Loca, loca democracia

Loca loca democracia

El Poder Legislativo siempre fue el principal problema de cualquier gobierno en minoría. Los militares tenían el pragmatismo de clausurarlo y pasar a otra cosa. Milei decidió cedérselo a Willy Francos y que sea lo que Dios quiera. Total, hay un paraguas abierto por el propio presidente en campaña, uno enorme y bien rígido que todavía sigue abierto: el que no acompaña será expuesto.

Hace un año, aproximadamente, cuando se le preguntó a Milei cómo haría para llevar a cabo sus políticas de dolarización y clausura del Banco Central, cualquiera hubiera esperado que contestara con cuestiones constitucionales, doctrinas, jurisprudencia o algo que pueda explicar cómo hacer algo que la Constitución impide. Milei se limitó a decir que, si los legisladores fueran a votar en contra de sus medidas, él tan sólo los expondría ante la sociedad. El paraguas sigue abierto y es un factor de presión hasta para los legisladores más serios, que los hay.

Al Presidente, contrariamente a lo que uno pudiera esperar, mucho no le calienta: si le va mal, la culpa será del Congreso como encarnación de la casta. Y eso ya ha calado en un buen sector, lo cual lleva a pensar mil cuestiones más.

Partamos de una base: ¿Cuál es nuestra forma de gobierno? Si responden “democracia” se quedaron cortísimos. Somos una república federal representativa. La democracia es nuestra forma de elegir a nuestros representantes.

Cristina hablaba de la democracia como un ente mágico. Era su palabra para justificar lo injustificable. Cuando intentó que los consejeros de la Magistratura fueran votados por esta sociedad que no recuerda quién es el séptimo diputado de la lista que colocó voluntariamente en la urna en las últimas elecciones, no lo llamó “destrucción de la Justicia”; prefirió “democratización”. Cuando le quitó los derechos de transmisión del fútbol profesional al sector privado, no dijo “ahora tenemos una nueva forma de transmitir propaganda”. Habló de democratización del fútbol.

Milei y varios de sus legisladores, entre beboteos para selfies y otras gansadas, sostienen que los diputados deben votar lo que votó el pueblo en diciembre. ¿Qué votó el pueblo en diciembre? ¿Comprenden el sistema de los porcentajes? ¿Y lo que votó el pueblo en octubre, cuando se conformaron las cámaras legislativas? ¿Y el “pueblo”? ¿Cómo es que ese mismo pueblo que votó determinadas listas luego diga que esos diputados deben acatar al Presidente?

Por brutos, por conveniencia, porque ahora les gusta más. Tache lo que no corresponda según su escala de valores.

Hace ya mucho tiempo que hablo de algo que me desvela: cuántos creemos en el sistema democrático. Aún soy un consuetudinario optimista en un futuro incierto a pesar de mis discapacidades emocionales y de todo lo que he visto fuera de mi burbuja.

Cada vez que alguien se asusta o se sorprende por algún número vinculado a una cuestión de marginalidad me pregunto qué esperaban. O qué pasaría si vieran en tiempo real cada una de las 1.100 villas que existen sólo en el área comprendida por la Opulenta Ciudad de Buenos Aires y su enorme conurbano. Supongo que saben que esas personas votan. Doy por sentado que lo saben por cómo los putean y culpan cada vez que el candidato peronista de turno gana en la provincia. Y me pregunto qué es lo que no pueden ver o entender: en 2015, cuando ganó Vidal, fue un triunfo del PRO; cuando en el 2019 la Matrix se corrigió y volvió a gobernar el peronismo, fue culpa de la gente que prefiere cagar en un balde.

Desconfío de la honestidad o la inteligencia de quien confía en que existe un político que haga las cosas sin pensar sólo en si le conviene o no. No existió nunca, ni jamás lo hará por un principio explicado por el filósofo Joey Tribbiani: si te hace bien, ganaste algo. No existe altruismo en la función pública. Si lo hacés para que no te rajen o para no terminar preso, es interés. Si lo hacés para crecer políticamente, es interés. Y si lo hacés solo por tus convicciones, es un interés aún más egoísta. Encomiable, pero el más egoísta de todos. Y no está mal, después de todo, el motor del progreso de la humanidad es el egoísmo. Nadie da lo mejor de sí a cambio de nada.

