Perros

Se le puede perdonar que sea una tilinga de cuarta que se hace la fina y después se despacha con comentarios dignos de La Raulito diciendo que hay gente que tendría que tomar menos viagra y comer más chancho. Se le puede perdonar que sea tan bruta que se confunda al Quijote con su autor y hasta refiera a una frase que el Quijote nunca dijo. Se le puede perdonar que sea tan soberbia de no googlear al menos para saber que el agua no es hachedoscero. Se le puede perdonar muchas cosas.

Pero no le puedo perdonar que en su soberbia más propia de la ignorancia reconocible que de la erudición no reconocida, se pavonee de aquí para allá tratando de apátridas a cuanto tipo diga que se equivoca. Que la soja es un yuyo, que la lluvia nos quita la carne, que las exportaciones esto, que las importaciones aquello.

“Ladran Sancho, Señal que son Perros ¡Vamos, Argentinos!” En este país los Argentinos deben ser los pocos miles que todavía se tragan sus estupideces, que justifican lo injustificable, desde la ignorancia o desde la mismísima ceguera. Ahora me tengo que fumar que la troglodita disfrazada de señora, venga a decirme perro por no pensar como ella. Y ella ¿Cómo piensa? ¿Dónde están sus ideas? ¿Las de su Gabinete? ¿Cómo puede ser que un Presidente que todavía no asumió en Uruguay y que proviene de la lucha subversiva atraiga 150 propuestas de inversiones multimillonarias y ella, que lo único revolucionario que hizo en su puta vida fue entregar unos panfletos en la Facultad de Derecho de La Plata, dónde ya desde entonces la trataban de boludita y la entretenían con pelotudeces, tenga que poner plata de las jubilaciones para que la General Motor pueda fabricar un auto para que puedan comprar quienes precisamente no poseen problemas económicas? Con todo respeto a los yurugüas, pero repito: Presidente que todavía no asumió en Uruguay.

Enfermos de la paranoia, ven enemigos donde sólo hay voces disonantes. Ven un poder adquisitivo supremo en el aumento del consumo de pollo y en el record de turismo que tuvo Mar del Plata. Y sin embargo, no se dan cuenta que quienes no pudieron ir a Brasil son los que coparon la playa, que un inmenso porcentaje de los argentinos que fueron hasta el año pasado, este año se tuvieron que conformar con la pelopincho, en el mejor de los casos y que en el interior, no hubo el movimiento turístico de siempre. Ven golpistas donde hay una vieja puteando porque paga el kilo de milanesas 20 pesos. Ven un desestabilizador donde tan solo hay un pendejo que no llega a pagar el alquiler. Ven lo que quieren ver.

Probablemente, verán traidores en D´Elía. No es para menos. Si traicionó a Menem en 1993 con la carrera que lo llevó a la Presidencia, qué se puede esperar de la reacción para con la mujer del ex Gobernador de una Provincia de 250 mil habitantes. Alicia Kirchner ve en los pedidos de D´Elía intenciones clientelistas. Cristina ve en quienes denuncian el manejo de las cooperativas de trabajo a inconformistas que sólo ponen palos en las ruedas.

Somos todos enemigos. Al menos se han iluminado y algunos ya no usan el peronómetro para descalificar. Directamente somos todos golpistas. Personajes de la izquierda histórica, mentirosos y golpistas. Clase media venida a menos, golpistas. Fuerzas Armadas desprestigiadas, desmanteladas y conducidas por una inoperante e ignorante, eternos golpistas. Ex aliados del Gobierno, traidores y golpistas. Y lo más grave, al menos desde la idea del sentido común: militantes de la resistencia peronista devenidos en terroristas de Estado y golpistas.

Los motivos son de lo más variados. Por no haberse dejado culear de dorapa por el Gobierno, por quejarse de la dilapidación de la guita en cualquier cosa menos en fondos de coparticipación, por preguntar que va a pasar con los próximos jubilados con tanta guita que sale de la ANSeS, por quejarse de los gastos de Aerolíneas Argentinas, por criticar el crecimiento patrimonial del Gobierno. En el caso de los peronchos más viejos, por que no entendieron que Perón estaba equivocado, que los verdaderos peronistas fueron los echados –no importa Firmenich, no importa Perdía, no importa el asesinato de Rucci, no importa que precisamente Néstor estaba en otra y Moyano cazaba Montos.

Todos golpistas, todos gorilas, todos desestabilizadores. Todos perros que ladramos porque ellos cabalgan.

Sumidos en la mayor de las equivocaciones, la de no reconocer que el otro también puede tener razón, andan por la vida autorizando subas a prepagas “porque al Néstor lo atendieron bien”, promoviendo el cambio de la cultura alimenticia de los Argentinos, falsificando informes, echando inversiones, rematando nuestras materias primas sin impuestos ni control a países vecinos y, mientras tanto y como para entretenerse, choreándose hasta los bronces.

Pero mi opinión no vale, obviamente. Soy tan solo un golpista. Como “el monopolio” como diría el olvidadizo relator de fútbol uruguayo Víctor Hugo, devenido en analista político y sociólogo. Por suerte, para protegernos de tanta mentira, tenemos a la TV Pública, donde te cuenta la posta de Reutemann, desacreditándolo con un video de 1999 junto a Menem, cuando Néstor le entrego hasta el culo al turco.

Mientras el que piense distinto sea tratado de traidor a la patria, aunque ello incluya al 83% de los argentinos –una imagen positiva del 17% no es moco de pavo- mientras un jubilado tenga que aplaudir por que ahora vive con 230 dólares por órden judicial –Norma Plá se debe estar retorciendo desde el más allá- mientras las comidas de pobres se sigan transformando en platos gourmet para afortunados –pizza, empanadas, asado- mientras traten de criminales a los ricos cuando ellos han amasado en 7 años una fortuna a costillas del pueblo, mientras sus pasados lejanos los condene, sus pasados recientes los haga quedar en ridículo y sus futuros sean cada vez más negros, mientras tengamos que seguir aguantando que cada víctima es un victimario, que una vez al mes cobremos para la quincena, que la educación no es pública y que los derechos –ya no humanos, que es mucha especialización- sino los civiles y sociales son para nadie, seguiremos teniendo el derecho de decirle que es una cara dura, por más que parezca un colchon inflable, que es una ignorante de la política y de la vida, que es una ridícula, que es una cínica, una inoperante, una incompetente y que, si quiere, que nos cabalgue toda la noche.

Pero no somos perros. Somos Argentinos. Igual que ella. Igual que las personas que votamos. Igual que vos. Igual que yo.

Viernes. La inflación de enero es del 1% para el INDEC. Y juro que no es joda.

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