Inicio » Relato del presente » El «momento Massa» for dummies
Hace un tiempo, en España, vivió un hombre de muy poca preparación pero con todas las luces puestas en la manipulación. El tipo quiso ser sacerdote pero fue rechazado. Para él, el problema no era él mismo, sino la institución. Toda la Iglesia Católica estaba equivocada menos él.
Un buen día, mientras trabajaba como vendedor de seguros, leyó en el diario que un grupo de personas decía recibir mensajes de la Virgen María y del propio Jesús en medio de un páramo. Él se presentó y comenzó a tener visiones, estigmas y la verdad revelada. Fan del generalísimo Francisco Franco, estaba en contra del comunismo al igual que el Vaticano, pero también odiaba a la Santa Sede por lo que representaba para él: el rechazo.
Obviamente, como hay categorías de anticomunistas, el fascista cree que todos los demás son marxistas. Para el buen Clemente Domínguez, tal su nombre, desde el Papa para abajo, todos eran comunistas solo por haber llevado a cabo el Concilio II que modernizó y secularizó la forma de dar misa. Al no conseguir que le presten atención a su incipiente movimiento, don Clemente tomó una decisión trascendental: hacer trampa del todo.
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Sergio Tomás Massa estuvo en el gobierno de Néstor Kirchner y luego en el de su esposa. Más tarde prometió barrer con los ñoquis de La Cámpora y acabar con el kirchnerismo. Después se hizo amigo de Máximo y logró lagrimear al hablar de su acercamiento a Cristina. ¿A cuál creerle? ¿Acaso nuestro vendedor de seguros devenido en presidenciable tuvo una revelación divina? ¿Comenzó a escuchar voces que le decían “estás muerto políticamente, man”?
No tuvo estigmas porque a su grupo de consulta le pareció exagerado, aunque no descartaron hacerlo girar por Whatsapp cuando el dólar se fue a la estratósfera. Sin embargo, prefirieron hablar de “el momento Massa” y vincularlo a alguna especie de fenómeno. Podríamos hablar del milagro de haber duplicado la cotización del dólar mientras le da la cara para brindar una charla ante los productores agropecuarios sobre el futuro de la economía argentina.
Básicamente, el “momento Massa” es la versión 2023 del “efecto Massa”, cuando la economía se resolvió solo porque se anunció que el abogado recién recibido se haría cargo de los destinos económicos del único país con una inflación superior al 50% que no se encuentra en guerra, con un Estado fallido, en dictadura o con golpes de Estado. El único. Un premio tan grosso que agradecemos con una inflación de más del doble del que nos sigue, para que no queden dudas de que somos los más mejores. Efecto Massa, músculo político, volumen político. Googleen cualquiera de esas frases y tendrán cientos de resultados en cientos de medios.
El momento Massa se traduce en ponerle más garra al envío de gacetillas y a pagar los planes de internet de los celulares con los que revientan a Whatsapp y Telegram los teléfonos de los periodistas. Primicias que aún no entiendo cómo compran. Tengo la teoría de que Sergio Massa se mira en el espejo y comienza a moverse para comprobar si es él mismo o también logró engañarlo.
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Como quien busca hasta encontrar, Clemente Domínguez consiguió un arzobispo de verdad, uno católico: el hermano del presidente depuesto de Vietnam del Sur. Su Eminencia había viajado al Vaticano para pedir una acción más enérgica que impidiera la ejecución de su hermano, pero no pudo evitarlo. Resentido, era la carne de cañón que Domínguez necesitaba. Don Clemente quería ser cura, fue ordenado cura. Cinco días después, fue consagrado Obispo.
Sí, para ser cura hay que estudiar muchos años en un seminario y cumplir con una serie de requisitos. Ni que hablar para ser Obispo. Pero una vez ordenado y consagrado, don Clemente podía comenzar a ordenar sus propios sacerdotes. ¿Seminario? A donde vamos no necesitamos seminarios, que acá se recibe la palabra de Dios de forma directa. Consagró obispo a su abogado, a un vago francés sin antecedentes laborales y hasta ordenó sacerdote a un adolescente que se acercó a ver si había luz.
Tras un accidente en auto, Domínguez sufrió el estallido de sus dos ojos. ¿Cómo repercutiría eso en su creciente número de fieles? ¿Cómo es que un mensajero de la Virgen y de Jesús, el hombre que los veía en carne y hueso, sufre tamaño evento que cualquier otro creyente consideraría un castigo divino? Fácil: la Virgen le devolverá la vista. Obviamente, para eso le tenían que crecer nuevamente los ojos, pero poco importa. Y hubo quienes le creyeron. Sí, más personas que antes.
