Cada tanto me gusta intercambiar opiniones con personas que posean otro mecanismo de pensamiento. Es interesante ver cómo desmenuzan los mismos hechos de la realidad que uno ve y vive, pero desde otro punto de vista radicalmente distinto. El resultado, si bien tiene el mismo tenor, generalmente posee otras justificaciones. El análisis abstracto de quienes siguieron carreras vinculadas a los números, la frialdad pragmática de los médicos y el atroz bagaje de conocimientos que arrastran quienes estudiaron carreras humanísticas, hacen que por momentos uno sienta que no se entiende con nadie, ni ellos entre sí. Hace unos días, estuve de charla de café con algunos de estos especímenes, entres los que había un Actuario -marciano que dedica su vida a cuentas inhumanas para crear bases de cálculo y otras practicas masoquistas- un Ingeniero en Sistemas, una Bibliotecaria, un Antropólogo, un Boga -siempre hay un boga, siempre- y quien les escribe, que en el universo de los conocimientos, me dedico a servir el café.
Entre mareas de cafeína, charlábamos de algunos acontecimientos de la actualidad, de Candela, de los indignados y del conflicto del estudiantado chileno. El Antropólogo nos contó de lo distinto que es la sociedad chilena a la nuestra -como si hiciera falta aclararlo- desde un punto de vista curioso: una dictadura que acá duró 7 años, en Chile se prorrogó por dos décadas. El ejemplo, que le sirvió para explicar que la sociedad chilena es más lenta para convulsionar que la nuestra, parte de esa obsesión que tienen por el orden y las metodologías correctas para reclamar lo que creen que corresponde. La Bibliotecaria, en cambio, nos dio una clase innecesaria de cogobierno estudiantil, reforma universitaria y toda la sarasa que, quienes alguna vez pisamos un pasillo facultativo, sabemos tan de memoria como nuestros números de documento. Para calentar el ambiente, el abogado refirió que para el está perfecto que la educación universitaria sea paga, a lo que el Médico le respondió con un lapidario «si pensás así, devolveme los impuestos que me salió bancarte la UBA», mientras el Actuario le retrucó «es un porcentaje ínfimo de tu bolsillo, imposible de abonar». El Ingeniero disparó sin miramientos: «¿Cuántos de nosotros fuimos a una secundaria paga y cursamos nuestras carreras en la universidad pública, mientras que quienes salieron de la educación gratuita, no tuvieron acceso a ninguna facultad?» Fin de la discusión.
Yo, que la miré de afuera sin emitir ni un bocadillo, aprovechaba para lastrarme todas las medialunas de manteca, hasta que intenté cambiar de tema y evité por completo caer en la política, para que no empiecen a volar pocillos de café, ni se produzca alguna lesión ocular por un certero cucharazo. Luego de hablar de River, Boquita y llorar un poco por tener la certeza de que las ideas más redituables siempre se les ocurren a otros, nos despedimos. Pero algo me quedó picando de los primeros temas.
Cada vez que vemos una movilización masiva en el exterior, la reacción que tenemos respecto de la misma, varía en función del lugar donde se produce y su motivo. No es lo mismo ver una acampada en la Plaza del Sol de Madrid, que enterarnos de otra ola de incendios automotrices en los suburbios parisinos. Un hecho nos sorprende, el otro nos tiene acostumbrados. Nosotros, que de quilombos masivos sabemos más que de fútbol, desvariamos entre el asombro por lo que consideramos una practica tercermundista, y hasta la satisfacción de ver que les pasa a otros y no a nosotros.
Parte de nuestras costumbres radican en el axioma «nadie de afuera nos entendería», dando por sentado que somos imperfectos, bárbaros e incivilizados, frente al otro, al externo, el ordenado, incorruptible y prolijamente civilizado. Nos da vergüenza la cultura cumbianchera, por parecernos grotesca y pomposamente irracional. Sin embargo, desconocemos qué piensan en la cuna del jazz respecto de la cultura del hip-hop. Nos reímos de nuestros cabezas, pero disfrutamos los videos extranjeros de negros con cadenas de barco de oro, dientes de oro, relojes de pared de oro colgados del cuello, que dilapidan en joda los dos mangos que cobran por un tema rítmico y de letra sexual/marginal.
