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Morir al pedo

Los números redondos son un vicio, un gusto imposible de justificar seriamente. Nos deprimimos cuando el contador de años biológicos cambia de decena, redondeamos los presupuestos como si nos sobrara la guita, y nos alteran los ceros. No nos preocupa que el auto tenga 197.593 kilómetros recorridos, no es lo mismo que doscientos mil, vaya a saber uno por qué. Hablamos de cultura centrándola en décadas y estereotipando de tal manera que incluso los que sobrevivimos a las mismas, suponemos que el primero de enero de 1990 las mujeres se quitaron las hombreras, se plancharon la permanente y de un día para el otro estábamos todos bronceados a lo Cóppola usando jeans elastizados.

En idéntico sentido, con las fechas conmemorativas nos pasa lo mismo. Cualquier número redondo pareciera que nos obliga a realizar un análisis sobre un hecho que antes nos importaba menos que el torneo de fútbol de Guinea Bissau. No es lo mismo que pasen ciento noventa y nueve años de cuando Belgrano amenazó de muerte a Cisneros a que se cumplan doscientos. Para el doscientos uno ya nos olvidamos y el concepto de bicentenario quedó reducido a un programa de créditos para empresas que no lo necesitan. Malvinas no es la excepción.
Para cuando se cumplieron veinte años, estábamos juntando cartones para cambiarlos por fideos en algún club del trueque y se nos pasó por alto. En 2007, cuando Magnetto todavía cenaba una vez por semana en Olivos, Clarín le dedicó un mes entero al recuerdo, con entrevistas a militares británicos, argentinos, excancilleres, y otros etcéteras varios. El resto de los años que quedan en el medio, los homenajes fueron laxos, casi de compromiso, como el resto de nuestras fechas patrias. Año 2012, tres décadas, número redondísimo, saturación de información caduca y hartazgo de la sorpresa que viven algunos que parecieran no haberse enterado que pasó en Malvinas ni buscando en Google.
Desde hace varios meses, el gobierno nacional ha tomado el reclamo por la soberanía en las islas Malvinas como un tema central de la agenda. No voy a caer en la fácil de decir que lo hacen recién ahora para tapar otros quilombos, cuando Cristina viene taladrando con este tema en cada exposición ante la ONU desde que asumió su primer mandato. La intención de desclasificar al harto conocido Informe Rattenbach la tomé como un acto de ignorancia hacia las tecnologías del siglo XXI, lo que incluye a la Internet, la biblioteca de Alejandría de estos tiempos, y no como un evento oportunista.
El problema con Cristina sobre el tema Malvinas, no son las Malvinas, sino el modo en que se lo encara, y de esto ya he hablado varias veces. No se puede caer tan bajo como para denunciar el saqueo ambiental en el sur del mar argentino, cuando tenemos una de las cuencas acuíferas mais contaminadas do mundo, ni mucho menos acusar a la corona de ese saqueo, mientras le prestamos el aparato represor del Estado para garantizar otro saqueo ambiental dentro del territorio continental. Y aunque nadie lo haya tenido en cuenta, tampoco podemos exigir a ningún país que se siente a negociar, cuando Argentina no hace lo mismo en cuestiones tan sencillas como el pago de una deuda contraída a voluntad por nuestro país.
Antes, cada 2 de abril me preguntaba porque no se le daba la connotación que esa fecha -en mi parecer- ameritaba. Luego comprendí que sentimos una vergüenza inexplicable: nunca conmemoramos siquiera las guerras en las que salimos victoriosos ¿Cómo íbamos a conmemorar una guerra que perdimos? El proceso de desmalvinización -ese que algunos se niegan a reconocer- fue casi una política de Estado desde que Galtieri trajo a escondidas a los combatientes argentinos. Quizás fue la única política de Estado que se mantuvo una vez finalizada la última dictadura, de la mano de grandes pensadores -ni siquiera argentinos- de la talla de Alain Rouquié, y su fans club. Como toda acción tiene un justificativo, llegué a suponer que este ocultamiento de la historia quizás servía para no cargar una derrota humillante a los hombros de un país que ya arrastraba una dictadura desmoralizante. Es una de mis grandes dudas existenciales, dado que no considero una humillación ser compatriota de gente que luchó del modo en que lo hizo. Y nunca necesité de un Informe Rattenbach para saber el heroísmo con el que combatieron aquellos hombres ni para que me contaran el deshonroso papel de la cúpula militar que gobernaba el país.