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Absolutamente todo lo que circula alrededor de Massa está teñido de mística más que de épica. La épica ya no garpa, pasó de moda inmolarse por un espacio que no convence ni a sus votantes más anquilosados. Bueno, salvo los que cobran por humillarse en público, claro.
El misticismo, en cambio, es imbatible cuando resulta creíble. Sí, es un oxímoron, pero es la base de toda fe: creer en algo más allá de las probabilidades racionales. En el entorno de Massa, la mística está intacta. ¿Cómo no creer si en 2019 era un muerto político y hoy compite nuevamente por la presidencia?
Toda la garra que le colocan al posicionamiento de palabras claves en los buscadores de noticias también la colocan en lograr el desposicionamiento de las noticias negativas. No, no hace falta pagarle a Google. Ya lo vimos con Martín Lousteau, solo que en este caso la técnica es harto conocida: clonar páginas para que los motores se confundan y, ante la duda, bajen las dos. La clonada y la original. Funcionó en mi página, que estoy recontra entrenado en estos menesteres, imaginen en el resto.
Yo, en lugar de ellos, le pondría un poco más de ganas al resto de los problemas. O sea, hacerte el líder del país es, también, hacerte cargo de su desgracia. Hoy tenemos un Presidente que acepta ir a cualquier evento en el que sea invitado. ¿Tenés un cumple este sábado y no sabés cómo divertirte? Llamá a Alberto y decile que es una charla sobre liderazgos en pandemias, o sobre cómo liderar la geopolítica europea desde los jardines de Olivos.
En su lugar pusieron a un ficus regado con ácido que agrede en vez de contestar preguntas y, cuando no le queda otra, miente. Esta semana, la vocera del que no tiene nada para decir, sostuvo que es mentira que 6 de cada 10 chicos se alimentan mal o no se alimentan. Lo dice el Indec, con lo cual le hacemos precio: son datos del primer semestre, antes de la disparada inflacionaria de los últimos 45 días. Agencia de Comunicación los Hijos de Puta, un emprendimiento carísimo para que nos digan que el avión que se estrelló detrás nuestro es, en realidad, un show de fuegos de artificio.
En el ministerio de Trabajo pusieron a una señora que firma paritarias y nada más. Todos los sindicalistas lo aplauden a Sergio, pero el transporte ya pidió una “preparitaria” del 20% para septiembre, cuando todavía faltan dos meses para que venza la paritaria vigente. Se suma al 27% de noviembre de 2022, al 27% de febrero, al 27% de mayo, al 26% agosto, al bono de 100 mil pesos del verano y a un nuevo de 40 mil pesos. Sí, aumentos mensuales. Como los de las compañías de seguros, que además de la inflación, al gobierno le pareció buena idea clavarles un nuevo impuesto del 25%. Pasó desapercibido.
¿A dónde creen que irán esos aumentos de costos? ¿Y el encarecimiento de mantenimiento por la devaluación?
Las remarcaciones de precios en alimentos fue del 13% en promedio. Solo en la primera semana del mes. Anualizado, todos los rubros subieron un 100% por primera vez en 31 años. La inmensa mayoría, arriba del 130%. A eso hay que sumar el traslado a precios de la joda de la devaluación selectiva en la que nadie, absolutamente nadie sabe cuánto sale lo que tiene que pagar. Y todo para que el ministro de Economía diga que tiene “la responsabilidad de derrotar a la inflación”. Definitivamente nos cree imbéciles.
Correte, Sun Tzu y tu Arte de la Guerra. Acá tenemos El Arte del Quilombo. No cualquiera puede hacer tanto bardo. A todos nos puede salir algo mal. Ahora, ponerse creativo para mandarse tantas, pero tantas juntas, es algo que exige demasiado laburo. ¿Quién se va a calentar en poner la lupa en las cosas importantes cuando estamos rodeados de carteles que gritan “Urgente”?
Mientras varios de mis colegas pusieron en todos los portales “el momento Massa” sin darse cuenta de que a todos nos llegó la misma info, nadie, absolutamente nadie se puso a jugar a la curiosidad sobre nada. Yo entiendo que a todos nos come la situación económica y eso hace que no podamos ver más allá del resumen de la tarjeta, pero todavía no ví ninguna nota de esas que solían aparecer cuando un político tomaba demasiada altura.
