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Un Billete de Cien

Gobernar ya queda enorme. Administrar, está claro, no rinde. Sólo queda pasar el rato, arengar a la patria contratada y plantear juicios de valor sobre cosas que no deberían ser siquiera materia de debate. Cris dio una nueva exposición de oratoria en la que anunció una medida revolucionaria para manejar la economía.
Hay algunos puntos que no cierran. Más allá de la gansada de presentar como producto de la modernidad un billete concebido con las medidas de seguridad de 1952, de que el mismo había sido diseñado para eternizar a Eva Duarte después de su fallecimiento y de que no hay explicación a por qué no salió entonces.
En relación a esto, voy a romper con la costumbre de divertirme con los hilarantes y lisérgicos discursos de la Presi. Tomaré sólo dos frases que no dan para dejarlas pasar. A pesar de que se me ocurrieron muchas formas de aprovechar su afirmación de que «el embutido viene de salame» en medio de la presentación de un billete, Cris marcó dos parámetros que me sacudieron un poco de la modorra y me borraron el buen humor. Primero mencionó su intención de no polemizar al afirmar que cree que Eva tiene más méritos que Roca solo porque es mujer. El segundo punto es la pregunta que hizo Cris: «¿Para quién trabajar, para qué trabajar, cuál es el objetivo y la dirección que tiene que tener no solamente un economista, sino un político o un gobierno?»
Por empezar, si la intención es no polemizar, lo último que se puede hacer es borrar a un personaje de la historia polémico –que genera polémica– para colocar a otro aún más polémico. Podrían haber creado un nuevo billete de 200 o 500 pesos, que mal no vendrían, en lugar de sacar a Roca para colocar a Evita. Los militantes, semiprogres y demás pelmazos afines, festejaron la medida de eliminar de lo cotidiano, del día a día, a Julio Argentino Roca.
Burros e ignorantes de la historia, ponen a Roca a la altura de un genocida, un tipo sangriento que exterminó pueblos originarios que habitaban pacíficamente por sus propias tierras. Otros, un poquito más ilustrados –quizá leyeron el reverso del billete de cien pesos– lo llaman «facho» y «milico». El uniforme debe haber ayudado a la definición. Algunos más colocan a Roca y a toda la generación del 80 bajo el rótulo «oligarquía». Y lo dejan ahí. Como si la palabra fuera autosuficiente. Como si la construcción de lo que hoy llamamos historia no fuera la sucesión de hechos concatenados en un contexto político determinado, en una coyuntura internacional específica y donde influyen factores socioculturales. Lo que no pueden explicar es por qué Juan Domingo Perón le puso esos nombres tan cipayos al símbolo nacionalista por excelencia: el ferrocarril.
Cris se pregunta para quién trabajar y cuál es el objetivo de un gobierno. Y lo hace en el mismo acto en el que pretende borrar de la historia a Julio Argentino Roca, uno de los contados militares argentinos que llegaron a ejercer la Presidencia sin dar un golpe de Estado. Y resulta ser que Julio Argentino Roca fue el que definió la nacionalidad, hecho analizado hasta por Arturo Jauretche. Porque resulta ser que el General Roca fue el que combatió a la oligarquía porteña –netamente mitrista– por considerarla contraria al concepto de Nación. Porque resulta ser que el expresidente Roca concibió un Estado moderno, laico, independiente de la Iglesia, políticamente liberal y económicamente desarrollista. Y porque resulta ser que Roca pensó un Estado que colocaba al capital a su servicio, garantizó el libre desarrollo de la actividad comercial y empresarial y, al mismo tiempo, llevó a que el Estado se hiciera cargo de lo que no era productivo para ningún inversor. Entre otras cosas, la construcción de ferrocarriles en zonas improductivas.
El progresismo medio bobo, que en vez de buscar el progreso se dedica a juzgar sucesos de hace siglo y medio, lo putea por genocida. Tipos aburridos con apellidos bien europeos, se hacen los boludos cuando el gobierno reprime a los Qom. Pero se irritan cuando hablan de Roca, al que consideran un tipo que bañó de sangre inocente el territorio argentino. Un territorio argentino que no existía hasta el arribo de Roca.
Si entendieran el concepto de contexto histórico, les resultaría fácil asimilar que los mapuches son originarios. Pero de otro lado. Y que así como aniquilaron a los tehuelches, luego se dedicaron a saquear zonas productivas. Chorearon ganado y demás pertrechos que luego vendieron en el naciente país trasandino. En medio, mujer que encontraban, mujer que se llevaban. Si tuvieran un atisbo de comprensión hacia la situación reinante en las Provincias Unidas del Río de la Plata, se darían cuenta de que, más allá de la zanja de Alsina, el país no existía. Tierra vacía y a conquistar. Los mapuches no concebían el concepto de Estado, ni el de territorialidad, ni mucho menos el de derecho.
