Hacia el año 2000, Kirchner ya había amasado su primera fortuna de la mano del último Gobierno Militar, había sido un Gobernador lacayo del menemismo al punto de calificarlo el mejor presidente de la historia luego del mismísimo Juan Domingo. De los indultos no dijo nada y de las privatizaciones mucho menos. Los giros de fondos a la Provincia de Santa Cruz hacían de Sunday Cavallo –el mismo que tenía entre tu troupe a Alberto Fernández- un semi Dios del Olimpo que se levantaba en la Quinta de Olivos.
Cristina había sido Convencional Constituyente de la reforma de 1994 y, por ende, había aprobado cosas como la ampliación de los miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación a nueve integrantes. Había acompañado la lista de Carlos I de Aniyaco y, como Senadora de la Nación, aprobó el pliego de cada uno de los nuevos miembros de la Corte.

El Patriarca de los Docentes, Daniel Filmus, ya había sido funcionario de la, por entonces, Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires a cargo de Carlos Grosso. Y no había sido cualquier funcionario. Era el Secretario de Educación de la gestión de la Escuela Shopping.

Eduardo Duhalde ya había sido Vicepresidente de la Nación, Gobernador de la Provincia de Buenos Aires y había perdido las elecciones presidenciales frente a la Alianza UCR-FrePaSo. Entre sus logros contaba con una ley de educación pedorra, una sistema jurídico hecho mierda y una policía destruída. Pero asfaltó hasta las vías del tren.

El radicalismo ya había dejado el poder en el ´89 y luego de tener un tercer puesto cómodo en el ´95 –Massachessi tenía el honor de haber perdido frente a Bordón-Alvarez, lo cuál ya dice bastante- obtiene el milagro de ganar la primera elección a Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, para la que presentaron a un Cordobés. En el medio, Alfonsín había transado el Pacto de Olivos con Menem, Angeloz se morfaba juicios hasta de la chica que le limpiaba la casa y el Coty Nosiglia se convertía en un emprendedor de lujo.
Orlando Barone era un periodista que no estaba del todo de acuerdo con el Gobierno de Menem y sus adictos –entre los que, por decantación, se encontraba Kirchner, Pichetto, Filmus, Cristina, Alberto F, Aníbal F, etcétera, etcétera, etcétera. Barone no era el único, también lo acompañaban en el sentimiento Ernesto Tenembaum, Eduardo Aliverti –que no toleraba la corrupción del menemato- y otros más. No así Daniel Haddad, que estaba más cerca de la canonización de Neustadt que del Pulitzer. La revista Veintitrés –que al principio se llamaba Veintiuno- era independiente, al igual que Página/12, y le pegaban sin asco al Gobierno del Carlo & Cia.

Esteban Morgado hacía boludeces en Cablin y en Canal 13, cuando el Monopolio Multimediático no mentía y los hijos de Ernestina habían salido de una semilla, en un repollo que había traído una cigüeña desde París.

Los programas de humor político abundaban, los de periodismo también. Se podía putear al Gobierno en un canal de aire sin temor a que te levanten el programa y los Presidentes daban conferencias de prensa. Incluso en Canal 7 se podía ver a Adolfo Castello bardear a De La Rúa en Medios Locos a la medianoche.
Norberto Oyarbide es llevado a un Iuri de Enjuiciamiento por proteger un prostíbulo. Zafa. Sin embargo, se sigue comiendo denuncias por todos lados. Incluso el por entonces Fiscal Federal Guillermo Montenegro lo denuncia por 16 motivos distintos. Entre ellos, escuchas telefónicas ilegales.

Cristina era una señora bien conservada de 47 años. No gobernaba.