Quizá el mayor legado que dejaron Néstor y Cristina en la política es una vara demasiado alta en materia de enriquecimiento. Tan, pero tan alta que a todos les parece normal el nivel de vida de un tipo que jamás tuvo actividad en el sector privado y cuyo nivel de ingresos siempre estuvo disponible para comparar la evolución. No lo digo por Massa, puntualmente. ¿No hay seguimiento sobre cómo se maneja la Aduana en esta joda loca en la que todos, absolutamente todos pueden conseguir lo que quieran si saben a quién pedírselo? ¿Cómo viven hoy, cómo vivían hace cinco o diez años? ¿Está todo bien?
Durante 2022 los salarios de todos los funcionarios públicos de la Nación le ganaron a la inflación. Con solo una excepción de un mes –noviembre– todos recibieron aumentos en cada liquidación salarial. Así cualquiera te pide tener paciencia. Los datos de 2023 aún no están disponibles y eso que ya estamos al borde de agosto.
Pero así es el mundo en el que vivimos. En medio del incendio ¿quién se va a fijar si el agua está limpia o no?
Por lo pronto, el momento Massa se reduce a esto, a decir que, nuevamente, está abocado a salvar la economía, curar la inflación, salvar la extinción de los yaguaretés, hallar la cura del cáncer y combatir a los especuladores , siempre y cuando no sean sus amigotes.
Nada nuevo en un tipo que se preparó sólo para el Poder y no para la gestión. Fue titular del Anses con menos de 30 años y sin experiencia. Si se hubiera recibido de abogado en aquel entonces, quizá hubiera comprendido que los juicios ganados por los jubilados debían ser pagados. Ahora es ministro de Economía sin preparación tampoco. Es obvio que vea la Presidencia como posibilidad. Si este país es maravilloso.
Massa te abraza, Massa es gracioso, Massa es simpático y un jodón bárbaro. Massa te cuida, Massa no duerme por la angustia que le genera lo que Massa hace. A Sergio le gusta tomar tu rostro entre sus manos y mirarte fijo a los ojos, mientras te sonríe de coté y te guiña un ojo. Mezcla de malevo y proyecto de estadista a medio terminar, le gusta hacerte saber que es un padre para todos y que está por encima tuyo.
Massa toma nota en las reuniones y quieren que lo fotografíen en acción. En lo único que piensa es en cómo dibujar el problema para su propio beneficio. La solución después se verá, si acá no pasa nada. Como lo puso en su plataforma electoral: “el desafío es pensar una política exterior distinta que nos permita relacionarnos con todos los países y responder algunas preguntas, como qué vamos a hacer con el Fondo”. O sea: su propuesta son interrogantes. Votame que vamos a pensar a ver qué onda todo esto que parece complicado. Y eso fue aprobado por la Justicia Electoral.
Todavía le gusta llamar “abuelos” a los jubilados que tienen quince años más que él. Aún persiste en la Anses la política por él inaugurada: esperar a que los viejos se mueran antes de pagarles los juicios perdidos por las jubilaciones de mierda.
Massa habla de los trabajadores como si alguna vez hubiera tenido que pagar en cuotas un par de pantalones. Y a todos nos pide que tengamos fe, que cuando sea Presidente las cosas cambiarán. No como ahora, que hace y deshace tan a su antojo que ni Máximo se anima a decir una palabra sobre el FMI.
Ahora habla de independencia económica. Si no fuera por el FMI, los gobernadores se abocarían al reparto de dinero como si no hubiera mañana. La independencia económica, como enseñó Néstor, es que nadie nos impida comprar voluntades.
Y así, el momento Massa ha llegado al punto de decir que paga al FMI sin tocar las reservas del Central que, preventivamente, no tiene. Un genio.
Al igual que don Clemente Domínguez, hay un error de base. Porque una cosa es que un grupo de adormecidos mentales crean en todas las boludeces que alguien dice. Pero cuando ése alguien también se las cree, ahí tenemos un serio problema.
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Ah, me olvidaba de cómo terminó el asunto de Domínguez. El Arzobispo católico de la zona decidió tomar cartas en el asunto. Domínguez y todo su séquito fue excomulgado. El catolicismo los calificó de herejes, las leyes los sindicaron como secta. A Domínguez le vino como anillo al dedo: se autoproclamó Papa. Murió en 2005, lo sucedió su abogado en el trono y luego un general del ejército que se mandó a mudar con su novia tras confirmar que todo, absolutamente todo se trató de una farsa.
Para creer también hay que tener ganas.
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Un comentario
Siempre con la palabra justa, felicitaciones Nico