Desconozco si Cristina lo hace de burra o adrede, aunque me inclino por la primera opción: reivindicar el informe Rattenbach a esta altura del panorama corre más hacia el lado de la desmalvinización que de la reivindicación de una gesta. Ayer, en su discurso protocolar por la fecha patria, lo confirmó al referir que el mentado informe «revela que no fue una decisión del pueblo argentino la del 2 de abril». Ante tamaña -e imperceptible- afirmación, me llené de interrogantes. ¿Qué es lo que le da a un acto de gobierno el carácter de «lo que el pueblo quiere»? ¿Desde cuándo la democracia nos plebiscita cada medida de gobierno? Bajo este precepto: ¿La elección popular de un gobierno le da a éste validez para llevar adelante cualquier acto de gobierno, a pesar de no haberlo mencionado en campaña? Salvando las notorias diferencias, debería interpretar que el cierre a cualquier tipo de importaciones aplicado en los últimos meses es lo que el pueblo quiso al votar en octubre, a pesar de que nadie anunció que llevaría adelante esa medida. Repito mi pregunta ¿Cuál es el parámetro? Esto va más allá de si es constitucional o no: ¿90% de apoyo a la recuperación de las islas y 82% de rechazo a negociaciones no es una muestra de aprobación popular? En la canchas se cantaba contra los ingleses, el alistamiento de voluntarios colapsó, las manifestaciones de fervor eran tales que radicales y peronistas convivían en las plazas cantando el himno ¿De qué falta de voluntad popular nos hablan?
Es curioso que se intente demostrar una y otra vez que no tuvimos un gobierno de facto que se sostuvo en el poder gracias a la inacción popular -sea por apoyo, por indiferencia o por lo que corno fuera- y a los lazos con las «fuerzas vivas» de la patria -partidos políticos, cámaras empresariales, Iglesia- sino que fuimos conquistados por una legion de extraterrestres vulcanianos que nos dejaron el cerebro en blanco. No deja de sorprender la pretensión de darnos un marco de legalidad argumentando la ilegalidad de un conflicto bélico llevado a cabo contra un Estado que viola toda legalidad en materia de derecho internacional desde hace ciento ochenta años. Es llamativo, cuanto menos, que se busque demostrar esa falta de voluntad popular y al mismo tiempo conmemorar una fecha en la que esos extraterrestres decidieron la toma de las islas por la fuerza.
Convengamos que no se puede esperar mucho de un discurso en el que se hace referencia a la condición de no argentinos de quienes nos gobernaron de prepo, para luego referir que tenemos el orgullo de que ningún argentino puede ser acusado en el mundo por violar derechos humanos, justo un par de semanas después de haber aplaudido al destituído juez español Baltazar Garzón, el extranjero que más argentinos ha pretendido juzgar por este temita. 
No se entiende. Sinceramente, no se entiende tanta incoherencia en un mismo discurso. Celebrar a los veteranos mientras se les desmerece la gesta es compadecerse de ellos, tenerles lástima, ponerlos en el lugar de víctimas y no de héroes de guerra que hicieron lo que ninguno de nosotros sabemos si pod
ríamos hacer. Es quitarles identidad a los caídos mientras se reclama por la identificación de los cuerpos. Es querer saber quiénes fueron para poder cantarles el Himno Nacional Argentino y luego decirles: Negro, moriste al pedo.
El público se renueva:
Hace unos años, cuando sólo me leían mis amigos, había subido este vídeo, el cual no tengo idea cómo es que llegó a mis manos. Es de un grupo irlandés -bastante popular en su tierra, parece- llamado The Wolfe Tones, quienes la publicaron en su disco «A Sense of Freedom» luego de la guerra, en 1983. Si hubieran sabido que el 88% de apoyo a la recuperación de las islas nunca existió sino que fuimos abducidos por seres de otro planeta, seguramente no nos habrían dedicado esta pieza gloriosa. Mientras nosotros llorábamos con «Sólo le pido a Dios» de León Gieco, afuera se enorgullecían de nuestro valor.

Martes. Recordar con orgullo a quienes llevaron adelante una gesta patriótica no es apoyar una dictadura.

NdelA: Con el sólo motivo de no apartarme del motivo de este texto, decidí pasar por alto la humorada presidencial de afirmar que Gran Bretaña tiene problemas económicos y nosotros no.

