en vez de explicar las reuniones de Cristina con empresarios monopólicos y pinochetistas chilenos, mineras saqueadoras canadienses y corporaciones españolas.
En todos los casos, es fundamental recordar que tuviste algún amigo de un tío lejano que estuvo afiliado al Partido Justicialista, para poder decir que provenís «de cuna peronista». No importa que los padres de Néstor hayan militado en el Partido Usurero de Río Gallegos, eso es viejo. En el Cristinismo se levantan las banderas de la pertenencia genética, y si Cristina justifica su sangre azul en la libreta de afiliación que encontró en la mesita de luz de un abuelo, es menester buscar algún indicio familiar de simpatía, así se trate de un corcho de sidra de 1950 o una foto de la luna de miel de los viejos en el complejo sindical de Mina Clavero.
A pesar que desde el Gobierno sostengan que ellos vienen a «jubilar a la vieja política», no te asustes. Si hay lugar para gobernadores radicales, simpatizantes conservadores, legisladores progresistas, ministros aliancistas, intendentes menemistas y funcionarios procesistas ¿Cómo no habrá lugar para vos? Aprovechá la depresión adropáusica de la oposición y sumate al nuevo partido único, en el que los únicos privilegiados, son los afiliados.
Lunes. Hoy, todos somos Cristinistas. Mañana, vemos.