Una década después:
Habiendo entrado a la segunda década del siglo XXI, Kirchner todos parecen haber bajado de un ovni procedente de una Galaxia lejana, o haber despertado de una situación de hipnosis pajeril permanente. Néstor Kirchner insta los juicios contra gerontes gagás, sigue amasando fortunas, se toca el huevo izquierdo cuando lo ve al turco y habla de la nefasta década del ´90, como si él hubiera estado como casco blanco en la guerra de los Balcanes.
Cristina presidió como Senadora la Comisión de Asuntos Constitucionales y encabezó el juicio contra los miembros de la Corte Suprema de Justicia, para luego decir que era una barbaridad que tuviera nueve miembros. Para ella, Carlos Menem es un tipo que hambreó al país y señala con el dedo a todo aquél que estuvo con él. Sin embargo, como Presidente tiene los mismos delirios de grandeza.
Daniel Filmus terminó siendo Ministro de Educación de la Nación, haciendo concha las cuentas de las Provincias al aumentar los salarios docentes sin consultar. Luego fue candidato a Jefe de Gobierno por el Frente para la Victoria, argumentando que los que no lo votaban a él, era porque no pensaban. Más adelante, fue la mejor opción del kirchnerismo en Capital, al acompañar a Carlos Heller, un banquero comunista.

Eduardo Duhalde fue electo Senador conporcentaje pedorro en 2001, más tarde Presidente de la Nación gracias a una Asamblea Legislativa que primero designó a Rodríguez Saa y a la semana lo dejó en pelotas. Devaluó la moneda asimétrica, licuó las deudas en dólares, hizo mierda el poder adquisitivo, reprimió a diestra y siniestra, impuso una Ley de Lemas y prestó su aparato para que Kirchner, un tipo con una intención de voto del 8%, llegar a la Presidencia de la Nación. Al día de hoy se pone en opositor y habla de modelos productivos.

El radicalismo, en alianza con el FrePaSo, gobernó el país. Bueno, ocuparon cargos ejecutivos, nos llenaron de sushi boys, armaron unas fiestas preciosas para unos pocos y se fueron con la gente en la calle, las cacerolas en el culo, en helicóptero, con Estado de Sitio, una recesión abismal y reducción de salarios.
Orlando Barone cree que Néstor Kirchner debe ser un homónimo del de las últimas 3 décadas y cuando habla tiene aliento a culo presidencial. En 2003 no vio nada de su pasado, que por entonces era un presente contínuo, y creyó en el modelo de la redistribución de la riqueza. Eduardo Aliverti no se calienta mucho por la corrupción del actual Gobierno, así que sigue acompañando. Igual que Tenembaum, pero este se sintió estafado en su buena fe y ahora se plantea qué les pasó. Daniel Haddad ahora es oficialista, aunque los oficialistas sigan usando a Radio 10 como sinónimo de oposición y cambió el 147 con el que iba a laburar en los ´90 por un helicóptero para hacer reportajes chotos de vez en cuando.
Esteban Morgado ahora hace las mismas boludeces que hacía en Cablín, pero le pagan en el Estado. Es payaso en el INADI. Mientras que el grupo Clarín pasó de ser aliado del Gobierno a ser una amenaza golpista, desestabilizadora y gorila. Ahora Clarín miente, no como en el ´99, cuando le hizo la campaña a De La Rúa, ni en el 2003, 2005 y 2007.
El único programa de humor político es 6,7,8, aunque intenten hacérnoslo fumar como un programa serio de periodismo independiente. Su creador, después de haber mamado de la teta de Magneto y Noble, ahora abraza fervientemente la ley de medios. La identidad de los hijos de Ernestina ahora son una causa nacional.

Norberto Oyarbide tiene el triple de pedidos de enjuciamiento que los que tenía en los ´90, y sin embargo, las causas contra el Gobierno Nacional y contra el Gobierno de la Ciudad, siempre les son sorteadas a él. Ahora carga contra Maurice, que es Macri –al igual que Franco, que es socio del Belgrano Cargas junto con Moyano- y el actual Ministro de Justicia de la Ciudad, Guillermo Montenegro por una causa de escuchas telefónicas, cuando debería declararse incompetente por haber sido denunciado por el mismo Montenegro en una causa por escuchas ilegales.
Cristina es ahora un ente amorfo y sin edad. Sigue sin gobernar.
Lunes. Se hace lo que se puede.