Nos asusta quedar como turistas en el extranjero y, con tal de aparentar ser hombres de mundo, somos capaces de perdernos en una ciudad en la que no entendemos ni su sistema de señalización. Así, buscados por la embajada e interpol, preferimos morir en manos de una pandilla urbana del primer mundo, pero en nuestra ley y no como un turista. Tenemos miedo de demostrar que no somos de ahí y que estamos de visita para conocer. Nos muestran la Fontana di Trevi y ni reaccionamos, por temor a quedar como un sudaca recién bajado del avión, como si no lo fuéramos. Sin embargo, a ninguno de nosotros se nos mueve un pelo cuando vemos a ese gordo de piel lechosa, en bermudas, zapatos y medias hasta la rodilla, camisa floreada, sombrero pescador, lentes negros y cámara en mano, acompañado de la vaquillona de su mujer, con pantalones a la altura del cuello, a punto de ser atropellados por el malón de autos de la 9 de Julio, en un intento estúpido de sacarse la foto con el Obelisco de fondo.
Lo mismo nos pasa con la política y la sociedad. Muchos de los que consideran que cada movilización masiva en reclamo de algo nos pone a la altura de Uganda, al mismo tiempo ven con respeto las marchas de los indignados en España y se quejan de que la Argentina se encuentra adormecida. Varios de los que ven como un mantra el lema «en orden y progreso» de Brasil, no observan ni de lejos que ese orden y progreso tiene intenciones inclusivas recién desde hace poco más de una década, y que el Lula que idolatran, acá hubiera durado menos que un eyaculador precoz, por traidor a su espacio de origen y por trosco revolucionario ante los ojos del resto. Ese orden para algunos y progreso para otros, derivó en la sociedad que nosotros admiramos por su alegría, pero que en realidad es sumisa ante los atropellos de un mal gobernante y sólo les va bien cuando les toca uno que zafa. Salvo contadísimas excepciones a lo largo de su historia y más allá de alguna que otra protesta, el brasileño no se queja, no protesta, no putea: baila.
No somos raros, somos distintos, igual que cada una de las sociedades del mundo. Lo que para otros es orden, para nosotros es opresión. Lo que para otros significa libertad, en nuestra cabeza puede sonar a descontrol. Lo que en otros países sostienen como divertido, nosotros no solo no lo entendemos, sino que hasta nos resulta más aburrido que un especial de cine independiente afgano. Muchas veces he escuchado que el argentino sólo reacciona cuando le tocan el bolsillo. Otras tantas me echaron en cara que a los militares se los llevó la Guerra de las Malvinas. No somos dormilones, ni sumisos, ni corderos, sino que somos pacientes, tremendamente pacientes. Y como toda persona paciente, cuando se le llenan los gobelinos, estallan para cualquier lado, sin mirar las consecuencias y saltando sin paracaídas. Por eso se reaccionó con Candela y no con todos los casos anteriores, igual de tristes. Por eso ocurrió el «que se vayan todos» en diciembre de 2001, no antes ni después, más allá de que, a la larga, no se haya ido nadie.
Afirmar que a
la dictadura se la llevó puesta una guerra, es ningunear a los millones de argentinos que fueron a la huelga y se movilizaron frente al poderío militar en el poder, por las razones que fueran, pero haciéndolo. ¿No lo hicieron en el 76 y sí lo hicieron varios años después? Cierto, pero se hizo frente, y aún sabiendo que no había ninguna garantía. Creer que la gente reaccionó contra De La Rúa recién cuando le tocaron los ahorros, es cagarse en los millones de argentinos que no tenían un cobre en ningún banco y olvidarse de los años de protestas virulentas y silenciadas en el interior del país.
