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Pocas veces ha pasado tan desapercibido el aniversario del fallecimiento del General José de San Martín. Una persona que nos queda grande, gigante. No nos merecemos tener un prócer de tamaña magnitud. Propio de una educación que nos impuso la santidad e inalcanzable heroísmo del General, que nos quitó las esperanzas de ser como él, no hemos hecho nada por imitarlo, por alcanzarlo, por igualarlo. Por querer ser como él, al menos en algún aspecto.
Pensar que no hace mucho, en las fechas patrias había que ir el mismo día, feriado, al Colegio para celebrar el acto, cantar el himno y comer torta fritas, pastelitos y churros con chocolate caliente. Hoy el himno se babea, escapándose un chiflido a través de los labios con piercing de chicos con media cara tapada por un flequillo, que poco les importa el motivo, lo que vale es que se tiene un día más para sacarse fotos.
José Manuel Estrada
«Ahora pensad en San Martín en Lima teniendo que ultimar la guerra de la Independencia e impedido de completar su estrategia de pinzas por la política de Rivadavia definida en la zoncera anterior: «Lo que conviene a Buenos Aires es replegarse sobre sí misma».
No olvidéis tampoco cómo entre rivadavianos y peruanos desafectos le han anarquizado el ejército, mientras el Almirante Cochrane le subleva la escuadra. La política americana de San Martín entra en conflicto con la política de achicamiento que paralelamente a la inglesa, tiende a disgregar el continente y aún el Virreynato del Río de la Plata. Ya no está en condiciones de cumplir su objetivo integralmente americano y busca la ayuda de Bolívar que está en el mismo plano. Así se produce la entrevista de Guayaquil en que los dos libertadores hablan sin testigos.
¿Cuál es la consecuencia lógica de la entrevista?
Que el más fuerte en ese momento asuma el mando y que el más débil —debilitado por la traición a sus fines americanos— lo ceda, precisamente para no traicionar esos fines. La grandeza de San Martín lo hace adoptar la actitud que correspondía a ella, haciendo lo inverso de los rivadavianos: no comprometer la suerte de América ni siquiera por su propia gloria. Eso es todo.
¿Dónde está, pues, «el misterio de Guayaquil», la zoncera constantemente reiterada? El único misterio es éste, que se haya hecho un misterio de un hecho evidente, enturbiando la cuestión con una pequeña e interminable polémica de dimes y diretes cuyo propósito último es ahondar las diferencias entre americanos, justamente lo que San Martín quiso impedir con su austero silencio. He ahí como hay otra traición a San Martín, es decir a su causa americana, en esto de repicar con el «misterio». Distraer la atención del conocimiento de las traiciones antiamericanas de Rivadavia y los suyos que son las que obligaron a San Martín a retirarse. Pero la entrevista de Guayaquil significó la pérdida definitiva del Alto Perú. ¿Porque lo quiso Bolívar? ¡No!; porque lo quisieron los rivadavianos en su política de achicamiento civilizador.
Arturo Martín Jauretche
General José de San Martín
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(Sí, se leen y se contestan since 2008)
8 respuestas
La frase que transcribiste de San Martín, sobre todo la parte que dice: «recibiráis el yugo del primer aventurero feliz que se presente, quien lejos de fijar vuestros destinos, no hará más que prolongar vuestra incertidumbre» es sumamente propicia. Una joyita.
En cuanto a la deliberada omisión de festejos patrios, creo que se trata de una política deliberada de desnacionalización, de destrucción del orgullo de ser argentinos, de olvido de nuestras raíces y nuestros ancestros.
Después hablan de memoria…
Saludos
Buenos Días Relato!
Bueh! Yo también venía para contar que en Mendoza no se realizaron las festividades habituales (al menos ninguna importante, como corresponde)
Y créame, las extraño. Fueron inolvidables aquellos días de colegio secundario, actos, pies fríos y narices heladas, y un tremendo honor llevar la bandera del colegio en un día semejante.
¿Quedaron para la historia?
Hola Relato, visito este blog hace varios días. Llegué a través del link de Stella, quien tuvo que soportar algunas preguntas mías.
Es obvio que me gustaron los post y por eso sigo pasando.
Te cuento que en mi pueblo la Plaza lleva el nombre del General y además hay un significativo monumento que lo representa. Todavía se respeta cada año esta fecha con actos especiales, tal vez por ser un lugar chico, pero es verdad que a nivel nacional y general brilló la ausencia de menciones hacia la fecha…
Felicitaciones por el blog!!!
Ah puedo «robar» con aviso alguna frase para mi blog?
Gracias por anticipado!
En la Plaza San Martín de la Ciudad de Mendoza, ni una ofrenda floral en la estatua del General.
Tuvo más prensa el partido San Lorenzo – Godoy Cruz que el acto en honor a San Martín, el cual dudo, se haya celebrado.
Dejo constancia de que pasé por acá y leí. No digo nada al respecto, porque puedo llegar a hacer un desastre. Más cuando en mi familia somos firmes defensores de los ideales del General San Martín.
http://www.lasanmartiniana.com.ar
Para que se sigan amargando un poquito, en La Nación (
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1040559) aparecen los Kirchner como monotributistas de la categoría más baja ante la AFIP.
Hay que dar el ejemplo…..
El vergonzoso trato al Gral. San Martín viene desde lejos, cuando siquiera lo dejaron descender del barco a su vuelta del Perú, bajo riesgo de encarcelarlo por traidor.De allí emprende su exilio final.
Creo que tu frase «nos queda grande» es tan exacta y gráfica que nos entristece.
Igualmente, hay culpables con nombre y apellido y son los que tienen la responsabilidad cívica delegada por el pueblo de mantener los valores sanmartinianos, más allá del argentino común.
Un gran saludo.
«Los pueblos que olvidan sus tradiciones, pierden la conciencia de sus destinos
y aquellos que se apoyan sobre tumbas gloriosas, son los que mejor preparan el porvenir»
Don Nicolás y Ud. lo resumen clarísimo.
Un saludo