Si tuvieran un puchito de intención de saber de historia, no andarían por la vida meta putear a un «genocida» que según sus propios camaradas «no tenía las pelotas para ejecutar gente». De hecho, nunca sentenció a muerte a nadie en una época y contexto en el que podía hacerlo. En un contexto en el que se daban situaciones como una invasión a cargo de Cafulcurá que concluyó con 500 cautivos, 300 muertos, el robo de 150 mil cabezas de ganado y la violación de un tratado de paz, el resultado final de lo que definen como masacre y no como conquista, es muy bajo. Es más: podría decirse que Roca les hizo precio a los mapuches y a los chilenos, dado que frenó su avanzada en la cordillera.
La ausencia de coherencia es un factor congénito y un requisito imprescindible a la hora de incorporarse a las filas del progresismo vernáculo. Y así andan: vitorean a peronistas, una ideología a la que el progresista siempre despreció por considerarla fascista.
Si fueran coherentes, ya le habrían entregado sus viviendas a los aborígenes que aún quedan en el país sin haberse integrado a la sociedad civil. Deberían pensarlo. Imaginen un acto humanista, entre lágrimas, en el que entregan la llave del departamentito mal habido, comprado a sabiendas de haber sido construido en tierras usurpadas a los pueblos originarios. Y ahí a volverse a España, al menos hasta que salten los visigodos a reclamarles que se retiren por ser descendientes de galos. O a Italia en lo que tarden los Etruscos en darse cuenta de que son descendientes de esos invasores latinos. Puede ser que por último terminen en el Cuerno de África, comiendo las sobras que encuentran.
Sé que pedir coherencia a un progre es tan al pedo como pedirle a Aníbal Fernández que deje de insultar a todo el mundo. Pero con pedirlo no perdemos nada más que tiempo. Ese «ejército moderno» que Roca utilizó para combatir al indígena fue construído por el mismo Roca. Se lo puede considerar, sin temor a equivocarse, como el auténtico padre del Ejército Nacional. Si hubieran agarrado algún libro de historia que no tuviera la firma Pigna, en vez de putear a Roca le agradecerían por esa escuela pública a la que defienden, a pesar de enviar a sus pibes a colegios privados.
Garantizó la libertad de cultos al promover el registro civil como reemplazo de las partidas eclesiásticas y fue el primero en garantizar la educación laica. Así provocó un cisma dentro de la Iglesia Católica. Sí, estuvimos fuera del catolicismo de manera oficial por más de una década. Si a esos autores que reivindican por ser «padres del pensamiento nacional y popular» los leyeran denserio, no podrían justificar cosas como las siguientes:
«La campaña de Roca, ganando tiempo, ante las urgencias de Sarmiento que lo apremia, ignorante de que el general construye su ejercito sobre la marcha, disciplinándolo y acondicionándolo como un ejército moderno, termina en la batalla de Santa Rosa donde el ejército nacional entierra definitivamente al ejército de facción. Hay ahora en el ejército un sentido elemental de la política nacional que se irá perfilando con la marcha de su conductor. También hay otro estilo que no es el de los degolladores. El general Francisco Vélez refiere cómo el general Roca hizo fusilar, bajo la presión de sus consejeros, a un supuesto espía, que después resultó que era verdaderamente agente de enlace de su amigo Civit. Agrega Vélez: «Es fama que Roca sintió entonces profundo horror y que formó el propósito de no firmar otra pena de muerte, propósito cumplido religiosamente durante su larga actuación en la jefatura del ejército y del Estado.» Esa nueva promoción que tiene a Roca como conductor careció de una teoría nacional de la política y de la economía. Sólo le fueron dados atisbos parciales de la realidad; no así liberarse de las supersticiones ideológicas, pero con todo, su carácter nacional la hizo contrabalancear a los agiotistas y especuladores del puerto de Buenos Aires y posibilitar algún desarrollo industrial. Esta época y la de sus continuadores fue también de enajenación de los ferrocarriles nacionales y de concesiones leoninas al capital privado. Pero cumplió, en cambio, una política ferroviaria de sacrificio a cargo del Estado, que tuvo en cuenta las fronteras y estabilizó el norte argentino y la conexión con Bolivia. Pero lo fundamental es que con Roca vuelve al país el concepto de una política del espacio. Vuelve con un auténtico hombre de armas y vuelve porque ya hay un ejército nacional y la demanda mínima de este, la elemental, es la frontera.»
«Está la frontera con el indio, abandonada desde Caseros, cuando éste vuelve a rebalsar y hasta interviene en nuestras luchas civiles: Mitre ha traído a los indios a La Verde como los llevó a Pavón seguramente para replantear el dilema de civilización y barbarie a favor de la civilización, del mismo modo que Brasil llevó sus esclavos a la lucha por la libertad de los paraguayos. La primera tarea que realiza el ejército nacional es la conquista del desierto. El plan de operaciones repite el de la Confederación, con medios más modernos pero con la misma visión nacional. Lleva implícita la ocupación de la Patagonia –que se realiza– y la definición de la frontera con Chile que obtiene solución favorable y definitiva por la Política Nacional de las fuerzas armadas que representa el fundador del