Si hay un sector de la sociedad que realmente tendría que temer a la idiosincrasia argentina, ese es el comprendido por la clase dirigente. Somos un país que nació después de medio siglo de guerras intestinas, con un pueblo que se enfrentó a cualquiera que se haya pasado de rosca. No hay más heroísmo en la resistencia a las invasiones inglesas que en un cordobazo contra Onganía o una huelga nacional contra Galtieri.
Yo también caigo en el error de creer que el argentino es egoísta. Sin embargo, cada vez que hubo que poner el pecho, se hizo, haya sido pacíficamente o de un modo mucho más violento. Quizás es eso lo que todavía nos mantiene a flote, con una bandera celeste y blanca derruída y un himno nacional que sólo cantamos en la cancha y murmuramos en los actos. Creo que es eso lo que llevamos en la sangre y que hace que, cuando estamos en el exterior, nos pongamos como locos al defender nuestro pedazo de tierra en el mundo ante una crítica. Es como la familia: la padecemos, la puteamos y nos carajeamos con nuestros padres y hermanos, pero nosotros -y sólo nosotros- podemos hacerlo.
Hay algo en esta tierra que nos tira, quizás sean las napas contaminadas o la grasa de la comida que no nos deja llegar la sangre al cerebro, pero mientras otros países son nacionalistas, nosotros somos argentinistas. Nuestros gobernantes pasan, nosotros quedamos, bien o hechos mierda, pero quedamos. Y es que, quizás, ya tenemos bien en claro en algún recóndito lugar de nuestra psiquis, que la política es un vicio, una pasión o un padecimiento, pero que no nos irá bien gracias a nuestros políticos, sino a pesar de ellos y gracias a nuestro poder para sobreponernos a todo.
¿En qué otro país podemos ver algo así?
Lunes. Si el Flaco Schiavi sigue haciendo goles, todo es posible.
30 respuestas
No te olvides que se la agarran con Tato porque el hijo no para de pegarles desde el medio hegemonico de turno. Abrazo y no dejes de deleitarnos con la visión lateral de la realidad.
Como siempre excelente el relato, solo permitame discrepar en una de las oraciones finales …. no creo que nos vaya bien porque tengamos poder para sobreponernos a nuestros problemas, porque seria asumir que nos gusta que nos vaya mal y no creo que así sea. Sostengo que nos va bien por nuestra capacidad para olvidar pero sobre todo por la inmensidad de recursos que tiene este país maravilloso, hace 30 años que lo saquean y aún no lo pudieron vaciar.
Saludos!
Tema árido eligió usted, Relato, para amenizar la jornada. Coincido bastante con Pato, y también con las citas que pegó Mensajero.
Quizás con lo que no coincida es con el método que usted ha elegido para seguir eligiendo… Me refiero a la racionalización. Los sentimientos no se racionalizan. Y ojo, que cuando se racionaliza, es probable que ya no estemos sintiendo… al menos, de la misma forma.
Yo elegía la Argentina pese a todo, quizás por cierta idea romántica del amor a la Patria. Y cuanto más difícil se me hacía la elección, más auténtica y comprometida me parecía.
Ahora creo que la elijo por el amor fati, como uno elige el sinsentido de la vida frente a la lógica de la muerte.
Un abrazo.
Quiero mencionar…que cuando nosotros estabamos bien y Brasil estaba mal….no paso nada.
Ahora que se dio vuelta la tortilla…..Burguer King es Brasilero, Cerveza Quilmes es Brasilero y me voy a fijar el Obelisco…porque casi seguro que tambien es Brasilero.
Se que es una estupidez…pero habla de una madurez industrial mayor a la que tenemos nosotros.
Primero hay que saber sufrir,
después amar, después partir
y al fin andar sin pensamiento…
Desde mi triste soledad veré caer
las rosas muertas de mi juventud.