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(Sí, se leen y se contestan since 2008)

63 respuestas

  1. Voy a tener q hacerme ver, por primera vez desde q leo este blog estoy de acuerdo con Adenoz y con el hegeliano. Quiero felicitar tambien a peter26(o algo asi) por su muy racional comentario. Es cierto para mi que los veteranos no son heroes sino antiheroes, enviados a luchar sin nada por una dictadura perversa e inutil a invadir un territorio que mal q le pese al imaginario popular argento, nunca fue argentino , las «malvinas» son un mito argentino, una entelequia, lo q existen de 1833 son las falklands, gente. Nunca es triste la verdad, lo q no tiene es remedio

  2. Relato, no le voy a mentir… no leí este post. Pero se lo pido por favor, ¡HAGA RÁPIDO UN POST SOBRE LA BIZARREADA DE BIDÚ HOY EN EL SENADO!
    Jaja, ya me estoy riendo de lo que va a escribir… es que hoy el Vicepresidente/discjockey/Mancha de Rolando dio bastante tela para cortar.

  3. Lamentablemente no tengo historias del 82 porque todavía no había nacido.

    Quizás el no haber vivido esa época me quita sensibilidad con respecto al tema, y si bien siento un gran respeto y admiración por los soldados que lucharon en Malvinas (a quienes no considero personas comunes en una situación extraordinaria, sino que soldados mal preparados para la guerra, pero soldados al fin), me parece que esta es una de esas causas que si queremos crecer como país y como sociedad tenemos que abandonar.

    Las Malvinas, nos guste o no, son inglesas y se llaman Falklands. Los ingleses las habitan desde hace más de 150 años. Las invadimos. Perdimos. Ya está, podemos seguir reclamando, pero no tiene sentido y me parece hasta injusto.

    Si algún día nos convertimos en un país en serio, o al menos en un país con buena gente, los habitantes de las islas podrán secesionarse del Reino Unido y, si lo desean, anexarse a nuestro país (con los conflictos que traerá el caso), pero hasta entonces deberíamos olvidarnos de estas islas y ocuparnos por progresar un poco como sociedad. Porque la verdad es que somos un pueblo en franca decadencia moral, y creo que esa es la base de todos nuestros problemas. Y la causa no está afuera, la causa somos nosotros, y está bien arraigada en nuestra forma de ser.

    Así que si de verdad somos patriotas olvidemos las Malvinas y empecemos a pensar en nosotros.

    Saludos, y felicitaciones por el blog.

  4. Adenoz….Como todo ciclo peronista….los K estan por pasar los 10 anos….sabes lo que significa eso? Crisis.
    Cada vez que hubo 10 anos de peronismo nos devino una crisis, detonada por milicos o por boludos radicales….llamalo como quieras…crisis al fin.

    Pasa que el argentino es puto y cagon.
    Fueron a por la AFIP…pero como no tengo guita en las afjp no me jode que se violen a los asalariados. Despues fueron por el petroleo…pero porque no tengo una petrolera….ni me preocupo….cuando nos queramos dar cuenta…..los K van a correr la misma suerte de Menem…con suerte conseguiran alguna banca para rascarse las bolas y de paso canazo pescar algun fuerito…..venderan su voto al mejor postor y disfrutaran la torta mal habida.
    Donde van a estar los boludos que apoyan a la Kampora? En la lleca.
    Puteando y jurando que no los votaron.

    Alguna vez han visto algo mas falluto que un peronista?
    Tan falluto que se esconde atras del movimiento y por eso no se explica que sean de derecha o de izquierda.
    La realidad indica que no son otra cosa que fallutos y ventajitas,,,
    Los K….con el Coronel y la Puta en sus boletas demuestran que no escapan a la definicion de fallutez.

  5. Ah, y cuando empezaron a convocar a las clases anteriores, bueno, empecé a preocuparme. Y ese día llegó, pero no pienso contarlo. Por lo menos acá.

  6. Hice la colimba en el 79-80, en artillería. Tuvimos 30 días de instrucción, de los cuales sólo quince hicimos maniobras de comandos y lo máximo que aprendimos fue a arrastrarnos para evitar el gas lacrimógeno. Cuando llegó el momento de las prácticas de fuego de artillería, una bomba casi se lleva puesto a un pelotón. Los ejercicios de tiro al blanco fueron un sólo día (en un año) y si aprendí a tirar fue porque me hice amigo del suboficial a cargo de la sala de armas que me llevaba para probar armas al campo junto a un par de compañeros. No había pilchas, ni equipamiento en buenas condiciones, por lo que, cuando llegó lo de Malvinas, no hacía falta que yo fuera un analista y estratega militar para imaginarme lo que podía pasar.
    Perdimos por giles, por confiados, por inexpertos, por mal dirigidos. Porque los milicos argentinos son de cuarta, brutos, ladrones y perversos. Tuvieron todo en sus manos (poder, recursos, presupuesto) para profesionalizarse pero prefirieron seguir rascándose los huevos a la mañana y dormir la siesta a la tarde. En el medio, nos hacían correr y saltar para su deleite.
    Que ahora no se los respete y no se los tenga en cuenta me causa una profunda satisfacción.
    El 2 de abril del 82 es una fecha especial para mi: ese día me le declaré a quien sería mi primera esposa. Los milicos cagones tomaban Malvinas, yo quería tomar otra cosa.