nuevo Ejército Nacional. Ella no hubiera sido posible sin la construcción del mismo, por encima de las facciones y sometimiento al mitrismo; la extensión vuelve a formar parte de la Política Nacional que se irá complementando hacia el norte, con los expedicionarios del desierto que en Chaco y Formosa consolidan, con la ocupación hasta la frontera del Pilcomayo. Toca también al ejército nacional resolver la cuestión Capital que algo aliviará al gobierno argentino de la presión constante del círculo de la oligarquía porteña. Frente a Avellaneda vacilante ante la insolencia de Tejedor y los demás mitristas, Roca expresa la posición firme de lo nacional y la decisión del Ejército Nacional de no aceptar más retaceos a la República. Este es el momento decisivo y es bueno señalar lo que destaca Ramos: al lado de Roca está Hipólito Yrigoyen, jefe del futuro gran movimiento nacional. Durante el período del mitrismo no fue carencia: hubo política antinacional consciente y deliberada, que se sostuvo en la inexistencia del Ejército Nacional, reemplazado por una milicia de facción. Con Roca y la reconstrucción del Ejército Nacional empieza a definirse una Política Nacional, zigzagueante entre la comprensión parcial de los hechos y el adoctrinamiento antinacional de los ideólogos, pero hay por lo menos una Política Nacional, la del Ejército, expresada por su fundador, el general Roca, que tiene una Política Nacional de las fronteras y una política económica a la que falta mucho para ser nacional, pero ya retacea el librecambio impuesto por los vencedores de Caseros en obsequio de los “apóstoles del comercio libre”»
El libro del que extraigo estos párrafos se llama «Ejército y Política». El año es 1958. Y el autor es Arturo Jauretche.
Pero de Jauretche sólo leen lo que les conviene. Y lo bien que hacen. No podrían digerir conceptos de don Arturo como que la izquierda argentina es «antinacional y estúpida». Sin embargo, lo que más molesta no es que estas actitudes las tome un progre, sino que el gobierno que se dice peronista se preste a un manoseo tan dañino de la historia. Quisiera suponer que lo hacen de puro brutos y no adrede. Pero me genera sospechas eso de forrear y ningunear a uno de los militares y políticos a los que Perón más admiraba.
Porque Perón no era peronista, era nacionalista. Peronistas eran los que lo seguían al general. Y Perón, como militar y político nacionalista, no sólo admiró a esos hombres que forjaron lo que hoy conocemos como país, sino que los reivindicó al colocarlos en billetes. Hasta bautizó a los símbolos de su gobierno con aquellos apellidos. Para él, los pilares de lo que hoy llamamos Nación Argentina, fueron cinco políticos, cinco generales al igual que él. Narcisismo de por medio, en honor a ellos nombró a los ferrocarriles y hasta lo dejó expreso en los considerandos del Decreto 20.024/1948:
«Es un deber del gobierno mantener vivo en el pueblo el culto a la memoria de los forjadores de la nacionalidad, como tributo de gratitud a sus patrióticos afanes y para fortalecer los sentimientos de solidaridad con nuestro pasado.»
El evitismo es un manotazo de ahogado para quienes no pueden explicar nada. Es una técnica de boludeo que se acarrea desde los tempranos años setenta. La figura de una mujer fallecida a los 33 años, bella y sin formación política, era compradora para los pibes. Evita no envejeció, Evita murió joven y dejó un cadáver bello. Evita fue nuestra primera rockstar. El evitismo es el recurso al que apelan quienes se disfrazaban de peronistas, los que de Perón sólo reivindican haber dado espacio para que Evita desarrollara su labor social y cada tanto citan alguna frase que les resulta simpática.
En una época en la que la mujer no tenía ni acceso al voto, suponer que Eva podría haber hecho todo lo que hizo sin el General a su lado, es de una mentalidad más pelotuda que inocente. El evitismo surgido en las agrupaciones peronistas de izquierda se dio en la medida de un factor básico e imprescindible: Eva estaba muerta y no podía opinar. Con esta gran ventaja a su favor, «si Evita viviera sería montonera» y habría intervenido para que el General aceptara el camino hacia la Patria Socialista.
El evitismo resulta cómodo, mucho más cómodo. Primero, porque Evita pasó a la inmortalidad a las 20.25 hs. de un día como hoy de hace 60 años. No pudo presenciar cómo, años después, su marido mandaba a tomar la leche a la muchachada que lo tildaba de gorila. Qué cosa esa de llamar gorila al que piensa distinto que no se salvó ni Perón.
Y en segundo lugar, porque de este modo pueden seguir en el bondi del peronismo sin sentir que desentonan. Después de todo, Eva también se apellidaba Perón.
Hoy, a seis décadas del fallecimiento de Eva, el gobierno la vuelve a exponer a la controversia. La utiliza como caballito de batalla para provocar y abre la puerta a que todos los que comulgan con otra ideología se hagan la fiesta. Mientras, borran al tipo que materializó ese concepto de Nación que todavía conservamos.
Hay que ponerle garra para hacer tanto con tan poco esfuerzo.
Giovedì. Si Evita viviera, Isabelita seguiría soltera.