El Presidente hace lo que le gusta hacer y hoy le conviene hacerlo. Cuando ya no conviene, algunos dan un paso al costado, otros modifican sus principios por otros más flexibles. Yo creí que, en su inflexibilidad, Milei sería un dolor de cabeza para varios. Porque pensé que le gustaba ser un dolor de cabeza, porque le creí a sus asesores cuando me dijeron que no le importa nada lo que digan de él y que, si las cosas salen mal, se va a su casa sin calentarse porque no es político.

Ahí está, a la espera de conocer a un ser que realmente merece el mote de Comunista: el presidente del Partido Comunista Chino, el heredero de Mao Tse Dong, el dictador de la dictadura genocida china, que es una dictadura comandada por un dictador. Uno comunista.

Pero volvamos al Cono Sur. ¿Cómo se sostiene un sistema en el que 3 de cada 10 no votan ni obligados y, del resto, la mayoría no sabe ni qué vota? ¿Cómo se mejoran las cosas con cada vez peores condiciones de educación?

Hace unas semanas, mientras buscaba un libro que no veía hace mucho, encontré otro titulado “Literatura española: El texto como fuente de goce y apertura” de Alicia Montes de Faisal. Es un libro intenso, lleno de textos de todas las épocas y análisis de autores españoles por parte de otros escritores entre los que se encuentran Jorge Luis Borges. Por cada autor de cada período, incluye una descripción del contexto histórico político, social y económico en el que se desenvolvieron. Está lleno de subrayados y anotaciones en lápiz. Y yo nunca cursé Letras. Es el libro que tuve que estudiar para aprobar Literatura en 4to año en la Secundaria. Hoy lo veo y me parece de extraterrestres. Si eso veía en Literatura ¿se imaginan lo que tuve que quemarme los ojos para aprobar Instrucción Cívica, Derecho e Historia? ¿Saben que esos eran los contenidos de un Comercial y no de un bachillerato?

Y yo tuve el privilegio de una buena educación. ¿Qué quedó para el resto de mi generación? Sé, porque he averiguado, que los chicos de 4to de ese mismo colegio no ven esos contenidos ni aunque amenacen al establecimiento con la caída de un meteorito. En la era de la inmediatez y la falta de paciencia, el mundo comienza hoy ¿para qué saber qué hicieron los que estuvieron antes que nosotros? Después nos quejamos como vieja en matiné de que los chicos creen que el mundo nació con ellos, que nada les interesa porque “pasó antes de que yo naciera”.

Y es un criterio que yo no comparto. Mis mayores discusiones con los especialistas en cultura es que hace mucho tiempo que no veía un aluvión de tantos músicos sub 25 con ganas de sonidos analógicos: guitarras, bajos, baterías. Si no los quieren ver ni oír, no podemos hacer mucho. Pero ahí están y llenan estadios. Culpar a los chicos por el cansancio de los adultos es más fácil. Y eso que nosotros, los adultos, no tenemos mucho qué decir.

La Universidad de Northwestern convalidó con su propio estudio otros previos: la curva de James Flynn se está invirtiendo. Esta curva determinaba que la inteligencia promedio global aumentaba en un 2 a 3% cada diez años. No se estancó, sino que comenzó a bajar. La incapacidad de resoluciones mínimas de ecuaciones matemáticas y la podredumbre del lenguaje van a la cabeza de los ejemplos. Y todos podemos advertir qué subsigue cuando no comprendemos el lenguaje: no entendemos nada.

Repasaba el libro mencionado y me di cuenta que hoy es de eruditos hablar de subjuntivos, formas compuestas del futuro, participio pasado y demás cosas. El argentino promedio utiliza 300 palabras por día. Un argentino culto, puede ser que haga lugar a 500 vocablos, todo para que digan que habla “difícil”. La Academia Argentina de las Letras confirmó en 2008 que los jóvenes de entonces dominaban menos de 200 palabras para sus comunicaciones diarias. Mi generación. Pre era del Whatsapp. Obviamente, hablamos de promedios. Y de escolarizados.

Dominar menos palabras, y desconocer las bondades de la conjugación de verbos, impide expresar lo que sentimos de una forma adecuada. No nos pasa a nosotros solos, pasa a nivel global: como nenes, si no podemos hacernos entender, pataleamos, gritamos, agredimos con furia. O nos matamos. Básicamente, hemos reemplazado las ganas de leer y aprender por el uso de mayúsculas e insultos de cancha.