No me rompan las pelotas, aca hay en dos versos el compendio de la argentinidad y si a eso le sumamos el «fobal» con «vo no esisti», llorones misoginos egoistas y negando la existencia del resto.
Encima cuando va a vivir al primer mundo le encuentran defectos, váyanse a cagar.
Yo rescato esto «…pero que no nos irá bien gracias a nuestros políticos, sino a pesar de ellos y gracias a nuestro poder para sobreponernos a todo…» Explica mucho, explica por ejemplo porque si una ministro desacata a la justicia aca no pasa naranja. Cuando (por poner un ejemplo), un ministro aleman renuncia cuando los medios publican que se copio en su tesis doctoral. Al Argentino le chupa un huevo que el PE se pase por el orto al PJ. La voto el 50%, 1 de cada 2. El aleman no le perdona al PE machetearse. Son extremos pero grafica lo podrido que estamos moralmente.
muy logrado su analisis don Relatodelpresente, veo en su escrito tal vez un olvido cositas de esos detalles que son dificiles de atrapar y tambien lo leo en los señores cmentaristas en general y es un tema que me apasiona y que realmente agradeceria que usted tratara algun dia, y que es la dicotomia tan bastardeada por tratada y maltratada Porteños-gente del interior…fijese que realmente omite idiosincracias y maneras de ser muy focales, es distinto el pensamiento de un correntino al de un hombre de la patagonia, y sin embargo todos llevamos dentro esa fibra que usted describe, esa indignacion o esas euforias, esas politicas tratadas por gente en escritorios en Buenos Aires, esa muerte de la niña tan lamentablemente tratada, (por citar un caso), y hasta la identificacion deportiva con un club realmente exceden todas nuestras capacidades de analisis sesudos…me encantaria leer sus impresiones de lo argentino «total» desde el corazon…
Hoy se despertó filosófico, don Relato.
No sé bien que pensar. A veces creo que somos la peor basura sobre la tierra. Otras me acuerdo, por ejemplo, del atentado a la AMIA, con centenares de argentinos haciendo fila para donar sangre en el Hospital de Clínicas. Y me lleno de orgullo.
Somos los argentinos así, o yo soy así de ciclotímico?
anónimo 21.21
contame como hablas de vos mismo sin esterotipar.
su lo haces me dirías que hablas de los que querrías ser y no sos.
relato,
no estoy de acuerdo con lo de egoísta. No serlo en las situaciones límites es lo normal. No te queda otra que agarrarte de todos para zafar.
el egoismo se mide en las cuestiones dirias.
No dejar cruzar la calle al peatón, tirar cosas en la calle, ventajear a toda costa, aceptar la corrupción como cosa menor, cagarse en la pobreza y después pedir que otros den limosna, querer ir de garrón a cualquier lado…
podría decirte muchas cosas sobre cuan egoistas podemos ser.
Lo que pasa es que ese egoísmo también nos hace crear una resistencia a las condiciones desfavorables que hacen que seamos expertos en supervivencia acá y en cualquier lado del mundo.
En muchos lugares ser argentino te abre puertas laborales y sociales. El problema arranca cuando es mas de uno.
saludos
chuck
mensajero,
te voy a contar el mejor chiste (por llamarlo de alguna manera) que escuche sobre argentinos en España.
dicen que un argentino es un italiano , que habla en español, que quiere ser inglés pero vive como norteamicano
y mas emocionante que una corrida de toros es díficil encontrar algo.
saludos
La capital de Brasil es Brasilia.
Alli no vive ni el portero de la biblioteca.
Brasil se mueve a traves de San Pablo, Rio, y dejemos de contar. Quizas el sur con Porto Alegre o Belo Horizonte. Pero ya esta.
Supongamos ahora que trasladan la capital a Chacharramendi.
Que corte o manifestacion haran?
Ninguno.
Porque de nuevo…no viven ni las polillas en Brasilia. Y en San Pablo y en Rio? Si te haces el vivo la policia te recaga a bastonazos. Despues te pregunta.