 

Nicolás Lucca

 

 

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512 respuestas

  1. RDP:

    Un saludo desde Karlsruhe, Alemania.
    Muy buena tu nota. Se puede disentir, pero al fin alguien tiene los huevos de escribirlo.
    A los progres les duele.
    Tanto como el hecho que Perón era
    TENIENTE GENERAL.
    En fin, no sigo, sino segun marcelo: Vive en Alemania –> Habla de Milicos -> Es miembro de las Waffen SS –> etc etc.

  2. Argentos, he entrado desde Chile a ver los comentarios que escriben cada tanto acerca de su realidad. La mejor manera de concoer al vecino es cada tanto visitar su sueo y acceder a la información referida a sus temas. Y con respecto a la acusación que hacen contra los mapuches de genocidio les diré que ustedes dan asco por embusteros. Por empezar que existen testimonios de que habían tribus tehuelches en el norte de la Patagonia oriental. En un programa argentino de un canal, creo se llama TN, «En el camino» sale un homenaje que se le hace a una tribu tehuelche que fue dominada por Roca. ¿Cómo si los tehuelches fueron exterminados por los mapuches aparecen citadas unas cuantas tribus como opuestas a Roca? Si bien hubo enfrentamientos entre mapuches y tehuelches estos últimos fueron más bien absorbidos por los primeros, no exterminados.

    Y con respecto a la jurisdicción de la Patagonia oriental les tiro los sigueintes datitos para que se atrevan a corroborarlos. Primero, mapa oficial de la corona de España de Alejandro Malaspina de 1792. Malaspina, marino italiano al servicio de España, realizó con dos corbetas bajo su mando una gran expedición científica que fue considerada el hito científico más importante del s.XVIII para España. Los otros mapas son el de Juan de Lángara, oficial de la armada española de 1798 y el de Felipe Bauzá de 1813, este último compañero de Malaspina en su recordada expedición y notable mallorquín quien es recordado como uno de los más importantes cartógrafos españoles. Todos estos casos seguían el criterio oficial de demarcación que la corona española había delineado en sus dominios. DELIMITACIÓN OFICIAL DE LOS DOMINIOS ESPAÑOLES EN SUDAMÉRICA. Vean esos mapas para que se les caiga la trompa de susto, ratas inmundas.