Así, en países como los Estados Unidos, el 70% de su población (potenciales votantes) cree que la Tierra fue creada hace 6 mil años. No estamos tan mal. En la Argentina, si agarramos a un gaucho a la salida de una misa en una capilla perdida en el valle de Calamuchita y le decimos que la Tierra tiene seis mil años, nos manda a la mierda. Podrá creer en la luz mala, en el chupacabras y en que el peronismo cordobés es una filosofía universal, pero tampoco es idiota. Supersticioso, puede ser; idiota, no.

Hace unos días se me cruzó un video hecho por unos adolescentes que joden con un Falcon modelo 77 de color verde con dos amigos encerrados en el baúl. Mucha gente ha hecho y hace chistes iguales o más o menos peores, pero al menos se lo guarda para el ámbito privado. ¿Por qué? Porque sabe que hay otros a los que puede herir de verdad. A estos pibes les pareció copado compartirlo. Todo debe hacerse a la vista, todo debe ser aprobado por la mayor cantidad de gente posible que piense como nosotros. Así nacen cada vez más generaciones que creen que el universo nació con ellos, que todo ocurre por primera vez en la historia porque la viven ellos.

Es el otro extremo del péndulo de una historia pésimamente abordada por los gobiernos pasados. Podrán discutir el número de desaparecidos, pero nadie puede negar que existieron. Podrán discutir el grado de brutalidad de la subversión, pero nadie puede negar el plan adoptado para enfrentarlo. También podrán discutir qué tan grave fue la dictadura, pero nadie puede negar que hubo una dictadura. Y por si les queda algo de romanticismo: 200% de inflación promedio, con picos de 400% entre 1976 y 1983.

No les quiero cagar la vida, pero el año que viene comienzan a votar los chicos nacidos en 2009. Explicarles lo ocurrido en 1976 es tan emocionante como si a mi clase 82 nos hubieran hablado de la presidencia de Marcelino Ortiz. Y nadie sabe quién carajo fue Ortiz. El primer detalle es que vienen a votar en este contexto. Debutan en la vida cívica en un país despatarrado en el piso, una tierra donde los más educados escriben con errores, donde gente con título universitario desconoce públicamente cómo es el proceso de sanción de una ley. Algunos de ellos suman otro agravante: son legisladores.

El segundo detalle es que, por cuestiones demográficas y económicas, la mitad de los nuevos votantes son pobres.

La democracia no es para cualquiera. No funciona así no más. En 2022, un estudio argentino abordó la pregunta que nadie se animaba a encarar: si la democracia había mejorado la vida de los argentinos. El 76% de los encuestados dijo no. Contra todo pronóstico, tras esa respuesta todos dijeron que aún creen que la democracia es el mejor sistema.

A medida que pasan los años, los recuerdos se convierten en historias. Ya murió la inmensa mayoría de los que pueden recordar algo de la Segunda Guerra Mundial. Sus nietos ya somos padres, abuelos o tíos de niños que ya votan o están por hacerlo. Para ellos, no hablamos de lo que vivieron nuestros padres o abuelos: hablamos de historia antigua.

Es difícil que puedan dimensionar vivir en un mundo hostil. Pero si nosotros recordamos lo que queremos de lo que nos contaron ¿qué pretendemos? Muchos de mis recuerdos más bonitos provienen de la década de 1990. Fue la década de mi infancia y adolescencia, es obvio que la recordaré con cariño. Pero como adulto responsable que se hace cargo del niño que ha sido, no se me ocurriría jamás decir que todo fue un cuento de hadas, que no dinamitaron una ciudad para encubrir tráficos ilegales de armas, que no nos volaron una embajada y una asociación mutual israelita en dos atentados que hacen que debamos agradecer el de las Torres Gemelas para no tener la vergüenza de poseer el primer puesto en peores atentados internacionales ocurridos en América.

¿Cuántos estamos dispuestos a sacrificar derechos a cambio de que nos garanticen otros? La respuesta es simple: la inmensa mayoría está dispuesta a perder libertad a cambio de obtener seguridad patrimonial e integridad física. Es así hoy y lo era cuando Von Göethe lo puso en boca de uno de sus personajes: “La raza humana es harto uniforme; la inmensa mayoría emplea casi todo su tiempo en trabajar para vivir y la poca libertad que les queda les asusta tanto que hacen cuanto pueden por perderla”.