No habia caido…Adenoz tambien es del rojo?
Se acabo la mentira del gordo falopa.
Que se vaya a Huracan.
Todo muy lindo. Hasta coincido con mucho de lo que escribiste, pero…para que sirve????????
Me cago y me recontracago en nuestra pedorra manera de ser, somos y seremos los mas hijos de puta del planeta tierra….
le agradezco el espacio……su post me remitio a mis amores musicales brasileros. Hoy es medio feriado, esto es para los de la kul, (dia de open market) y el viernes parto a la basilicata: a juntar olivas y a preparar salsa de tomate. Siglo XXI? Puede ser, pero se guardan algunas costumbres.
Te sigo en twitter. Te leo siempre. Te hago rt. Pero esta vez no estoy de acuerdo. Es oir el mismo cuentito que nos contamos de nosotros mismos, otra vez mas.
Muy estereotipado. Falto el dulce de leche y el culto a la amistad y bingo!!.
Viví en Brasil varios años.
Trabajo a diario con brasileños.
Puedo asegurar que la fascinación que tenemos por ellos sólo es comparable a la que ellos tienen por nosotros.
Algunas frases «robadas» de este post que aporta la visión de brasileros volcada en un libro:
http://deshonestidadintelectual.blogspot.com/2009/09/cultura-popular-argentina-segun-la.html
“Pensé que nunca había visto nada más apasionante que una corrida de toros, hasta que vi a dos argentinos discutiendo de política”
“Tienen la costumbre de guardar dólares debajo del colchón o en la maceta.
No tiene que ver con la última crisis, sino con la historia de inmigrantes, marcados por la desconfianza, o como nos dijo un economista: la prueba de que viene de lejos es que los brasileños no hacen lo mismo a pesar de haber pasado por las mismas crisis.
Pero tiene más que ver más con la sabiduría que con la avaricia: es el recurso encontrado para sobrevivir.”
“Yo diría que saben reclamar hasta por un feriado de carnaval.
Es admirable que la protesta se traslade de temas colectivos como la inseguridad, Cromañón o los desaparecidos a causas como la de María Soledad y que esa protesta dure a lo largo de las décadas.
En Brasil ni la madre se iba a quedar protestando.
Y ustedes siguen siendo implacables con ustedes mismos, asegurando que tienen una memoria corta”
«Es que ustedes son una combinación de inmigración, educación, información e indignación».
De entrada, el libro afirma que los argentinos, «psicoanálisis y mucha lectura de por medio» son muy articulados.
«Coloque un micrófono en la boca de cualquiera en la calle y hablará mejor que un locutor».
«Decía que en una negociación, un argentino solo es temible.
Pero si hay dos, no hay que asustarse: son tan brillantes que uno destruirá al otro».
“Los argentinos son los primeros en hablar mal de sí mismos.
A veces parecen ignorar las buenas cosas que poseen.
Otras veces parecen exagerar el tamaño de los problemas.
Aunque perdieron mucho de lo que tenían, especialmente en lo social, todavía continúan teniendo el mayor patrimonio social de la región.
Es una sociedad intrigante y fascinante”.
“Individualmente, los argentinos preservan ciertos valores de antes, difíciles de encontrar en un mundo competitivo y globalizado, como la lealtad entre amigos o el respeto por la familia, con una fuerte conciencia política y social”.
Pero admite, con humor:
“Es muy difícil definir a un argentino, porque él mismo no se sabría definir”.
No comparto hoy. Y, si bien es cierto eso de la idiosincrasia , no define. Cuando uno es turista es turista: no paga servicios (tal vez impuestos) por mas app que alquile.
Y para onda brasileira, propondria Viver!
E não ter a vergonha
De ser feliz
Cantar e cantar e cantar
A beleza de ser
Um eterno aprendiz…
A contraposicion del tango.