  3. Olegario, sus reflexiones me parecen excelentes y muy claras.
    Por otra parte, es muy irrisorio que hablen del pacto Roca-Runciman y no se pongan ni colorados de bancar a una banda entreguista para con la Barrick, la British Petroleum and Gas, etc. ¡Hasta la tarjeta SUBE les entregaron!.
    De todos modos, si creen que sacando a Roca de los billetes lo van a borrar de un plumazo, demuestran que no sólo no han aprendido nada de la historia, que ni siquiera la conocen.

  4. Me cago en el oligarca que se apropió del sur, lo repartió entre él y sus amigotes, y redujo a la esclavitud de los planes y subsidios berretas.
    Ah, era de Roca que hablaban?, Ah, no, yo pensé que hablaban del néstor!!!
    Al ignorante que definió gonalgia como dolor de huevos qué se le puede decir…Una muestra más de burrada. Creen que las palabras son lo que ellos piensan, y no lo que son en realidad.

  5. Nico, con todo respeto y apesar que no es mi estilo, andate a la renegrida concha de tu madre. Soy ex alumno del CNBA y me tragué 6(seis) años de latin…

    Andá al carajo. Y tenés un estilo muy similar al de otros puteadores del blog.

  6. Nicolas..mirás a la Patagonia, del Rio negro para abajo, con la mirada de hoy. A finales del 1800 era inospito…solitario..no habia recursos explotables, porque no habia esa tecnologia. Obviamente cambió.
    Pero dar una mirada desde el ahora es, minimo, simplista e infantil.

    Ana Paula no es ninguna tarada por decirte como era por entonces nuestro territorio…vos realmente pensas que el 25 de mayo fue la gran revolución ? Por eso en el 16 tuvimos que declararnos independientes ? Loco no ?

    Menos revisionismo y mas libros….

  7. «Ana Paula»:
    ¿Sos tarada?
    Yo siempre leí Anteojito. El mismo Ejército afirma haber nacido en «mayo de 1810, junto a la patria». Si caemos en tecnicismos, hoy mismo el Ejército puede estar dividido en dos, pro gobierno y anti y sin embargo sigue siendo el Ejército Argentino.
    Lo referente a las tierras que propones, me hace pensar algo, Mauricio Braun y su «La Anónima» ¿también eran unos verdaderos tarados? Me parece que no. Habría que preguntárselo a sus herederos que todavía explotan sus terrenos y a sus peones en una Patagonia sin valor.

    «El Vigía»:
    Te estaba forreando.

    «Olegario»:
    http://desmotivaciones.es/demots/201012/troll_152.jpg

    «Un opositor»:
    Dejá de googlear términos y corregirme en base a lo que Wikipedia te dice.

  8. A ver si lo entendí: la Argentina es como un partido de fobal, lo barras y la concha de tu madre. Los gritos de los monos fanatizados con la camiseta. Blanco y negro. Enemigo y amigo. Te amo, te odio. Shoomos todos gomías y a lo sotros los cagamo a conchazo.
    Por hijoeputas. Trepate al alambrado Pepe y hechales un gargajo. Racin canpión!!!! La vieja se les vajava la chabomva a los del otro equipo. Grande la vieja! que le miraran la zanja los cagones denfrente.
    Sho mando la mano de obra encanutada para que chishe por lo político. ki agan algo por el proshecto. Cuando pienso en la vieja y el ejemplo que nos dea, la amiro. Una vieja con los pelo en el pecho, una mujer de la barra, un egenplo para la curtura.

  9. No te preocupes sandra, mañana aparece con otro nombre.

    No será muy dificil identificarlo, va a repetir las mismas pelotudeces que siempre. El «manual de estilo» se les agota rápido

  10. Cielos! Al pobre comegatos rosarino con osde le cortaron el curro! Prepárense a verlo mangueando en la puerta de las iglesias, el pobre es incapaz de sobrevivir sin su plancito. Aunque voy a extrañar esa demostración continua de ignorancia, soberbia, insensibilidad y mala educación.
    Gracias, amigos, por espantar a ese engendro.
    Unidos podemos!

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