La democracia requiere de igualdad de oportunidades y de normas económicas previsibles. Pero también requiere de voluntad. ¿Cómo se hace para sostener la voluntad cuando la democracia sólo nos da dolores de cabeza y duelos? ¿Cómo se hace cuando se instala un discurso que sostiene que “igualdad de oportunidades” es un concepto comunista y no un logro del mayor logro del mundo occidental llamado La Ilustración? ¿Y cómo se hace cuando el contra discurso sostiene que la meritocracia es una injusticia?

Ni siquiera hace falta tener a un señor de uniforme para que nos cague la vida. Singapur es el milagro de la libertad económica que provoca sueños húmedos a más de uno. Singapur es, en los papeles, un país democrático con un sistema parlamentario. Pero, en Singapur, el actual primer ministro es el hijo del que ocupó el cargo durante 31 años y aún sigue en el Poder. No hay oposición libre, no hay libertad de expresión, no hay libertad de reunión y, obviamente, cómo accedió al cargo el primer ministro hace que sospechemos del mérito. Ah, pero el milagro…

El federalismo muere ante la guita fácil del Tesoro Nacional. La república es enterrada con cada expresión de “es lo que el pueblo quiere”. Y la democracia sucumbe ante la ignorancia. No me consuela que una inmensa mayoría diga que, a pesar de todo, es el mejor sistema. Me preocupa cuánto tardará en aparecer alguien que proponga un sistema que nos resulte mejor.

PD: “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”, dijo Ludwig Wittgenstein mientras escribía un ensayo sobre el Scrabble.

PD II: Van 195 días sin que el Presidente cumpla con su promesa de incluir a la Organización Terrorista Hamás dentro del listado de Organizaciones Terroristas.

 

Nicolás Lucca

 

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7 respuestas

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  2. Tu nota de hoy es un verdadero compendio de lo que en mi época se llamaba Educación Democrática. Me maravilla que conserves el libro de Alicia Montes y sobre todo, que vuelvas al texto. El gusto de leerte Nico, le sigo pasando tus columnas a uno de mis hijos el q vive en Praga, a ver si no nos peleamos tanto.

  3. BIEN por Gerardo, Laura e Irma. Sólidos, claros y precisos en sus comentarios
    El mío aporta poco, pero lo hago igual sin saber a quién le puede servir, total estamos en esta loca, loca Historia Argentina del mundo mundial.
    Soy un clase ’53 -siglo 20 obviamente- y me animo a escribir ésto: perdí la cuenta de cuántos vocablos domino y lo maravilloso es que no sé cuántos desconozco. La noche del sábado ya está conmigo y no sé si lograré «conciliar» el descanso con tamaña duda. Parafraseando al estupendo «Tano» (no recuerdo el apellido) que conocimos en El Periódico de Catalunya en 1995-1996 : «Mañana, más…»
    Más palabras que aprenderé, relectura de este Relato para quizás (y no capaz) un comentario sesudo adicional y ojalá que me «aparezca» el Apellido y Nombre del inefable Tano así lo homenajeo con una adenda en este mismo lugar para quien quiera saberlo.
    Gracias a vos, Nicolás.
    Y a los otros 3 comentaristas mencionados que leí y ayudan a entender y ‘coso’.
    Ya van 196 días.
    Chau pinela.

    Pd: intentar el dominio del lenguaje no es obstáculo para nada (bueno o no), pero es un principio de formación para la comunicación.

  4. Al hablar de democracia es necesario reflexionar respecto a nuestros «representantes». Ellos son el resultado de listas sabanas armadas a dedo sin ningún tipo de participación ciudadana. Esto no es falla del sistema democrático es irresponsabilidad de nuestra dirigencia ambiciosa de mantener su meritocracia.
    Por otra parte en nuestra forma de gobierno, en el cual los poderes legislativo, ejecutivo y judicial son órganos de gobierno distintos, autónomos e independientes entre sí, las acciones o inacciones que ellos provocan dan como resultado el estado de la sociedad en que vivimos.
    El Poder Judicial ha jugado un rol importante para llegar a esta decadencia compartiendo responsabilidades con los otros poderes desde el advenimiento de la democracia y mas aun durante la dictadura militar
    Creo que la democracia se debe profundizar en todas las organizaciones. Partidos politicos, gremios, empresariales, etc. como forma participativa de una sociedad que tiene necesidad de expresarse y ser escuchada