Sil
Lo peor de todo fue el final, ver en bolas al vejete adenoz puajjj, eso fue bajo y de mal gusto.
es extaño el tema.
mis sentimientos hacia un pais o cualquier bandera son casi nulos como entidad en sí.
Pero resulta que vivi casi 10 años afuera de acá y cuando me tocaban Argentina o me decían algo de los argentinos saltaba como leche hervida. Me salía algo absolutamente tribal de adentro.
El tema es cumplejo pero sí lo que puedo asegurar es que muchos compatriotas cuando están afuera son al menos complicados.
Queremos imponer nuestra entidad a las trompadas casi y tenemos una necesidad de que se nos reconozca poseedores de una cultura determinada.
Poseemos una cultura y un saber estar por encima de la media de casi cualquier pais (al menos latino) y en vez de afirmarnos en ellos vamos y sacamos pecho por formas de ser casi guturales y soberbias.
se podría escribir horas enteras sobre el asunto y no nos pondríamos de acuerdo sobre la forma y el fondo jamás.
y de todo lo que escribís lo de Schiavi me trajo a la mente una decepción que tuve el año pasado cuando confeso que era mentira que se habia macheteado a Sandra Bulock. Se cayó un idolo.
Adenoz: Cappa a Independiente?? que el futuro de apiade de ustedes.
saludos
Anónimo 13:14 no vió ni el árbol del bosque ni noticias tiene.
Y? sorete, ¿es la división del trabajo la que hace que la vieja falopera y su banda afane a cuatro manos?
dejá la jarra loca!
Hace 18 horas que Boca no le gana, de visitante, a Independiente.
Buenas Relato, hoy no estoy de acuerdo.
Un abrazo
Somos lo que somos…y la verdad, no me veo como algunos yendome a otro lugar..
Lástima el muchacho este del final…me hizo reir cuando reflexionaba sobre el Ser nacional…buenos, somos eso tambien.
Relato, muy buen post. Rescato lo de los brasucas, ellos saben por qué vale la pena vivir.
Nosotros somos demasiado veletas.
Una de las cosas por las que vale la pena sucedió ayer, otra vez lo pusimos al rosa amargo, papá, el verdadero rey de copas, lo dejó con un kilombo flor.
Excelente descripción de nuestra sociedad, Relato.
Es como el otro día que discutía con alguien de diferente lado político y me dijo: »bueno, si no te gusta andate a vivir a otro país» a lo que le respondí que yo amo Argentina, a pesar de todas las cagadas que pasen, y que prefiero bancármela acá teniendo la esperanza que algún día cambiará, a estar lejos…
Saludos.
Impecable análisis,Don Relato, que prueba lo complejo que es analizar y entender cualquier grupo humano mayor a uno.
Humildemente agregaría, con permiso, que el Argentino es muy permeable a tendencias mundiales, y se sube a ellas por la misma razón que usted comentaba: el miedo a parecer sudaca o extranjero.
En los 90’s fuimos más neoliberales que Adam Smith, el turco arrasaba en las elecciones, aunque ahora nadie lo votó.
Luego nos fuimos al extremo y votamos a la alianza, más por revanchismos que por convicción.Los terminamos puteando y echando a cacerolazos.
Votamos al muerto otra vez por revanchismo, para que no vuelva el turco.
Ahora, hasta la UIA se baja los lienzos, diciendo que siempre apoyaron el «modelo» Nac&Pop.
Y seguramente, en un futuro no tan lejano, banqueros K como Brito o Eskenazi, que se forraron por varias generaciones con este gobierno, lapidarán a Kris, una vez que ella no pueda ser reelecta.
Fuimos menottistas, bilardistas,hinchas de pekerman y del Diego, para luego putearlos o negarlos tres veces antes que cante el gallo.
Creo que su imagen de la familia,como en el Padrino de Coppola (Francis Ford, no Guillote), es perfecta, y a todos nos gusta ser argentinos. A pesar de todo.
Excelente lo suyo de hoy, Relato.
Un saludo.
RDP me parece que se está tomando el «café veloz», le hace bien.