  7. Las cosas indemostrables que dicen de giachino, un tipo muero hace treinta años, que no se puede defender, y lo que hicieron los concejales marplatenses el año pasado, demuestra la vilez y la bajeza moral de estos atorrantes.

  8. Los días de la guerra son unos de los recuerdos más vívidos que tengo de mi infancia. Tenía seis años y me acuerdo del día, del discurso en la plaza, y de la cara de terror de mi vieja frente a la radio. Me acuerdo que con mis hermanos nos dejamos de joder de inmediato, comimos en silencio y fuimos a la escuela. La gente tocaba bocina por la calle. Unos días después mi viejo se fue para las islas. A partir de ese día entendí el significado de l palabra muerte. Mi vieja no faltó un solo día a su laburo.
    Si sonaba el timbre, nos quedábamos con el corazón en la boca. De noche era difícil dormir, con el miedo respirando en la nuca. De día la culpa de tener comida y no tener frío mientras tal vez mi viejo no hubiera comido o no tuviera con qué abrigarse me causaron una obsesión. Llegué a dormir hasta con los zapatos puestos.
    Mi viejo volvió en uno de los últimos grupos, luego de haber sido prisionero de los ingleses. Volvió, y yo le agradecía a Dios por haberme escuchado. Pero los viejos de otros no volvieron. Desde esos días, un minuto por día pienso en eso. Pienso en ellos. Pienso en todos los héroes de Malvinas.
    Mi viejo nunca habló mucho de la guerra.
    Cada dos de abril me invade esa sensación que tuve ese día Lejano, cuando escuché por la radio a galtieri hablando, y a la gente vivando.

  9. Chuck, realmente sus comentarios son muy claros y acertados para mi entender. Es así, unos usaron el uniforme para hacer política (el partido militar) y después estába, está y estará el resto, el que tiene vocación de servicio. De los primeros sigue habiendo y son los que dirigen el destino de los segundos. Los del primer grupo, en malvinas no estuvieron y son los que comenzaron la desmalvinización para que no se notara el contraste con los que volvieron de Malvinas.
    Los de hoy también son políticos, pero el partido militar no existe más, entonces les hacen de lacayos a los pol´ticos para afanar todo lo que puedan y terminar de destruir a las fuerzas armadas. De los del segundo grupo, cada vez quedan menos por los miserables sueldos en negro, amén de la campaña de desprestigio y de la discriminación que se lleva a cabo en este país contra todo lo que lleve uniforme y sus familias, y por la falta de capacitación. Se termina yendo a laburar de otra cosa, o entran en la policía de macri, donde después se los limpian de tres tiors en el mate por no prenderse en cosas raras.

  10. Que querés Adeno? Hace rato que aprendí que uno juzga a los demás partiendo desde lo que es…

    Pero en mi caso, believe it or not, no tuve que leer en Revista Gente que hacía unos añitos que nos venían garcando. Nunca fui una «Doña Rosa». Nunca les creí. Siempre supe porque lo hacían ellos, y siempre supe que los ingleses harían su voluntad cualquiera que fuere (rompernos el culo o no)….

    Ahora, el pibe que se paró en una trinchera con un FAL que no soporta repetición demasiado tiempo a cagarse a tiros con los ingleses, y los ofiches y zumbos que se quedaron al lado de ellos, tenían los huevos inmensos. Porque hay gente que una vez que tiene que hacer algo, lo hacen.

    Hasta que los jóvenes Cristinos no pongan un huevo, deberían abstenerse de cacarear.

    Si relees mis primeros tres renglones, entenderás porque preferis creer que los demás son chantas.

    Cordiales y revolucionarios saludos, tovarich.

    PS: no estuve el 02/04, no fui el 14/06. En el 78 festeje el mundial del mejor equipo que tuvo la selección jamás (la del drogón incluido). Volvi a la Plaza en la convocatoria de la multipartidaria, el día que mataron a Flores frente al Cabildo.

    Felices Pascuas, la casa está en orden…

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