  5. Empecé a escribir esto movida por el desacuerdo con la parte de “nadie da lo mejor de sí a cambio de nada”. Con esa manifestación se elimina la posibilidad de que exista un acto altruista, pues en la medida que me haga sentir bien, el acto en definitiva fue motivado por egoísmo . Esa postura tan lacaniana no deja lugar a la virtud. A pesar de que la raza humana me decepciona a diario, confío en que la esencia, es buena.
    Todos los temas que fuiste tocando tienen que ver con la virtud y la voluntad de accionar virtuosamente (y yo agregaría con la falta constancia que es signo de estos tiempos)
    Si saco la virtud de la ecuación, para que me voy a calentar en ir a votar o a conocer al número 10 de la lista, si esos “representantes” una vez que llegan a la banca, cambian de partido o de oficina y me dejan un suplente cuyo nombre ignoro.
    Para qué sirve el esfuerzo de aprender y recordar 500 palabras, el uso correcto del subjuntivo y las preposiciones, si con 200 palabras y un surtido de emojis puedo operar a diario?
    Qué puede pasar si hoy me dan un diploma de secundaria y sé menos que un pibe de 11 años de tres décadas atrás, no entiendo lo que leo y escribo como protohumano? Nada, bienvenido a la universidad pública y gratuita.
    Cuál es la utilidad de saber cómo se elabora una ley que, muy probablemente, no me aporte valor o apenas sancionada ya atrase 10 años, si no importa lo que haga, lo que estudie o a quien vote, mi proyecto de vida será afectado por las acciones de un puñado de advenedizos más o menos carismáticos y, paralelamente, qué problema hay si como legislador no elaboro proyectos que faciliten la vida a mis votantes o voto como se me pega la gana y no de acuerdo con los postulados del partido que me regaló la beca legislativa, si nadie me va echar? Y aún cuando alguien me expusiera como inútil o terrorista legislativo, qué drama hay si nadie se va a acordar de mi defecto el mes que viene cuando Lionel traiga otra copa?
    Me quedo sin argumentos para la discusión sobre un tema en particular? Cancelo a la otra parte y aquí no ha pasado nada, señores! Si tengo suerte de tener muchos simpatizantes virtuales, encima, en menos que canta un gallo el otro ya está para la hoguera pública. Para qué voy a cuidar mis palabras?
    Las respuestas a esos interrogantes tienen que ver siempre con la virtud: “porque es bueno” “porque es para lo que te eligieron” “porque es una regla elemental de respeto” “porque es lo que corresponde” “porque es tu deber” etc
    Y como la acción virtuosa es condenadamente difícil, también requiere mucha voluntad (tal como apuntabas en cuanto a la democracia)
    Cómo se sostiene la virtud en un mundo que está pata para arriba? Cómo ponerse a hablar de virtud cuando hay tantos cuya principal preocupación es como van a hacer para comer ese dìa y el resto pasa la jornada enamorado de su celular?
    La verdad es que a veces que no sé. Y ahí es cuando dejo de ser romántica y quiero que suelten al Kraken y al diablo con todo.

    PS. Más que el voto, me preocupa que en unos años más la clase 2009 esté bisturí en mano y yo con anestesia.

    1. Excelente y complementario al artículo de Nicolás tu comentario. A mí también me tocó la parte del egoísmo pero no encontraba esa genial explicación sobre la mirada extremadamente lacaniana y la virtud. Dicho esto, como en este artículo, habitualmente disfruto mucho de algo bien pensado y bien escrito. Gracias a ambos.

  6. Profundizá en esto. Yo tengo 75 soy mujer y lo viví estando en 1ero de Facu Estatal
    Es el otro extremo del péndulo de una historia pésimamente abordada por los gobiernos pasados. Podrán discutir el número de desaparecidos, pero nadie puede negar que existieron. Podrán discutir el grado de brutalidad de la subversión, pero nadie puede negar el plan adoptado para enfrentarlo. También podrán discutir qué tan grave fue la dictadura, pero nadie puede negar que hubo una dictadura. Y por si les queda algo de romanticismo: 200% de inflación promedio, con picos de 400% entre 1976 y 1983.

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