La cuestión sigue siendo la división internacional del trabajo. Y que país subdesarrollado, para esos intereses, no es un estadío, es el destino final. Está en nosotros superar esa instancia.
No me acuerdo quien dijo que, desde el espacio, no se ven las fronteras y que el mundo es uno solo.
La descripción encaja con cualquier ser humano, de la actualidad y de siempre. Más allá del color del pelo, las preferencias en cuanto a marca de zapatillas o la postura a la hora de garchar, somos todos iguales cuando reflexionamos sobre la realidad.
Indignados hay en todos lados y reaccionarán en el momento que sea. El tema es no estar cerca cuando eso ocurra, sobre todo si es uno el destinatario de su furia.
Si Schiavi es quien nos empomó, bien merece irse el Turco.
Buenas don Relato.
Le cuento algo por mi experiencia de vida en el país tropical. A diferencia de acá, muchas protestas salen en forma musical. Está lleno de canciones de protesta con ritmo de samba, por eso cantan y bailan. Nosotros las escuchamos divertidas y creemos que todo es alegría y joda, pero en muchas no lo es. Allá, en lugar de cortar una calle al divino botón (porque al final cortando la calle no se consigue un choto), cantan esa canción. ¿La similitud? Tampoco consiguen un carajo. Se desahogan de forma distinta.
En cuanto al caso de Candela, no se olvide de la movilización que hubo cuando fue lo de Axel Blumberg. La gente que se juntó en Plaza de Mayo fue impresionante. Diría que dejó hecha un poroto a la convocatoria por Candela.
Con De la Rua reaccionamos vaya uno a saber porqué. Don Fernando no es santo de mi devoción pero tengo que ser fiel a mi memoria, quien realmente me cagó los ahorros fue Duhalde (y a ese no le movieron ni un pelo las cacerolas, no le importó si eran chotas de aluminio, las hierro de la abuela, Essen o Marmicoc).
Lamento disentir con Usted, pero al fin y al cabo para eso estamos acá, para intercambiar opiniones. Yo sí creo que los argentinos somos egoístas. En lugar de ser una sociedad somos un conjunto de individuos (de lo contrario habría lugar para el diálogo interpartidario). Siempre estuvimos divididos en dos grandes grupos (y a su vez esos dos grandes tenían/tienen subdivisiones internas). Realistas y criollos, unitarios y federales, autonomistas y cívicos (hoy llamados radicales), democráticos y golpistas, dentro de los períodos de gobierno de facto mejor no meternos en todas las internas de las FF.AA. porque es meternos en camisa de once varas, radicales y peronistas. Hasta ahí las cosas estaban más o menos claras, pero llegó Carlos Saul I de La Rioja y se fue todo a los caños, ya dejamos de saber cuál es el blanco y cuál el negro, dónde está la izquierda y dónde la derecha. A partir de ahí creo que terminamos de sincerarnos y volvimos a los caudillismos que tanto nos gustan históricamente. A la mierda con los partidos, sos menemista, duhaldista, kirchnerista, cristinista o el ista que más te guste. Hasta los radicha en plena extinción se dieron el gusto de tener su momento cobista y alfonsinista. Acá el tema es estar con el caudillo que menos me joda (porque también somos conformistas, no pretendemos estar mejor, agradecemos que no nos hundan más) y si encima sabe disfrazar su discurso como «justicia social», ahí tenés la fórmula ganadora. Eso sí, que no se te ocurra tener ideas distintas porque cagaste fuego y measte nafta (así que pobre el tipo que se declare opositor).
A la hora de solidarizarnos con el mal ajeno somos los primeros en mandar ayuda humanitaria ante cualquier tragedia natural (menos al Africa, donde es natural que se caguen de hambre o persiguiéndose los unos a los otros)… siempre y cuando te pueda ayudar con alguna pavadita, porque sino «si te he visto, no me acuerdo».
En fin, el tema es largo y complicado.
Saludos